Crítica de discos de Marcelo Contreras: Sabrina Carpenter se consagra y King Gizzard & The Lizard Wizard defrauda

Crítica de discos de Marcelo Contreras: Sabrina Carpenter se consagra y King Gizzard & The Lizard Wizard defrauda
Crítica de discos de Marcelo Contreras: Sabrina Carpenter se consagra y King Gizzard & The Lizard Wizard defrauda

Entre el pop que ha marcado 2024, el rock de contornos sureños y ambiciosos, y la electrónica efervescente, las novedades discográficas de la semana apuntan en direcciones disímiles.


*Sabrina Carpenter - Short n’ sweet

Este sexto álbum de la ex chica Disney Sabrina Carpenter -uno de los más esperados de la temporada-, responde de sobra a las expectativas como nombre de primera línea del firmamento pop. Short n’ sweet se suma a la estela de los grandes discos del año, la mayoría protagonizados por mujeres; los casos de Charli XCX, Kali Uchis, Ana Tijoux y Beth Gibbons, entre otros. Este segundo título con el reputado sello Island (King Crimson, Roxy Music), fue adelantado por un par de cortes que trazan parte importante de los rasgos definitorios de la artista de 25 años: la coquetería adhesiva de Espresso -una de las canciones del verano boreal-, y la melancolía codificada en sintetizadores vintage en espiral de Please please please, de la mano del productor Jack Antonoff, el socio creativo y decorador musical de Lorde y Taylor Swift.

Carpenter no solo cubre con gracia esas esquinas, sino que también se adentra convincentemente en el follaje pop rock de enlace ochentero -Taste-, el R&B -Good graces-, el pop confesional -Sharpest tool, Dumb & poetic-, la canción para fogata playera -Coincidence-, el folk -Slim pickins-, y el indie -Don’t smile-. La cantante expone con naturalidad -sin pavoneo-, talento de sobra para acomodar distintos estilos a su voz suave y expresiva. La promesa de estrella se confirma.

*King Gizzard & The Lizard Wizard - Flight b741

La discografía de esta híper productiva banda australiana -vigésimo sexto título en 12 años-, persiste en encarnar una caja de pandora. En junio del año pasado publicaron -tomen aire- PetroDragonic apocalypse; or, dawn of eternal night: an annihilation of planet Earth and the beginning of merciless damnation, un poderoso álbum de speed metal con incrustaciones progresivas y psicodélicas; Murder of the universe (2017) redunda en un ejercicio de palabra hablada, mientras Butterfly 3000 (2021) fue una manifestación retrofuturista, entre decenas de giros. Cada metamorfosis se asume a la manera de un actor de carácter en un nuevo rol, en complejo equilibrio entre el homenaje y la sátira. Esta vez, la democracia llegó al sexteto. Flight b741 propone un trabajo más colaborativo y diverso en voces, más allá del cantante, guitarrista y productor Stu Mackenzie. Por lo mismo, un aire de musical embarga a la mayoría de las canciones, revestidas de una cobertura de rock sureño y hard rock de los 70, con sonido más bien reseco de guitarras pantanosas.

El álbum no desentona en la lógica de que todo es posible en el universo de King Gizzard & The Lizard wizard, pero cuesta una enormidad congraciarse con los estribillos kilométricos. La promesa de solidez y encanto que destila Mirage, el primer corte, se desvanece rápidamente.

*Empire of the Sun - Ask that god

La distancia impuesta por la pandemia casi acabó con Empire of the sun, el exitoso dúo australiano de electro pop y dance, creador de una imaginería kitsch y exótica consonante con su música más cerca de los cálidos y coquetos paraísos del sudeste asiático, que de la frialdad urbana del hemisferio norte. A pesar de la naturaleza programada de una parte importante de su sonido, la comunicación remota no funcionó entre el cantante y guitarrista Luke Steele y el tecladista Nick Littlemore. Así, han pasado ocho años hasta este cuarto álbum de química intacta para crear música de escenas luminosas, perfecta para un caluroso carrete playero de atardecer, brindando con Ramazzotti.

Los primeros singles Changes y Cherry blossom entibian gratamente el ambiente hasta el tercer sencillo Music on the radio -”no me gusta la música de la radio, no ponen mi canción”, se queja el estribillo bailable-, acolchada en un ambiente disco con sinuosidad y falsete. The feeling you get retrocede al synth pop ochentero, y la chiclosa AEIOU levanta la fiesta a medianoche. Hacia el final Rhapsodize y Friends I know desdibujan ligeramente este regreso, algo anémico de hits pegadizos como Alive, pero que recuerda que cuando se trata de pop electrónico ligero y contagiante, Empire of the Sun es alumno aventajado.

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