Octavio Paz y Pablo Neruda: amor y odio entre Nobeles
Pablo Neruda era 13 años mayor que el mexicano Octavio Paz, pero eso no impidió que ambos fraguaran una amistad que resistiría las diferencias literarias y también políticas.
Los escritores se conocieron en París, durante la guerra civil española. El chileno había invitado a Octavio Paz al Segundo Congreso de Escritores antifascistas, a realizarse entre el 4 y 17 de julio en las ciudades de Valencia, Madrid, Barcelona y París.
Si bien no se conocían en persona, dos meses antes Paz le había enviado a Neruda su primer y único libro publicado hasta el momento, titulado Luna silvestre (1933). A pesar de que no le dio su opinión del texto, Neruda sí fue uno de sus primeros lectores. En Confieso que he vivido (1983), escribió: “(Paz) Había publicado un solo libro que yo había recibido hace dos meses y que me pareció contener un germen verdadero. Entonces nadie lo conocía”.
La invitación al encuentro literario en Europa provocó el primer acercamiento, que ambos escritores registraron en sus textos. “Cuando iba saliendo del tren un hombre alto corrió hacia mí gritando ‘Octavio Paz, Octavio Paz’ —contó el mexicano en una entrevista—. Era Neruda. Y luego dijo: ‘¡Oh eres muy joven!’, y me abrazó. Él me consiguió un hotel, y nos convertimos en grandes amigos. Fue uno de los primeros en hacer caso de mi poesía y leerla comprensivamente”, dijo Paz en una entrevista con Alfred Macadam, disponible en el libro Latin American writers at work. The Paris review (2003).
“Entre noruegos, italianos, argentinos, llegó de México el poeta Octavio Paz, después de mil aventuras de viaje. En cierto modo me sentía orgulloso de haberlo traído”, escribió Neruda en sus memorias.
No obstante, con el paso de los años, la relación se volvió distante. ¿La razón? La política. Mientras Pablo Neruda se volvía más cercano a la Unión Soviética y a la figura de Stalin, Octavio Paz se desencantaba de las ideas de la U.R.S.S. Las diferencias ideológicas los separaron durante casi 20 años.
“Neruda se volvió más y más estalinista, mientras que yo estaba cada vez menos encantado con Stalin. Al final, peleamos, casi físicamente, y dejamos de hablarnos. Él escribió algunas cosas terribles sobre mí, incluido un desagradable poema. Yo escribí algunas cosas desagradables sobre él. Y eso fue todo”, declaró Octavio Paz en la mencionada entrevista.
En cuanto a diferencias literarias, se dice que Pablo Neruda se habría enfadado con Octavio Paz a raíz de Laurel, una antología de poesía moderna en lengua española que hizo el mexicano. Según se rumoreaba, Neruda se habría molestado por la exclusión de Miguel Hernández, poeta español, amigo del chileno, que falleció durante la guerra civil española.
“La amistad se llenó de recelo. A causa de ello Paz y Neruda estuvieron a punto de llegar a los golpes cuando en una cena Neruda se deshizo en insultos contra Paz y los autores de Laurel”, escribe el autor Fernando Vizcaíno en Biografía política de Octavio Paz (1993). Asimismo, Vizcaíno hace mención a un discurso de Neruda brindado en 1943, donde el poeta oriundo de Parral dijo que la poesía en México carecía de moral cívica.
En respuesta, Octavio Paz y el escritor José Luis Martínez escribieron dos textos críticos que se difundieron en México y Chile. La literatura de Neruda “está contaminada por la política, su política por la literatura y su crítica es con frecuencia mera complicidad amistosa y, así, muchas veces no se sabe si habla el funcionario o el poeta, el amigo o el político”, redactó Paz.
Los autores ganadores del Nobel no se hablaron por aproximadamente dos décadas. Finalmente, lograron reconciliarse antes de la muerte de Neruda, en 1967, en el Festival de Poesía Internacional en Londres.
“Yo estaba con Marie-José, mi esposa, cuando conocimos a Matilde Urrutia, su esposa. Ella dijo ‘Si no me equivoco, tú eres Octavio Paz’. A lo que respondí, ‘Sí, y tú eres Matilde’. Después ella dijo ‘¿quieres ver a Pablo? Creo que le gustaría mucho verte de nuevo’. Fuimos a la habitación de Pablo, donde estaba siendo entrevistado por un periodista, tan pronto como el periodista se fue, Pablo dijo ‘Mi hijo’ y me abrazó. La expresión es muy chilena -’mijito’- y lo dijo con emoción. Yo estaba muy conmovido, casi llorando. Hablamos brevemente porque él se encontraba en su camino de regreso a Chile. Me envió un libro y yo le envié otro. Y luego, pocos años después, él murió. Fue triste, pero fue una de las mejores cosas que me han pasado –la posibilidad de ser amigos otra vez, de un hombre que yo quería y admiraba mucho”, declaró Octavio Paz en la entrevista con Alfred Macadam.
