*The Smashing Pumpkins - Aghori Mhori mai
The Smashing Pumpkins arribó a un punto tradicional en las bandas de larga data, apelando al pasado más glorioso en su nuevo álbum, como una manera de rebobinar hasta una zona segura y reconocible para los seguidores más antiguos. El camino emprendido hasta Atum, el título triple publicado el año pasado, los condujo al borde del despeñadero bajo la pretensión de rediseñar su sonido por completo en función de sintetizadores vintage, traducido en una letanía pretenciosa e intragable. Este décimo tercer título es una marcha atrás a toda prisa sin el agarre y la musculatura necesaria, pero al menos recoge el hilo antes de seguir perdiendo la hebra de sus trabajadas texturas y dinámicas, que los convirtieron en un referente de los 90.
No deja de ser algo insólito añorar la voz de niño con rabieta de Billy Corgan, que se ha ido definitivamente debido al inexorable paso de los años, dejando un tono reseco que merecía un mejor tratamiento desde la consola. A cambio, regresan medianamente las guitarras de garganta profunda y el pulso extraordinario de Jimmy Chamberlin, que respira -algo- en cortes como War dreams itself y Sicarus. Sin embargo, el conjunto de la obra acaricia retazos de la determinación compositiva de antaño. Volvió el sonido, pero las ideas siguen pendientes.
*Los Jaivas - Los Jaivas en vivo: gira Chile ‘88 (2024 remasterizado)
Este registro, conocido por décadas como La Bota y distribuido a fines de los 90 en la edición de un diario, contiene la gira nacional de Los Jaivas entre marzo y abril de 1988 a cinco años del último paso por Chile, la última parada con Gabriel Parra. El material, ahora remasterizado, no solo llega a plataformas digitales sino también en una edición en vinilo que desplegada, retrata el espectacular montaje en el estadio Santa Laura, dando cuenta de la categoría internacional de la banda, a distancia kilométrica de la escena local en aquel entonces.
El momento del grupo es extraordinario, combinando con naturalidad los elementos históricos de su sonido con las texturas en boga de la época, incluyendo programaciones y baterías electrónicas, sumados con sutileza hasta una amalgama de rock de alta confección lírica y compositiva. Las versiones de La Conquistada y Arauco tiene una pena, esta última extendida por más de 12 minutos, concitan elementos del neoprogresivo característico de los 80. Los músicos, a esas alturas veteranos con un cuarto de siglo de actividad, protagonistas de un tránsito estilístico que los condujo desde la raíz latina de carácter bailable y romántico, hasta moldear una configuración pionera de rock y folclor, se exhiben en su mejor hora interpretativa.
*Father John Misty - Greatish hits: I followed my dreams and my dreams said to crawl
Father John Misty (43) enterró a Josh Tillman hace 12 años, dejando atrás al cantautor de piezas más bien lúgubres. Luego de un tránsito como baterista de Fleet Foxes -figura en Helplessness blues (2011)-, reencarnó como solista con estampa de poeta urbano, listo para exhibir en pasarela una colección otoño-invierno de alta costura. Los cinco álbumes publicados bajo este nombre artístico que armó por lo bien que suena, conforman este grandes éxitos entre comillas, asumiendo desde el título que una trayectoria como la suya no está hecha de hits, sino de discos bien trabajados, absolutamente sólidos entre el indie, el soft rock y la canción de autor, en una apasionada y estilosa mezcla de vetas musicales del siglo pasado.
La compilación incluye el single Real love baby de 2016, que no figura en ningún disco, y un nuevo corte de este año -la irregular I guess time just makes fools of us all, abarcando innecesariamente más de ocho minutos-, hasta completar 17 cortes. Con la excepción del traspié final, el resto de la selección es una excelente introducción al cancionero de Father John Misty, marcado por creaciones inspiradas como Please don’t die, Disappointing diamonds are the rarest of them all, y Things it would have been helpful to know before revolution.