En un añoso edificio de Calle Del Arzobispo, en la comuna de Providencia, Mauricio Olivares (62) solía recibir a cientos de guitarristas y bajistas.
Olivares, conocido en el mundo de la lutería, como Mauro Bass, daba la bienvenida a los músicos con cordialidad tomando apuntes de cada detalle sobre los instrumentos que acogía.
Esa misma amabilidad es manifestada hoy por quienes recuerdan al bajista y luthier, quien falleció este sábado luego de permanecer en condición crítica tras sufrir un aneurisma. Se encontraba hospitalizado luego de padecer varias complicaciones.
Olivares fue bajista de Upa! entre 2016 y 2020. Se quedó en con el puesto de las cuatro cuerdas tras la partida de Pablo Ugalde. Ahí alcanzaron a hacer giras por casinos a lo largo de Chile y grabar algunas canciones, como un remix de Río Río. Sin embargo, con la pandemia, la agrupación detuvo sus presentaciones y para el final de las cuarentenas el conjunto ochentero volvió a su formación original.
Sebastián Piga, guitarrista y saxofonista en Upa!, recuerda que conoció a Olivares desde inicios de los ochenta. “Hicimos una banda que se llamaba Generaciones, mucho antes de Upa! Y el Mauro venía de otra banda de rock progresivo. Eran bandas universitarias de la época, muy underground. Con Generaciones nos empezó a ir bien, tocamos mucho, tocamos en el under de la época. Tocamos como tres o cuatro años en esa época”, comenta.
Esos años son recordados por Piga. “En esa época éramos súper jóvenes y ensayábamos todas las tardes, todos los días”. Por ese entonces, las bandas que tenían como referentes eran King Crimson, The Police, algunas bandas New Wave y siempre rock progresivo. También había espacio para el jazz, otra de las pasiones de Olivares. “Eso era algo que nos unía con el Mauro, que a los dos nos gusta el jazz”.
Ese conocimiento hizo que cuando Ugarte se fuera de Upa! pensaran en Mauro. “Era nuestro amigo de toda la vida, con quien habíamos tocado antes y había mucha confianza”. Piga cuenta que se enteró del fallecimiento de Olivares este domingo. Asimismo, Piga sostiene que el deceso de su colega fue sorpresivo: “Para mí fue una sorpresa tremenda”.
Pablo Ugarte también tiene palabras para recordarlo: “Mauro, un tipo lindo por dentro y por fuera. Talentoso y humano, para nosotros es familia en nuestro pentagrama”.
Destacado luthier
Mauro Bass fue un reconocido luthier y técnico en guitarras y bajos. Dedicado al mundo de la reparación de los instrumentos de cuerdas, contaba con una empresa familiar donde trabajaba con su esposa y dos hijos.
Pero antes de iniciar su propia marca trabajó en la tienda de baterías Moby Dick, en el Crown Plaza, un lugar clásico en las tiendas de instrumentos. Ahí lo conoció el baterista y director de la orquesta del Festival de Viña, Carlos Figueroa. “Lo conocí por el año 2000 ó 2001. Yo estaba auspiciado por Sonor y él estaba a cargo de esa tienda, de recibirme, de mostrarme los catálogos. Nos empezamos a conocer ahí. Era cordial, amable, mesurado. Es muy poco común encontrarse con alguien tan cordial cuando te vas a comprar instrumentos. Además, tenía un conocimiento impactante”.
“A veces yo pasaba a verlo, porque era muy grato estar con él”, dice Figueroa. “Uno de los recuerdos más lindos que tengo es que siempre que yo llegaba él estaba con su bajo”.
El destacado baterista nacional recuerda que por esos años siempre hablaron de hacer un proyecto juntos. “No se dio, pero siempre estuvo como un proyecto hacer algo”.
En esas conversaciones, Figueroa recuerda que Olivares tenía una especial fijación en la Elektric Band de Chick Corea y, por supuesto, en su bajista John Patitucci. “En esa época no existía ni Internet ni YouTube. Entonces, nosotros éramos muy asiduos de tener los casetes y piratearlos. Ahí nace la idea de tener un proyecto de tocar juntos, pero el tiempo nunca lo permitió porque él estaba de lleno en la tienda y yo estaba de lleno haciendo giras como bateristas”.
También había espacio para el rock. En ese género, Figueroa recuerda que conversaban sobre Geddy Lee, John Paul Jones y Gezeer Butler. Y, por supuesto, volviendo al jazz, de Jaco Pastorius y del chileno Christian Gálvez.
El arte de la lutería
Cuentan desde su entorno familiar que el arte de la calibración de las guitarras lo aprendió de un amigo japonés, que hoy reside en el sur del país. Ahí comenzó a interiorizarse en lo que son los circuitos, las maderas y las mantenciones.
De de hecho, ese mismo arte Mauro lo fue traspasando a su familia. Sus dos hijos, Matías y Franco también fueron cultivando el oficio, lo mismo que su esposa Silvia, quien aprendió a hacer las rectificaciones.
Con todo, Mauro impartió clases a varios asiduos de las cuerdas, que aprendieron con él a calibrar y mantener los instrumentos.
“Se entendía un negocio familiar y el trato con los clientes era en ese tono. Lo vi atendiendo gente que se notaba que lo conocía de años y, claro, se evidenciaba complicidad, pero no que tratara mejor que a alguien que iba por primera vez. Muy dedicado, meticuloso y preocupado de que tu instrumento sonara perfecto”, comenta el periodista José Miguel Navarrete, uno de sus cientos de clientes.
“Era muy culto, atento y pendiente de lo que se podía mejorar. Cuando trabajó con baterías, era un tipo que tenía conocimiento hasta de los pernos de la batería”, remata Carlos Figueroa.