Columna de Marcelo Contreras: Los Bunkers, hágalo usted mismo

Columna de Marcelo Contreras: Los Bunkers, hágalo usted mismo
Columna de Marcelo Contreras: Los Bunkers, hágalo usted mismo

El regreso de los penquistas parece un guión sacado de Hollywood, donde hasta el drama opera con alto vuelo, en función de una trama con giros y sorpresas en capítulos perfectamente hilados, que van superándose en emoción y convocatoria.



Una parte del desgaste y deterioro del rock como expresión artística masiva de arraigo juvenil, condición perdida desde hace un par de décadas cuando el emo fue la última veta en capturar el espíritu adolescente, radica en prácticas como la gira de despedida sin fecha de vencimiento, y el retorno de bandas peleadas a muerte o separadas por fatiga de material, sin más ánimo que pasar el sombrero y facturar, a costa de la memoria y la nostalgia del público.

Por emocionantes e históricos que hayan sido los reencuentros de The Police y Soda Stereo, entre diversos ejemplos, fueron solo actos conmemorativos con estrictos fines lucrativos sin intenciones creativas, más allá de algunas reinterpretaciones y acomodos con el viejo material, como lo hizo el trío británico.

En ese sentido, tanto a nivel local como internacional, la espectacularidad y contundencia del regreso de Los Bunkers resulta incomparable. Cuando ya parecía todo cantado y dicho en esta vuelta, anuncian un Unplugged para MTV el 9 de octubre en Machasa, con producción de Emmanuel del Real de Café Tacuba, y la dirección de Pablo Larraín.

LOS BUNKERS
Foto: Andres Perez

Aunque el formato ya no resuena como en los 90, de tanto en tanto la cadena lo reflota bajo el sello de garantía que implica esa instancia acústica para consagrados, ahondando en la esencia de las creaciones musicales del rock que, a pesar de su naturaleza eléctrica, suele ser compuesto en guitarras de palo.

El regreso de los penquistas parece un guión sacado de Hollywood, donde hasta el drama opera con alto vuelo, en función de una trama con giros y sorpresas en capítulos perfectamente hilados, que van superándose en emoción y convocatoria.

No hubo ningún paso en falso en toda esta operación iniciada hace casi un lustro, cuando se presentaron sorpresivamente en plaza Italia el 13 de noviembre de 2019, punto nuclear del estallido social. El hecho fue consonante con su biografía, que desde el disco debut de 2001 establece de qué lado leen la historia del país.

Bunkers Plaza Italia wsp

La aparición junto a Fabrizio Copano en el festival de Viña del año pasado, un testeo in situ del arrastre y el cariño intactos, selló que la próxima aparición en el evento sería un éxito, tal como sucedió el pasado verano en el escenario de la Quinta Vergara. Entre medio, los shows abarrotados en el Santa Laura, luego el álbum nuevo Noviembre (2023), los conciertos multitudinarios en el Estadio Nacional, el regreso a México, los premios cosechados en la última edición de Pulsar, el gallito por las fechas coincidentes con Los Tres que terminó en abrazos, y hasta el spot automovilístico; una seguidilla de triunfos y aciertos, sólo empañados por los problemas de salud de Mauricio Basualto.

Pero hasta la desgracia mutó en oportunidad, al reclutar a Cancamusa en la batería; un giro que sin querer queriendo, conecta a una banda masculina y anclada en una cultura musical análoga del siglo pasado, con la reconfiguración del rol femenino, protagonista en lo que va del milenio.

El control de su narrativa es una consecuencia del profundo respeto que Los Bunkers profesan por el arte, el negocio musical y su público, sin dar nada por sentado. Poseen el convencimiento absoluto, tal como La Ley cuando se radicó en México, de que un artista chileno puede -y debe- responder a estándares internacionales, sin chapucerías, la única manera de destacar en un medio de alta competitividad. Un regreso artístico sin parangón. Una cátedra de profesionalismo. Una vara difícil de superar, como una marca olímpica destinada a perdurar.