La sólida amistad entre Victoria Ocampo y Gabriela Mistral
Fue una relación que comenzó de forma epistolar, en 1926, y se mantuvo por 30 años. Ambas mujeres se posicionaban como las intelectuales más prometedoras de la escena latinoamericana y la ayuda mutua fue clave para sus carreras.
Tanto Victoria Ocampo como Gabriela Mistral nacieron un 7 de abril, aunque con un año de diferencia: 1890 y 1889, respectivamente. A pesar de tener orígenes disímiles—Ocampo venía de una familia acomodada y contó con una rica educación, mientras Mistral tenía orígenes humildes y fue autodidacta—, ambas se respetaron y admiraron.
“El intercambio epistolar se inicia en 1926, pero recién en 1934 lograron reunirse en persona, y luego solo concretaron seis encuentros en toda su vida”, consigna Página 12 en el suplemento literario Radar.
Las cartas entre ambas están contenidas en el libro Preciadas cartas (1932-1979): Correspondencia entre Gabriela Mistral, Victoria Ocampo y Victoria Kent (2019). “Gabriela frecuentemente llama a Victoria por su apodo familiar ‘Votoya’, tratándola como una hermana menor. Aun en las primeras cartas instiga, regaña y se preocupa por ella, mientras que las cartas de Victoria (…) tienden a ser afectuosas, pero más cortas, más resguardadas, menos emocionales”, escribe la especialista Doris Meyer, en La correspondencia entre Gabriela Mistral y Victoria Ocampo: reflexiones sobre la identidad americana (2009).
Ambas compartían el deseo de “nutrir América y guiarla hacia una sociedad más iluminada y justa”, dice Meyer. Incluso, Mistral comparte en una de las cartas a Ocampo su dolor por el suicidio de Yin Yin.
Sin reconciliación: Pedro Lemebel y Roberto Bolaño
De acuerdo al escritor chileno Óscar Contardo, quien publicó Loca fuerte: relato de Pedro Lemebel (2022), Pedro Lemebel y Roberto Bolaño tuvieron una amistad breve pero significativa. Según contó a La Nación, ambos se conocieron en un viaje que hizo el autor de Los detectives salvajes a Chile.
Esta amistad estuvo marcada por la admiración mutua. Bolaño fue clave para la internacionalización de la carrera de Lemebel, ya que el afincado en España estaba fascinado con su obra y no se cansaba de recomendarla. Es más, Jorge Herralde compró Loco afán y lo publicó en Anagrama España por recomendación de Bolaño.
Tras mantener una relación a la distancia gracias a llamadas telefónicas, ambos se conocieron personalmente en el lanzamiento en Chile de La pista de hielo, libro de Roberto Bolaño, por mediación del poeta Sergio Parra. En una comida posterior, se hicieron evidentes sus diferencias en la forma de ver la literatura, pero las relaciones se mantuvieron cordiales.
Sin embargo, la próxima visita de Bolaño a Chile, el año siguiente, marcaría un antes y un después en la amistad de ambos. En 1999, Bolaño fue invitado especial de la Feria Chilena del Libro y Pedro Lemebel lo citó a una entrevista en su programa Si nos dejan, en Radio Tierra, espacio que compartía con la escritora y académica Raquel Olea.
En esa oportunidad, el poeta Sergio Parra acompañó a Bolaño. “Me quedé en el patio fumando y de repente veo que Roberto sale muy enojado, muy mal, descompuesto. Luego aparecen Pedro con la Raquel Olea muertos de la risa. Todo era bien extraño”, contó el escritor en Ex-ante. Después de eso, Parra, Bolaño y Lemebel fueron a comer.
El autor de La literatura nazi en América dijo lo siguiente, según el recuerdo de Sergio Parra: “Ese puto programa salió muy mal. ¿Cómo me traes a esta vieja dinosaurio, la Raquel Olea, esta crítica dinosaurio que se quiere burlar de mí por mi acento español? Está lleno de dinosaurios en Chile, partiendo por Gladys Marín”.
Ahí la relación vivió un gran terremoto, pero terminó de derrumbarse en el evento literario próximo.
“Lemebel invitó a su amiga Gladys Marín, célebre dirigenta comunista, a un encuentro público durante la Feria del Libro de Santiago en 1999. Bolaño era anticomunista y consideró que la presencia de Marín era una especie de encerrona y se lo dijo a Lemebel. Lo que se suponía iba a ser una charla entre amigos frente a un público incondicional acabó como un encuentro frío y cortante entre ambos. Luego de eso nunca más volvieron a verse”, contó Óscar Contardo a La Nación.