Al Pacino no tenía más de dos años de vida cuando sus padres se separaron. A los tres o cuatro fue por primera vez al cine junto a su mamá, y a los cinco vio Días sin huella (1945), la película de Billy Wilder sobre un escritor fracasado y alcohólico. Con 28 años, y luego de varios altibajos, debutó en un espectáculo de Broadway y tras bambalinas se enteró de una dura revelación familiar que lo llevó a tomar terapia.
Todo aquello es parte de lo que el octogenario actor relata en las primeras páginas de Sonny Boy, las memorias que se lanzarán a mediados de este mes y que llegarán en español durante noviembre.
Una publicación con la que contradice lo que había expresado rotuntamente hace un tiempo: evitar escribir un libro sobre su propia existencia, porque la sola idea le parecía una tortura. “Me arrepiento (...) Pero estaba diciendo la verdad. Eso es todo lo que sé”, indicó el ganador del Oscar a The New York Times.
A ese periódico le detalló una de las revelaciones que contiene la autobiografía: su experiencia cercana a la muerte tras contagiarse de Covid-19 en 2020. Según recordó, antes de perder el conocimiento en su casa se sintió deshidratado y afiebrado. Al poco rato, gracias a la rápida acción de su asistente, estaba siendo atendido por personal de salud que llegó de emergencia a su domicilio.
“Dijeron que mi pulso se había ido. Fue así: estás aquí, no estás aquí. Pensé: vaya, ni siquiera tienes tus recuerdos. No tienes nada”, explicó el protagonista de Caracortada (1983), junto con asegurar que “no vi la luz blanca ni nada. No hay nada allí”.
Luego, en conversación con People, entregó declaraciones que describen ese suceso con mayor ambiguedad. “Pensé que había experimentado la muerte. Puede que no la haya experimentado. En realidad, no creo que la haya experimentado”.
“No creo que haya muerto. Todos pensaron que estaba muerto. ¿Cómo podría haberlo estado? Si estaba muerto, me desmayé. Y cuando abrí los ojos había seis paramédicos en mi living. Había una ambulancia afuera de la puerta y dos de mis médicos con esos trajes espaciales (como) en Marte”, agregó.
Ese duro episodio ocurrió después de que tuviera un dulce inicio de año, con nominaciones a los Oscar y Bafta por su rol en El Irlandés (2019), su primera película junto a Martin Scorsese.
Posteriormente, una vez que se recuperó, filmó La casa Gucci (2021), de Ridley Scott; Knox goes away (2023), el segundo largometraje de Michael Keaton como director, y Modì, three days on the wing of madness, la cinta de Johnny Depp que acaba de exhibirse en el Festival de San Sebastián. Además, en 2023, se transformó en padre de su cuarto hijo, el primero junto a Noor Alfallah, su actual novia.
Al momento de citar un título de su filmografía que su pequeño retoño debiera ver, su elección fue inesperada. “Creo que debería empezar con la de Adam Sandler”, respondió en alusión a Jack y Jill (2011), comedia en la que tiene una escena en la que aparece haciendo un comercial ridículo para una cadena de donas. Lejos de avergonzarse, reconoció que se involucró en ese proyecto por plata.
“Creo que es gracioso. Llegó en un momento de mi vida en el que lo necesitaba, porque fue después de descubrir que no tenía más dinero. Mi contador estaba en prisión y yo necesitaba algo rápido. Así que acepté esto”, planteó a The New York Times.
Su libro promete profundizar en sus orígenes, en las luces y sombras de su vida íntima y en el recorrido profesional que le permitió transfomarse en protagonista y testigo privilegiado de una época de Hollywood que ya luce extinta.
“Escribí Sonny Boy para expresar lo que he visto y vivido en mi vida”, señaló Pacino a People cuando anunció su autobiografía. “Ha sido una experiencia increíblemente personal y reveladora reflexionar sobre este viaje y lo que la actuación me ha permitido hacer y los mundos que me ha abierto”.
“Toda mi vida ha sido como un viaje a la Luna y hasta ahora he sido un tipo muy afortunado”.