Desde su primera aparición, cuando el viejo Ben Kenobi le entrega el sable de luz azul centella de Anakin a Luke Skywalker, se volvió un ícono de la saga de Star Wars. “Un arma noble para tiempos civilizados”, lo resumió el viejo Ben, quien vivía su exilio en Tatooine.
Aunque el concepto surgió desde George Lucas, el primer prototipo del sable fue fabricado por Roger Christian, quien trabajó en el departamento de arte -liderado por John Barry y Les Dilley- como escenógrafo de la película original de Star Wars.
Christian desarrolló el look de los sables de luz a partir de un objeto muy simple: el mango del flash de una cámara fotográfica Graflex de los años 40, que encontró hurgueteando entre las cajas abandonadas de una tienda de fotografía. Un recurso al que debieron echar mano al tener un presupuesto acotado.
“Lo que tenía en mis manos era exactamente como imaginé que sería una espada láser: un cuerpo pesado y cromado con un botón rojo y un clip de forma extraña al final que sujetaba el reflector que asemejaba un dispositivo para generar un haz de luz láser”, contó años después.
De vuelta en el estudio, se topó con el director George Lucas. “Creo que he encontrado el sable de luz, George”, le dijo Christian al director. El escenógrafo recuerda que Lucas lo vio, lo sostuvo y sonrió.
“Ese era el procedimiento de aprobación de George, y la sonrisa era un ‘sí, has dado con ello’. Me pidió que le pusiera un clip para poder colgarla del cinturón de Luke Skywalker”, añadió.
Pero aún faltaba un detalle: el sonido del sable de luz. Ahí entró en escena el diseñador de sonido Ben Burtt Jr. Cuando vio por primera vez el sable, se imaginó de inmediato el sonido que debía tener. “Yo era proyeccionista en un teatro”, dice en charla con The Guardian. “Podía escuchar el motor del proyector, no cuando estaba proyectando la película, sino cuando estaba quieto: un zumbido musical”.
Así que tomó el sonido de un proyector, pero la añadió otra cosa. “El cincuenta por ciento del sable de luz es ese proyector. Lo mezclé con el zumbido de un tubo de televisión”, agregó en la misma entrevista.
El diseñador fue clave también en otros sonidos clásicos de la legendaria película. Por ejemplo, la voz del droide R2-D2 es la del propio Burtt. “Estaba probando teclados con efectos electrónicos y no tenía vida. No provenía de algo vivo; algo que estuviera pensando. Sólo cuando pude canalizar un elemento de voz en él cambió. Es aproximadamente 50% vocal, 50% electrónico”.