“Está difícil. Hablar estos temas en tan poquito tiempo es complejo”, se lamenta Mon Laferte (41) sobre el final de esta entrevista con Culto, atendiendo al estricto mandato promocional para dialogar en torno a su recién estrenado documental biográfico Mon Laferte, te amo: sólo diez minutos. Una vida completa en apenas un suspiro.

Porque la producción ya disponible en Netflix es el retrato más íntimo que la cantante ha entregado en toda su trayectoria, donde va narrando como voz en off y en primera persona los pasajes definitivos de su existencia. Desde las carencias de su niñez, la separación de sus padres o un episodio de abuso por parte de una pareja de su madre, hasta su áspero paso por el programa Rojo de TVN, su vertiginoso salto a México que derivó en un intento de suicidio y el éxito final que hoy la tiene como la figura musical chilena más exitosa en la escena global.

Mon Laferte in Mon Laferte, te amo. Cr. Courtesy of Netflix © 2024.

Dirigido por Camila Grandi -destacada realizadora de videoclips que ha trabajado con Denise Rosenthal, Francisca Valenzuela y la propia Laferte- y Joanna Reposi -directora del aplaudido documental Lemebel, de 2019-, el filme viaja entre el ayer y el hoy mezclando imágenes de archivo con otras de las recientes giras de la artista, mientras estaba embarazada de su primer hijo, Joel, pero también luego de que naciera en febrero de 2022. Además, aparecen secuencias de sus visitas a la población Gómez Carreño donde creció en Viña del Mar o dejando flores en el cementerio donde descansa su abuela Norma Herrera, quien la crió en su adolescencia y se convirtió en la persona que más la estimuló para que se consagrara al canto.

Pero quizás en los primeros segundos es donde queda claro el arco central que subyace a toda su vida. Con voz casi susurrada, la cantautora dice para abrir la cinta: “Me acostumbré a hacer cosas excepcionales para que la gente me quisiera. Todo lo que uno hace es para que te amen”. De alguna forma, los 78 minutos de Mon Laferte: te amo son la síntesis de una mujer que cada paso de su destino lo encaminó hacia la búsqueda de afecto y aprecio.

Mon Laferte in Mon Laferte, te amo. Cr. Courtesy of Netflix © 2024.

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“En otras oportunidades hubo personas que me querían hacer documentales, pero yo me rehusaba”, cuenta Laferte ahora en esta entrevista y rememorando de paso un rasgo distintivo de su personalidad artística: siempre mostró recelos con abrir su vida privada. Incluso hasta hace un tiempo cuando miraba los días de popularidad de Rojo, esos años en que la pantalla la acreditaba con su verdadero nombre de Monserrat Bustamante, se mostraba crítica con el perfil de un programa que explotaba las historias humanas y las relaciones personales entre sus integrantes.

La cantante sigue: “Me daba pudor hacer un documental, porque siempre pensaba que me interesaba más contar lo que tenía que ver con mi música, con mi arte, que profundizar más en lo personal, que siempre es lo que le interesa conocer a la gente en un documental”.

La voz de Tu falta de querer asegura que se convenció en un momento de 2021 cuando el productor de la película, Jaime Villarreal, la visitó para realizarle la propuesta.

“Un día llegó Jaime de la productora y lo conocí, yo estaba embarazada, y me cayó muy bien, como que me vibró bien él, y me dijo: ‘queremos hacer un documental, no sabemos bien, te vamos a seguir e incluso tú puedes escoger a quien quieras que dirija y veamos qué sale. Si no sale nada, no importa’. Entonces, me encantó eso de ‘no hay tanto compromiso’. Y así sucedió. Me empezaron a seguir durante el tour, yo estaba embarazada, después cuando nació mi bebé, mi primer tour post maternidad, y después vinieron las chicas, Cami Grandi, con la que yo he hecho muchos videoclips pero nunca he trabajado un documental; y Joanna Reposi, que sí tiene la experiencia de uno de los documentales que me gusta mucho, que es el de Pedro Lemebel. Entonces, no fue de una, fueron pequeños pasos que fueron sumando para que diera el sí”.

Mon Laferte in Mon Laferte, te amo. Cr. Courtesy of Netflix © 2024.

-¿Qué fue lo más difícil y doloroso de contar en este documental, lo que más te costó?

