Nació en Uruguay, facturó parte de sus inicios actorales en ese país, luego se trasladó a Argentina para trabajar en cine, pero los años 70 y 80 le tenían guardado a Chile como a nación donde alcanzaría una fama indiscutida.
Walter Kliche -cuyo fallecimiento fue informado esta tarde a los 97 años- fue un actor de raíz rioplatense, pero que con los años se volvió uno de los más célebres y demandados del mercado nacional.
Su rol en La Madrastra
A mediados de la década de 1970, se trasladó a Chile, donde trabajó con la productora de contenidos Protab, propiedad del destacado realizador Ricardo Miranda, donde protagonizó las primeras telenovelas del país; María José (1975), J. J. Juez (1976) y Sol tardío (1977), además de diversos teleteatros para Corporación de Televisión de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En esta época, logró una gran amistad con el productor Miranda -personaje influyente en la industria local y el aplaudido autor Arturo Moya Grau, alcanzando a la dirección de actores de la telenovela La Colorina (1977).
En 1980, se abrió paso para participar con gran popularidad en más de 30 telenovelas de Canal 13, colaborando estrechamente con Miranda. El hito más importante de su carrera fue protagonizar junto a Yael Unger el mayor éxito de las telenovelas chilenas: La madrastra, escrita por el mismo Arturo Moya Grau en 1981 y recordada hasta hoy como la producción dramática que marcó una época en la pantalla chica.
La telenovela marcó gran impacto en las ciudades chilenas, logrando ser exhibida y adaptada a través de todo el mundo. En este período, Kliche se transformó en uno de los actores mejor pagados de Canal 13 y uno de los nombres con mayor protagonismo de la estación televisiva, junto con Unger. Salía en diversos estelares, en avisos publicitarios y era considerado una suerte de galán venido desde el otro lado de la cordillera.
¿Y cuál fue su participación en la trama? En el año 1961 un grupo de amigos chilenos viaja a Los Ángeles, Estados Unidos, por mero placer. Pero todo cambia cuando una noche en una de las habitaciones del hotel se escucha el sonido de un disparo; Marcia (Yael Unger), una de las que viajaban, es la primera en oírlo y va a la habitación a ver lo que ocurrió, y es allí donde encuentra a su amiga Patricia muerta en el piso. Ella toma el arma homicida por accidente, y es acusada de ser la única sospechosa del asesinato.
Meses más tarde, Marcia es declarada culpable y condenada a veinte años de cárcel, más aún luego de saberse que la víctima estaba embarazada.
Todos a los que creía sus amigos le dan la espalda, incluso Esteban San Lucas (Walter Kliche) su marido, quien la deja en el país norteamericano y la obliga a firmar la anulación del matrimonio. Desde ahí, la historia adquirirá un nivel de turbulencia trepidante, que dejó a todo un país al borde del sillón viendo la TV.
Luego participó en otros grandes éxitos de la cadena como Los títeres (1984), alcanzando roles principales en La noche del cobarde (1983), Secreto de familia (1986), La invitación (1987), La última cruz (1987) y Villa Nápoli (1991). En 1989 protagonizó la versión chilena de la obra teatral La jaula de las locas.