Una podcaster agnóstica y un rabino que acaba de salir de una relación se enamoran. Parece una mezcla poco probable, una receta para el desastre, y sin embargo, la conexión es indiscutible.
Esa es la premisa de Nobody wants this –Nadie quiere esto–, la nueva serie de Netflix creada por Erin Foster que se estrenó el pasado 26 de septiembre y que ya ha llegado a convertirse en una de las más vistas dentro de la plataforma.
Compuesta por 10 episodios, esta comedia romántica relata la historia de amor entre Joanne (Kristen Bell) y Noah (Adam Brody), dos personas con estilos de vida totalmente distintos que, decididos a que su amor perdure, deben aprender a compartir sus mundos y superar una serie de prejuicios.
“Quería una actriz que lo hiciera de una manera realmente relajada y natural”, contó Foster para Harper’s Bazaar, a lo que los productores de Netflix respondieron: “Es Kristen Bell. Es Kristen Bell, sin importar qué”.
La actriz, conocida por actuar en series como Veronica Mars (2004) o The Good Place (2016) comparte pantalla con Adam Brody, que se hizo popular a principios de la década de los 2000 por su papel en la popular serie The O.C. (2003).
“Sabía que teníamos una gran química. Sabía lo talentosa y divertida que es”, expresó Brody para TV Line. “Pero en realidad no fue hasta que vi el primer episodio poco después, que vi la química y dije: ‘Oh, está bien, esto es real’”.
Una historia de amor que se sale de las pantallas
Erin Foster (42) –creadora del programa– es una escritora, intérprete y emprendedora estadounidense conocida por ser la hija del productor musical David Foster. Junto a su hermana Sara, Erin ha trabajado en televisión durante muchos años, actuando en series icónicas como Gilmore Girls o The O.C.
Tras el estreno de Nobody wants this, Erin ha dejado claro que se basó en su propia historia de amor junto a su esposo Simon Tikhman para escribir la serie —aunque no todo sucedió tal cual como se ve en las pantallas—.
Para empezar, la pareja se conoció en un gimnasio, no una fiesta, y Simon nunca fue rabino —aunque sí le advirtió a Erin en su primera cita que quería casarse con una mujer judía—. Y así fue. Según contó Foster para The New York Times, ella decidió convertirse al judaísmo tras conocer a Simon, con quien se comprometió un año después de comenzar su noviazgo.
Sin embargo, a pesar de algunos detalles, la base de la serie se mantiene fiel a la realidad, explorando problemas similares a los que Erin y Simon se tuvieron que enfrentar durante los primeros meses de su relación.
“No venimos de entornos similares”, explicó Erin en su podcast The world´s first podcast. “Venía de un lugar mucho más tradicional, un lugar menos convencional. Cuando nos reunimos pensamos: ‘¿Cómo va a funcionar esto?”
Sin embargo, después de conocer a Simon con más profundidad, Erin no dudó un segundo en que quería pasar el resto de su vida con él y asegura que Nobody wants this simboliza una “carta de amor” a su matrimonio.
Las críticas la ven con la misma estima. “Es tan divertida, dulce, escabrosa y romántica como la comedia puede llegar a ser”, expresó The Guardian, mientras que Independent la catalogó como “una agradable mezcla entre escapismo de comedia romántica y, a veces, realismo mordaz”.