(Piensa) Mira, la verdad es que en el momento en que estaba hablando con las chicas, me sentí muy en confianza, porque no sentí que fuera una entrevista, sino que era una conversación con un par de amigas. Fue en mi casa (en México), y no me fue difícil hablar, me sentí en confianza, tranquila. Después de verlo con distancia, de pronto lo veo y sí siento que hay cosas que me remueven, como episodios de mi infancia, o me dan un poco de pudor. Pero verlo después, ya verlo terminado.

-Tu camino hacia el éxito tiene mucho dolor y sufrimiento. Sobre el final del documental dices que posiblemente no volverías a recorrer el mismo camino para llegar donde estás. Por lo mismo, ¿te sorprende ver todo lo que cuentas en el documental y después pensar en el nivel de éxito que has logrado?

No es que después de verlo me sorprenda, porque obviamente es mi vida y me he terapiado algunas cosas, algunos episodios de mi vida particularmente que me han marcado más que otros. Pero sí es raro verse en un documental. Yo no sé si hay alguien que se siente bien, o cómodo o cómoda al respecto. Es rarísimo que hagan un documental sobre ti, sentir esta exposición y el pudor. Yo creo que ni siquiera he terminado de procesar bien el tema del documental, porque tampoco lo he visto una y otra vez. Lo vi una vez y después revisé un par de cositas de los audios, pero yo también espero sorprenderme con el documental terminado en su totalidad, como una pieza completa, con toda la gente, y ahí a lo mejor voy a entender esa experiencia de sorpresa, tal vez.

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Entre las experiencias más complejas abordadas por la artista está la relación con su familia. La viñamarina enfrentó la separación de sus padres, Myriam Laferte y Francisco Bustamante, cuando tenía siete años. Junto a su hermana menor, Solange, se fueron a vivir con su madre, aunque su papá intentó obtener la custodia de sus hijas, pero no lo consiguió. A partir de ahí, desapareció por completo.

La cantautora lo buscó durante años hasta que, cuando ya tenía alrededor de 17, decidió llamarlo por teléfono. Su padre le colgó. Lo llamó de vuelta y le lanzó de inmediato: “Papá, no quiero nada de ti, no quiero dinero, lo único que quiero es conocerte”, según detalla en el documental. El hombre le colgó de forma definitiva. Con los años, Laferte se reencontró con su progenitor en algunas ocasiones, incluyendo una aparición sorpresa de él en Rojo, sosteniendo un ramo de flores en pleno estudio y con transmisión en vivo. Ambos se fundieron llorando en un abrazo.

La lejanía con su padre también redundó en una distancia paulatina hacia su madre durante sus años formativos. En la producción de Netflix, la protagonista incluso es elocuente: “En una época yo sentía mucho rechazo por mi madre”.

-¿Cómo esa relación difícil con tu madre ha influido en tu vida actual en que tú ahora eres madre? ¿Qué representa ahora la figura de ella, tomando en cuenta que estás viviendo ese mismo rol?

Ha cambiado muchísimo. De hecho, ahora la entiendo mucho más y la veo como mujer, no como mi mamá. Pienso en ella como mujer. También hay otras cosas en que de pronto digo: “¡Pero cómo hizo esto!” Ahora que yo soy mamá digo “¡oye, cómo!”. Pero es entender que cada quien es un universo y avanza en la vida con las herramientas que tiene.

“Mi mamá fue madre mucho más joven, en sus 20, y el mundo era distinto, Chile era un país súper distinto, yo nací en dictadura. Y mi familia era bastante humilde. Claro, yo fui mamá ahora casi a los 40 años, en una situación económica privilegiada, y aún así de repente colapso, porque en la maternidad hay que tener mucha paciencia y dedicación y amor, y a veces a mí no me da la vida. Y me imagino a mi mamá que nos criaba y tiene que haber sido súper duro para ella”.

En el friccionado vínculo con su madre aparece otro personaje. Tras el divorcio, Myriam Laferte encontró otra pareja. Mon nunca vio con buenos ojos esa relación. Así lo relata ella misma en la película: “Un tipo alcohólico, violento, estuvo siete años con nosotras viviendo ahí. Teníamos muchos problemas económicos. No había un ambiente familiar. La pobreza trae consigo muchos problemas”.

