Game of thrones acostumbró a los espectadores a no encariñarse demasiado con los personajes, porque en el momento más inesperado podían morir. House of the dragon, la precuela ambientada cerca de 200 años antes, ha mantenido esa costumbre, conservando uno de los elementos que vuelven a Westeros un mundo feroz e irresistible (ojo, spoilers sobre la segunda temporada a continuación).
En la producción basada en el libro Fuego y sangre pocos personajes han sufrido tanto como Lord Corlys Velaryon, apodado la Serpiente Marina. Por un lado, es uno de los hombres más ricos y la cabeza de la mayor flota naval de los Siete Reinos. Por el otro, es un padre que ha perdido a sus dos hijos, (Laena y Laenor), es un abuelo que lloró la muerte de uno de sus nietos (Lucerys) y un marido al que le arrebataron su esposa, Rhaenys, la reina que nunca fue.
En la previa al inicio del rodaje del segundo ciclo, Steve Toussaint (Birmingham, 1965) se comprometió con una preparación especial para encarnar a un personaje que comienza en duelo y agudiza su estado tras perder al amor de su vida en el cuarto episodio de la temporada. El intérprete cuenta que leyó Una pena en observación (1961), el libro que C. S. Lewis escribió tras la muerte de su esposa, Joy Gresham, en 1960.
“Una de las cosas que él dice es que hay momentos en los que puedes estar simplemente viviendo tu día y todo está bien, y luego ves ese objeto, esa foto, esa cámara o lo que sea que te recuerda a la persona que perdiste, y sientes una ola de dolor sobre ti. Eso fue muy instructivo”, detalla a Culto a través de videollamada. “Cuando lees las escenas y cuando las interpretamos, a veces no necesariamente tratan sobre eso (el duelo), pero eso siempre es lo que subyace en la mayoría de lo que él hace”, asegura.
Eso probablemente se grafica bien en un breve momento del quinto capítulo, en que un destrozado Corlys observa en silencio el trono de Driftwood, la mayor representación de poder de la Casa Velaryon. Sin los miembros más cercanos de su familia, todo parece insignificante. Y pelear en la guerra civil que divide a los Targaryen luce como una tarea ajena.
Por ese motivo, no reacciona bien cuando una de sus nietas, Baela, le indica que Rhaenyra desea convertirlo en su Mano, el honor más alto para cualquiera que quiera servir a un rey o reina. Si termina aceptando es únicamente porque desea honrar la memoria de Rhaenys, quien en vida quiso respetar el reclamo de la hija de Viserys.
Antes de que la tragedia lo golpeara nuevamente, Corlys fue confrontado por su esposa debido al trato dado a Alyn, uno de los hijos que tuvo con otra mujer. “Tu madre debió haber sido ser muy hermosa”, le dice la princesa en un encuentro junto a un barco.
Toussaint describe esas revelaciones como “fisuras en la construcción de esta relación. Anteriormente, habían sido una pareja bastante sólida y una unidad de apoyo mutuo. Por primera vez hay grietas y fisuras”.
A diferencia de otros miembros del elenco (como Ewan Mitchell), evitó leer Fuego y sangre, el libro de George R. R. Martin en el que se basa la serie. Quería concentrarse en el trabajo de cada temporada e interpretar a su personaje según lo que establecieran los guiones.
Sin ese bagaje previo, dice que todo se facilita cada vez entra a las filmaciones caracterizado como su personaje. “Una vez que te pones la peluca, ya estás a mitad del trabajo. Luego te pones el vestuario y te afecta la forma en que te mueves y la forma en que te paras”, explica. “Lo bueno de los sets, la utilería y todo eso es que una vez que entras al set, estás en el mundo y eso hace que el trabajo sea mucho más fácil”.
El actor no ha quedado ajeno al crecimiento de la popularidad de la serie de HBO, que volvió en junio pasado tras casi dos años de ausencia y ya confirmó su tercera temporada. “Cuando regresamos, antes de entrar a la sala, hubo un poco de presión, porque dejaste el nivel muy alto. Pero no puedes interpretar la presión, no puedes interpretar las expectativas. Todo lo que puedes interpretar es lo que te dan. Entonces, descartas todo eso y simplemente haces el papel que tienes”, sostiene. “Tienes que ignorar esa presión, porque de lo contrario simplemente te vuelves loco”, finaliza.