Javier Bardem vio Dahmer – Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer y quedó gratamente impresionado con la actuación principal de Evan Peters y con la labor detrás de cámaras de Ian Brennan y Ryan Murphy, los cerebros a cargo de la producción de diez capítulos que arrasó entre los usuarios de Netflix en 2022.
Durante esa experiencia ignoraba que poco tiempo después Murphy lo contactaría para ofrecerle interpretar un papel clave en la siguiente temporada de la serie antológica, Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez. Una tanda de episodios enfocada en Lyle y Erik Menendez, los hermanos que asesinaron a sangre fría a sus padres en su mansión de Beverly Hills en 1989 y que estuvieron al centro de un mediático juicio durante la primera parte de los 90.
El actor español –que trabajó con el realizador de American horror story hace 14 años en la película Comer, rezar, amar– aceptó encarnar a Jose Menendez, un hombre que el mundo conoció como un cubano que llegó a Estados Unidos sin hablar inglés y se convirtió en un poderoso ejecutivo de la industria del entretenimiento. Esa era su imagen pública, porque durante el juicio los hermanos acusaron haber sido víctimas de abusos sexuales y emocionales por parte de él desde que eran niños (agresiones de las que estaba al tanto Kitty, la mamá de ambos).
Bardem tiene experiencia dando vida a personajes sombríos. Ganó el Oscar por interpretar al implacable Anton Chigurh en Sin lugar para los débiles (2007) y dejó huella como un villano de James Bond en Skyfall (2012). Esta vez, en gran medida porque se encuentra en una etapa de vida diferente, decidió trazar una línea bien definida entre su compromiso con las filmaciones y su lado doméstico.
“Me estoy haciendo mayor y tengo menos paciencia, supongo. En el sentido de que solo quiero estar ahí (en el set), hacerlo lo mejor que pueda, sea lo que sea que signifique eso, y poder avanzar para hacer mi vida. Soy padre, tengo dos hijos, no quiero volver a casa como Jose Menendez. Quiero volver a casa como Javier Bardem. Así que lo que eso significa es que protejo ese aspecto del trabajo, especialmente si estoy interpretando a un personaje como Jose Menendez”, indica a Culto a través de videollamada.
Asegura que esa aproximación a su labor fue “muy bien recibida” por Chloë Sevigny (Kitty), Nicholas Alexander Chavez (Lyle) y Cooper Koch (Erik) a quienes describe como “personas hermosas y actores increíbles”. “Realmente crearon un ambiente muy hermoso de protección, por lo que pudimos ir allí, hacer el trabajo y regresar. Y me encantó estar junto a mis colegas y mis compañeros de escenas (...) Fue fácil. No tuve que presionar para llegar a un lugar. Eso no fue necesario. Fue fácil, hermoso e inspirador”.
Desde que la producción debutó en Netflix, la semana pasada, el público ha debatido sobre los oscuros temas que se desprenden de sus nueve episodios. El elenco tuvo la oportunidad de tener esa misma conversación durante el rodaje.
“Hubo una discusión abierta desde el primer día de ensayos. Ryan (Murphy) vino, nos sentamos y todos hablamos sobre los guiones y las diferentes escenas que teníamos que hacer juntos. Fue una conversación continua. Una puerta abierta. Ryan siempre contestaba el teléfono si teníamos una pregunta. O Ian (Brennan) o cualquiera de los guionistas y directores. Todos eran muy abiertos”, apunta Sevigny. “Fue un ambiente realmente reconfortante y seguro, donde todos se sentían protegidos y respetados”.
Los creadores –a partir de una investigación elaborada por su cuenta– decidieron presentar la historia desde múltiples ángulos, incluyendo la perspectiva de los propios hermanos, de los padres y de Dominick Dunne (Nathan Lane), un periodista que cubrió el caso para Vanity Fair. El resultado ha provocado el malestar de los principales aludidos (que actualmente cumplen cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional). “Murphy da forma a su horrible narrativa a través de representaciones viles y espantosas”, criticó Erik a través de un mensaje difundido por su esposa.
Bardem defiende la decisión de contar la trama desde un amplio abanico de voces. “Creo que lo que hace es lo que debería hacer la serie. No sabemos las respuestas. Hay muchas preguntas que necesitan respuesta y cosas que deben demostrarse”, advierte. “La serie realmente no puede hacer ninguna declaración sobre nada, sino que expresar o mostrar diferentes puntos de vista basados en diferentes declaraciones que las personas han hecho o en acciones que sabemos que ocurrieron, y luego permitir que la audiencia realice su propio juicio”.