Luego, concluye: “Fue difícil. Él también abusó de mí. Pasaron muchas cosas. No le conté a mi mamá. No sabía lo que estaba pasando”.

Eso sí, no es el único tramo de Mon Laferte: te amo donde ella habla de una relación abusiva. Según cuenta, a los 13 años se fue a cantar a clubes deportivos y se emparejó con un hombre 21 años mayor, un payaso callejero que no sabía leer ni escribir, casado y con hijos, que funcionó como una suerte de mánager y que ejerció sobre ella manipulación emocional, psicológica y económica. “Yo lo veía como un Dios”, califica la cantante en el registro.

Mon Laferte, Te Amo. Mon Laferte in Mon Laferte, Te Amo. Cr. Loli Laboureau / Netflix ©2024

-¿Qué tan importante es para ti hablar en el documental de una experiencia de abuso que sufriste, tomando en cuenta que hoy además es uno de los grandes temas de nuestra sociedad?

Yo la verdad recién a mis 40 años dejé de tener miedo de hablar de estos temas. Porque siempre huí de hablar sobre esto y me sentía muy culpable de los abusos. Siempre me sentí yo culpable. Y después llegando a los 40 años recién entendí que yo no era la culpable. Que era una menor. Y creo que es súper importante hablarlo. Aunque es exponerse, es entrar en un estado de crisis personal y estar ahí en el ojo público, y revictimizarse, porque siempre que hay alguien que sufrió abuso sexual, siempre se cuestiona a la víctima. Es exponerme un poco a eso, que siempre le tuve miedo, incluso de decirle a mi círculo cercano, porque no quería que me cuestionaran si yo no había hecho algo para propiciar esta situación, siendo una niña de siete, de ocho, de catorce, de trece años. Y es algo que todavía no me es fácil llevar. Pero recién a mis 40 años creo que empecé a soltar y a entender que no era mi culpa.

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Con un acento similar, Mon Laferte también habla en la cinta de una traumática experiencia en el programa Rojo a principios de los 2000, cuando saltó a la masividad. Aunque dice que en el espacio recién pudo sentir algo cercano a la libertad y conocer a una pareja de su misma edad, también debió lidiar con un trance indeleble: su relación con Jaime Román, el omnipresente productor musical encargado de definir el perfil artístico de todos los participantes que salieron de esa factoría buscatalentos.

Fue él quien la llevó a adoptar el molde popular y romántico establecido en su debut, La chica de Rojo (2003), donde viene su gran éxito de esa época, el cover para el tema bailable Corazón bandido. Laferte llegó a odiar esa versión. No guardaba ninguna relación con el cancionero propio que quería desarrollar. Tras ello, nunca más volvió a trabajar con Román.

En el largometraje, expone sus razones: “Era horrible. Cada vez que lo veía me estaba acosando. O sea, estamos hablando de los cinco años que duró el programa. Eso, para mí, fue lo peor que me pasó en Rojo”.

Román fue condenado en 2013 a una pena de cuatro años de presidio con el beneficio de la libertad vigilada— en el marco del Caso Heidi— tras reconocer su autoría en el delito de obtención de servicios sexuales de menores de edad de manera reiterada.

-Has dicho que recién ahora en tu adultez has podido hablar de los abusos que sufriste. ¿Por eso mismo también te costó durante años hablar de tu paso por Rojo? En el documental hablas de este episodio de acoso por parte de este productor musical. ¿Eso hacía más difícil hablar de este capítulo de tu vida televisiva?

Sí. De hecho, también, nunca le conté a nadie, porque pensaba: “nadie le va a creer a una cabra chica de provincia, pobre, flaite, como me decían todo el tiempo”. Es como la palabra de esta niña y la palabra del señor productor respetable que tenía como 60 años en esa época. O sea, todo el mundo iba a decir “ah, seguramente ella ha intentado acostarse con él o le coquetea para conseguir cosas”. Esa es la historia de siempre. Yo nunca le conté a nadie. Hasta que un día me armé de valor y hablé con la gente del programa. Y tampoco me hicieron caso. Suele pasar. Y hablé con todos, incluido nuestro querido conductor.

-¿Tampoco hizo nada?

Tampoco hizo nada.

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