El lugar de la otra aborda un caso real, el crimen de la escritora Maria Carolina Geel, responsable de asesinar a su amante en el Hotel Crillón en 1955. El homicidio y las circunstancias que lo rodearon fueron revisados exhaustivamente por Alia Trabucco Zerán en Las homicidas (2019).
En algún momento la directora Maite Alberdi evaluó en hacer una adaptación íntegra de ese libro de no ficción, incluyendo los casos de Corina Rojas, Rosa Faúndez y María Teresa Alfaro, pero finalmente descartó la idea.
Fue de una de las decisiones clave que tomó en el filme, su primer largometraje de ficción, que acaba de debutar en el Festival de San Sebastián. La historia sigue a Mercedes (Elisa Zulueta), la actuaria del juez asignado al caso del crimen de Geel (Francisca Lewin). El foco está en el giro que vive en su vida tras conocer al departamento de la autora en Santiago en pleno 1955.
Sobre ese estreno, que tiene funciones en el Centro Arte Alameda y llegará a Netflix el próximo 11 de octubre, Alberdi y Zulueta, conversan con Culto.
-La película tiene un componente realista y otro componente de fantasía. ¿Cómo cree que se conjugan ambos elementos?
Maite Alberdi: Yo creo que efectivamente tiene las dos cosas. La película parte desde un caso real. Estuvimos meses investigando al expediente, los testimonios, la prensa. Eso fue muy natural para mí, porque todos mis documentales los inicio así. Toda la información que está en la película es real, incluyendo las cartas, las decisiones del juez y los titulares de prensa. Te diría que es el documental de época que yo habría hecho si esas personas estuviesen vivas.
Ese un documental de época donde se cruza la fantasía porque somos nosotras –yo y las guionistas– las que observamos. Y la que observa por nosotras es la Elisa haciendo a Mercedes. Ahí entra toda la fantasía: hoy en día qué de esa época tiene sentido contar y reproducir, y cuáles son las preguntas que trascienden la década del 50.
-Ese personaje es una invención, pero es parte clave del caso, lo que la vuelve una adición muy orgánica. ¿Cómo decidió crear a ese personaje?
Maite Alberdi: Fue muy importante esa decisión. Todo el material que teníamos no era de María Carolina, era del resto hablando de María Carolina. Toda la información era del pesonaje público que se había construido. Y ella nunca habló; habló a través de los hechos, porque cometió un crimen y publicó un libro. Pero nunca quiso confesar, ni siquiera cuando Gabriela Mistral le mandó una carta después del indulto. Siempre tuvimos la necesidad de un personaje que mirara y no ponerle voz a una mujer que nunca habló. Me parecía injusto atribuirme esa responsabilidad. Nos demoramos en decidir si era un periodista, si era un hombre, si era mujer, si trabajaba en el juzgado. En eso nos demoramos, pero siempre supimos que era un observador del caso.
-¿Qué decisiones tomó durante el rodaje para encarnar a Mercedes?
Elisa Zulueta: Estuve leyendo y escuchando música de la época. De hecho, cuando fui a hacer el casting, estuve dos horas encerrada escuchando música y repasando el textom, y fui con un abrigo de mi abuela de los años 50. Eso mismo lo usé después (en el rodaje). Durante los almuerzos agarraba los libros que estaban en la casa de María Carolina. No tenía celular en el set. Yo hago mil cosas al mismo tiempo. Todo el rato estoy haciendo algo, mientras que estas personas en esa época, no. Comían y fumaban, eso hacían. Tuve que desentenderme un poco de toda mi vida doméstica. Es exigente. Yo pedí ayuda en mi casa, para que me ayudaran y lograr hacer esta película en un cuarto propio. Necesitaba un cuarto propio para meterme en el lugar de la otra.
-¿Cómo describiría la relación de Mercedes con la escritora?
Elisa Zulueta: Muy complejo. Porque en algún lugar la admira. Quieren que la metan presa para poder seguir estando en su lugar. La juzga, porque ella, cuando la conoce, es una mujer machista. Ella atiende a todo el mundo que la rodea. En el juzgado sólo hay gente que no puede operar si no está Mercedes. Para qué decir en su casa. Si ella no llega, no comen. Cuando la María Carolina Geel mata a amante, piensa que está loca. Luego la admira, usa su lugar, se cree ella. Le gusta ese espacio femenino que no había conocido y que sólo lo conoce a través de María Carolina Geel. Entonces, es muy dual. Porque la castiga, pero es la puerta a su femenino. Creo que esas contradicciones están muy bien escritas.
-Tal como sus documentales, que en general transcurren en un solo lugar, la historia de El lugar de la otra termina en un espacio físico. ¿Era consciente de eso?
Maite Alberdi: No lo había pensado así. Creo que no fui consciente de eso, pero fuimos muy conscientes, desde el inicio de la escritura, que se trataba de un cuarto propio. Creo que hay un cruce de adaptaciones. Se está adaptando el libro de la Alia, pero también se está adaptando Un cuarto propio, de la Virginia Woolf. Quizá también es el propio espacio de intimidad que necesito en un set. El espacio de escape que necesitamos como mujeres, un lugar donde no ser nadie, y quizá es lo que me pasa como directora. Voy a grabar a espacios donde trato de no ser nadie y trato de ser invisible. Eso también es lo que está diciendo la película. No sé si fue algo consciente, pero sí, terminé empujando un lugar de grabación.
-¿Consideró una adaptación completa del libro de Alia Trabucco?
Maite Alberdi: Sí, totalmente. Partimos pensando en una adaptación completa, pero lo más desafiante del libro de la Alia es que es un libro de no ficción. Y al final es una tesis. Es como un ensayo con una tesis muy clara: en el siglo pasado la justicia perdonó a las mujeres solo por el hecho de ser mujeres y si las condenaban las visilizaban. Lo más importante para mí era representar esa tesis. En el caso de María Carolina se vuelve más complejo, porque el indulto tiene que ver con la clase, el privilegio. Esas capas hacían que ese caso fuera más atractivo de adaptar.
-¿Cuáles fueron las claves de su trabajo con Elisa Zulueta y Francisca Lewin?
Maite Alberdi: La manera de trabajar, sobre todo con la Elisa, consistió en dar forma a un espacio de confianza y honestidad. Le agradezco que se entregó mucho. Éramos muy honestas con los juicios. La primera vez que leímos el guión ella me dijo: en esta frase está el personaje. Cuando Mercedes levanta la cuchara y dice: a lo mejor quería que la vieran. Hubo mucha apertura a la transformación. Creo que fue un personaje que fuimos descubriendo juntas.
-Es un personaje silente y servicial.
Maite Alberdi: Era un personaje muy difícil, porque tiene el rol de estar en todas las escenas de la película y en todas está el servicio de otros. Es una mujer que en esa sociedad era invisible y es la protagonista. Tenía que construir a un personaje invisible socialmente y que habla poco.
-Elisa, ¿qué fue lo más exigente de interpretar este rol?
Elisa Zulueta: Cuando hablas poco tienes que explicar muchas cosas de manera muy sintética, en momentos muy específicos. Un personaje que no habla, al que nadie ve, es muy complejo de actuar. Sobre todo para mí, que tiendo al ministro. Entonces, la señora aquí me tuvo que bajar un montón.
Maite Alberdi: Es la personalidad opuesta de la Elisa. Llena los espacios y ella (Mercedes) no llenaba ningún espacio.