Dave Bautista (Washington, 1955) no quiere ser encasillado como héroe de acción. Ha contado con la confianza de cineastas que ven potencial para que interprete otra clase de roles: Rian Johnson apostó por él como uno de los personajes adinerados de Glass Onion: Un misterio de Knives out (2022) y M. Night Shyamalan lo eligió como uno de los protagonistas de su thriller Llaman a la puerta (2023).
Aunque interpretaba a un agente de la CIA, la comedia de acción Grandes espías (2020) lo puso en un marco donde el vínculo entre su personaje y una niña llamada Sophie era más importante que las secuencias trepidantes. En Grandes espías: Misión Italia, la secuela recién estrenada en la plataforma Prime Video, retoma su personaje y se reencuentra con Chloe Coleman, la joven actriz con la que coincidió por primera vez hace cuatro años.
La aventura se traslada a Europa porque el coro de la escuela de Sophie es seleccionado para una gira por Italia que termina con una presentación para el Papa en el Vaticano. El viaje supone visitas a Roma, Venecia y Florencia, pero pronto J.J. y Sophie descubren que están en medio de un complot terrorista que podría destruir el mundo.
Dirigida nuevamente por Pete Segal, la cinta permite confirmar que Bautista se siente a gusto en la comedia, sobre todo si está bien rodeado por nombres como Ken Jeong, Anna Faris y Craig Robinson. Un filme sobre el que conversa con Culto a través de videollamada.
-Ha tenido la oportunidad de interpretar a sus personajes en más de una ocasión en Guardianes de la Galaxia, Dune y ahora en Grandes espías. ¿Qué es lo más atractivo de esa posibilidad?
Creo que el lujo de repetir un papel consiste en que ya te sientes cómodo. Ya tienes una idea clara de quién es el personaje. Por lo tanto, es más fácil construirlo y empezar desde cero. Una vez que sabes quién es el personaje, lo exploras más. Pero empezar con el personaje totalmente desde cero y tratar de descubrir quién es normalmente para mí es algo difícil.
-Antes de Grandes espías nunca había trabajado con una niña actriz. ¿Cómo describiría esa experiencia?
He escuchado un dicho entre los actores: no trabajes con niños, no trabajes con animales. Yo he hecho ambas cosas y solo he tenido grandes experiencias. Respecto a la búsqueda original de nuestra Sophie, fuimos a audiciones de actrices jóvenes, elegimos a muy pocas, creo que eran tres o cuatro máximo. Chloe (Coleman) era una de ellas. Chloe, en su audición, fue con la que más me conecté. Luevo tuvimos lecturas de química, y ella es con la que conecté inmediatamente. Sabíamos antes de que saliera de la sala que ella iba a ser Sophie. Así que siempre fue algo muy orgánico.
“Y lo digo en broma, pero también muy en serio: ¡ella realmente me ayuda! Es muy raro decir esto, porque todavía es muy joven, pero incluso cuando era una niña, ella no me juzgaba. Todavía soy un actor muy cohibido. Cuando estábamos en una audición juntos, le dije: probablemente voy a olvidar mis líneas, así que tú vas a ser responsable . Y ella dijo: ¡entiendo! Siempre conectamos”.
-¿Qué es lo más desafiante de ser el protagonista y el productor de una película?
Es algo muy natural para mí. Normalmente soy una persona muy paternal. Soy muy cariñoso. Me gusta pensar que soy una persona que entrega al resto. Y quiero que todos se sientan cómodos, porque sé lo que es sentirse incómodo y sé lo que es sentirse no bienvenido. Nunca quiero que ese sea el tono. Entonces, cuando tengo la oportunidad de ser el protagonista de un filme, inmediatamente trato de dar ese tono. Se trata de la camaradería, pero también de establecer el tono, de establecer una emoción en el set de filmación. Creo que eso es muy importante. No debería sentirse como que vas a trabajar. Debería sentirse como una atmósfera sin presión. Y creo que eso es lo que logran el elenco y el equipo. No creo en la separación entre el elenco y el equipo. Por eso, siempre siento que debería haber un ambiente o una sensación de familia.
“Para mí el corazón del cine es la narración. A eso me dedico como productor. Eso es lo que más me importa. No quiero hacer una película solo para venderla, solo para ganar un dólar o solo para recibir un sueldo. La gente puede involucrarse emocionalmente en cada proyecto que hago, porque me apasiona contar historias. Siempre me ha apasionado contar historias. Vuelvo a las películas que me inspiraron cuando era niño y lo mágico que era ir al cine, porque necesitaba inspiración. Por eso me encanta hacer esto”.