Si la del sábado 14 de septiembre fue una noche cargada al pop, con los shows de One Republic e Imagine Dragons como los de mayor convocatoria en el festival Rock in Rio, el domingo 15 vinieron los nombres más consagrados.
En el papel era la jornada más contundente de su primer fin de semana, en que el evento celebra sus 40 años de historia, coincidiendo con los 100 que cumple su principal auspiciador, el banco Itaú. Su stand, de hecho, ocupa una posición destacada en el recinto y es uno de los más llamativos por su diseño de 3 pisos, con incrustaciones de pantallas de alta tecnología.
Este era uno de los días que tuvo la mayor demanda de entradas, de hecho, en la previa estaban agotadas (solo quedan para las jornadas de 19 y 21 de septiembre). El cartel incluía a números como Avenged Sevenfold, Evanescence, Journey y Paralamas do Sucesso, en el escenario principal, llamado Palco Mundo. Además de los legendarios Deep Purple, Incubus y los locales Barão Vermelho. La prensa local señaló que este era el “día rock” de todo el festival.
De allí que esta edición 2024 está cruzada por el tono de celebración. Y eso se lleva al espectáculo, por ejemplo, a eso de las 16.30 los asistentes bramaron con una particular sorpresa; la irrupción de la Esquadrilha céu, un destacamento de 5 aviones que realizaron piruetas apareciendo desde la parte posterior del Palco Mundo.
Poco después, los locales Paralamas do Sucesso, levantaron la fiesta para la afición local que comenzaba a repletar el recinto de la Cidade do rock. La mayoría se guardó para los números principales de la jornada.
Con el sol ya perdido en el horizonte, salió a escena Journey en mismo escenario principal. La clásica introducción de Baba O’Reily, el inmortal tema de The Who, marcó la entrada del grupo, puntual a las 19.00 horas. El set arrancó con la clásica Be good to yourself y se concentró en los hits ochenteros de la banda. Temas como Open Arms, Lights, Stone in love, Don’t Stop believin’, entre otros, hicieron bailar a los nostálgicos. Para ese momento, la masa de gente en el festival ya era notoria.
Luego vino el momento de Incubus. La banda llegó a Río con el antecedente inmediato de su gira de celebración de su álbum Morning View (2001), uno de los más exitosos de su carrera. Por eso, el arranque con las poderosas Nice to know you y Circles, las dos primeras del disco, parecía indicar que se mantenía así. Pero en este contexto de festival hicieron algunos cambios en el set e incluyeron material de otros discos, como Karma, come back, y Anna Molly ya hacia el primer tercio del show.
Brandon Boyd y compañía no eluden los cortes clásicos de Morning View, como Are you in?, que suena hacia la medianía del show. Diligentes, a la coda de ese tema le suman una breve versión de In the air tonight, de Phil Collins. También interpretan el otro cover que venían tocando en la gira, la inmortal Come Together, de The Beatles, que despierta el entusiasmo del público. Y más cuando en el tramo final despacharon una versión de Glory Box, de Portishead. Para el cierre dejaron las interpretaciones de Pardon Me y Drive, dos de sus clásicos, coreadas por el respetable. En suma, un buen apronte para su presentación en Chile el próximo año.
Con poco más de 10 minutos de retraso arrancó la presentación de Evanescence en el Palco Mundo. La presentación de Incubus se había extendido algo más de lo esperado lo que obligó al grupo liderado por Amy Lee a ajustar su salida a escena. Con todo, era uno de los números que tuvo mayor convocatoria confirmando el arrastre que tienen en Brasil. Por supuesto, la ovación sonó contundente ante la entrada de una ceremoniosa Lee, vestida totalmente de negro, a tono con su habitual estilo gótico (y con una pequeña bandera de Brasil pintada cerca del ojo derecho). Su contundente interpretación vocal, poderosa, afinada e intensa, le ganó los primeros aplausos del respetable.
El repertorio de Evanescence estuvo cargado al material de su más reciente álbum de estudio, The Bitter Truth (2021). Pero, igualmente incluyeron los temas más reconocidos de su clásico álbum Fallen, el que celebraron en 2023, a propósito de sus 20 años. Canciones como Going Under e Imaginary generaron un momento emotivo ante la audiencia, con muchos sub 30 que vivieron aquellos primeros años 2000. El resto lo hizo la capacidad de los músicos; un punto aparte lo marcó el excelente baterista Will Hunt. Su potencia, marcha y precisión le dieron un plus a las canciones.
El respetable también se encendió con temas como My heart is broken y Heart of a dream, del álbum homónimo de 2011, desatando la reacción de la fanaticada. El final, con Amy Lee interpretando al piano la balada My Inmortal, marcó un punto alto. La cantante la interpreta sola casi completa, con la banda entrando a ratos y sin reemplazar las cuerdas de la grabación original. La gente, con los teléfonos en alto, siguió el tema y brindó una ovación tras la primera estrofa. El remate con Bring me to life, con Lee sosteniendo las notas altas, coronó uno de los buenos shows de la jornada.
Tiempo de leyendas
Tras el intenso show de Evanescence, casi a las 23.00 horas, se vio a mucha gente moviéndose hacia otros puntos y otros tantos, incluso ya dejando el recinto. No poco se acomodaron en la alfombra sintética para ver a los legendarios Deep Purple. Y de entrada, el grupo golpeó fuerte con la clásica Highway Star.
El repertorio de la banda inglesa se concentró principalmente en el material de los discos clásicos como Machine Head (1972) e In Rock (1970), además de un par de las composiciones de su más reciente disco, =1 (2024), como el sencillo Lazy Sod, un tema que suena como si fuese un descarte de los primeros años setenta. El tramo final con Smoke on the water, Hush y Black Night, prendió al respetable. Un buen apronte para su próximo show junto a Journey el próximo 17 de septiembre en el Estadio Santa Laura de Santiago.
Al cierre de esta edición, ya pasada la medianoche, salió a escena la banda Avenged Sevenfold. Pese a la hora, los californianos tuvieron una buena convocatoria y despacharon un intenso show, con material pesado, mereciendo la respuesta del público que les esperó. En suma, una jornada de alto voltaje, a la altura de uno de los festivales más reputados del mundo.