Cuando Han Kang publicó La vegetariana en Corea del Sur en 2007, la obra no fue bien recibida. “Encontraban que era una obra muy reaccionaria, o quizás la palabra que usaban era resentida”, explica a Culto Valentina Figueroa, máster en Estudios Coreanos y coordinadora de proyectos del Centro de Estudios Comparados de Corea de la Universidad Central.
El ascenso de la obra de la ganadora del Nobel de Literatura 2024 vino años después. El ojo de la traductora Sunme Yoon fue clave para la internacionalización del trabajo de Kang. Gracias a su alto dominio del coreano y el español—nació en Corea del Sur, pero desde pequeña vivió en Argentina—tradujo La vegetariana con la intención de presentar esa joya en tierras trasandinas.
Desde 2010, el editor argentino Miguel Balaguer, de la editorial Bajo la luna, estaba explorando textos de territorios periféricos. “Esos libros de literatura coreana generalmente pertenecían al realismo social, a toda la experiencia de la dictadura, por ejemplo”, cuenta Balaguer a Culto.
En 2011, los caminos de Miguel Balaguer y Sumne Yoon se cruzaron. “La vegetariana fue para mí una sorpresa enorme cuando ella me la recomendó. La novela se diferenciaba muchísimo de todo lo que yo había leído hasta ese momento de literatura coreana”, relata el editor. El libro se publicó rápidamente en su primera versión en una lengua occidental. Con una portada gris, La vegetariana estaba disponible para la lectura de los argentinos en 2012.
Para la Feria del Libro de Buenos Aires de 2013, en ese momento una desconocida Han Kang llegó para participar del encuentro. En la charla había público, pero no demasiado. Es más, en otro evento que realizó, solo asistieron ocho personas aproximadamente.
El boom realmente llegó en 2015, gracias a la traducción de La vegetariana al inglés. Ese hito, si bien marcó un gran paso para la carrera de Kang, no estuvo exento de polémicas: se acusó a la traductora Deborah Smith de desconocimiento del coreano, errores gramaticales y de cambiar el estilo y tono de la novela.
“Se decía que la traductora había agregado partes y que había realzado los contenidos feministas, cuando, en realidad, no hay una intención política especulativa en la novela, lo trae en la esencia”, explica Balanguer.
Como fuere, su título ganó el Premio Booker Internacional, uno de los máximos galardones literarios del Reino Unido. Ese fue el momento que consagró a Han Kang como una de las voces literarias más potentes de Corea del Sur y su continente.
Las relaciones humanas y la violencia: su directriz
El primer libro publicado de Han Kang fue El amor en Yeosu (1995), un texto de poesía. Sin embargo, dos años antes, su poema El invierno de Seúl en la revista Literatura y Sociedad fue el principio de su carrera literaria. Obras como Dejé la cena en la gaveta (2013) —también poesía— y las novelas El venado negro, La vegetariana, Actos humanos y La clase de griego robustecen su trayectoria.
Berenice Ramos, investigadora postdoctoral del Instituto de Estética UC, colaboradora académica del Centro de Estudios Asiáticos UC y especialista en narrativa japonesa y coreana, define la obra de Kang como potente, “por la manera en la cual aborda temas como el aislamiento, las relaciones familiares, la comunicación, el dolor, el cuerpo, la disputa entre realidad y ficción, así como el lenguaje mismo. Otro elemento a destacar en la narrativa de Kang es su forma de abordar el tema de la violencia sin caer en sentimentalismos o clichés, siempre les entrega dignidad a los seres violentados”.
Al momento de definir la obra de Kang, Valentina Figueroa usa la misma palabra. “Es una escritora que trabaja de una manera muy potente las relaciones de la sociedad surcoreana con los procesos de memoria. Ella se hace cargo de tópicos que son muy controversiales en la época, se atreve a mostrarlo de una manera bastante cruda y también bastante reflexiva, en torno a la degradación y también la condición del ser humano, frente a la violencia sistémica y también a eventos de trauma”, explica.
Ante la pregunta de cuál es el gran tema que aborda Han Kang en su obra, el traductor argentino Nicolás Braessas, de Hwarang Editorial —que solo publica literatura coreana—, responde: “El gran tópico de Han Kang es la violencia. La violencia en todas sus formas”. En esa línea, pone como ejemplo el libro Actos humanos (2014), que aborda la masacre de Gwangju de 1980, a través de la historia de siete personajes. El guiño a la memoria que hace Figueroa se manifiesta en esta obra.
Para Taira Sedini, directora creativa y cofundadora de Autoras Librería, Kang “escribe sobre temáticas contingentes y pone en el centro las relaciones humanas actuales. Tiene la capacidad de ofrecer una temática muy simple, pero destapar una realidad muy brutal”.
Así es su escritura
Prosa delicada, trabajada y poética; son algunos de los adjetivos que utilizan los expertos para describir la forma de escribir de Han Kang. Para la escritora, según sus declaraciones, el lenguaje resulta crucial como herramienta y como temática.
“Posee un lenguaje delicadísimo. Tiene un libro que se llama Blanco, que es una suerte de diario que escribió en Polonia, que es prosa, pero llega a tal nivel de sutileza, que por momentos es poesía. A pesar de que su gran tema es la violencia, tiene una pluma bellísima”, describe Nicolás Braessas.
“Su prosa está formada por oraciones en las que cada palabra está cargada de significados, lo cual puede crear —en lectoras y lectores —un juego engañoso que podría orillarnos a perder el foco en las historias contadas, pero lo que en realidad persigue Kang es extendernos una invitación a respirar con lentitud y pensarlo todo desde distintas perspectivas para no perdernos algo o alguien esencial”, agrega Ramos.
Valentina Figueroa añade: “Ella es muy descriptiva y a veces genera esta incomodidad en su narrativa, que yo creo que es su objetivo: incomodar a veces al lector para generar esta reacción y esta reflexión en torno a los temas que ella quiere mostrar”.
La vegetariana: obra insigne y ¿feminista?
Hoy, La vegetariana llega a Chile gracias a Random House. “Es una gran sorpresa que la academia sueca reconozca a una autora joven, con una prosa diáfana, poética, que saca a la luz las contradicciones de la vida privada, poniendo énfasis en esclarecer la violencia de la cultura patriarcal, como se aprecia en su elogiada novela La vegetariana”, dice a Culto la directora editorial de Penguin Random House, Melanie Jösch, pocas horas después del anuncio.
Si bien este título no es el primero, es el que marca un antes y un después en la carrera de la autora de 53 años. Dividida en tres partes, esta novela corta cuenta la historia de una mujer que sufre las brutales consecuencias de romper la norma y volverse vegetariana. “Toda su vida se va destruyendo por esa siempre decisión”, dice Braessas.
En este libro, la violencia se hace presente sobre el cuerpo femenino. “Me llamó la atención el tema: el control de la mujer sobre su propio cuerpo hasta los límites más extremos y autodestructivos, y cómo a la vez eso se vuelve una afirmación y una defensa de su identidad más profunda, la que se contrapone a los mandatos de la sociedad representada en los otros: el marido, los padres, etcétera”, expone Carolina Brown, escritora chilena y máster en creación literaria.
La vegetariana está estructurada en tres partes con diferentes narradores. “Me gustó también como está construida la novela en términos formales. Esta mujer oprimida, disminuida, se construye en el vacío, a través del relato de otros personajes que hablan por ella e interpretan su comportamiento y sus elecciones”, afirma Brown.
Ahora bien, los especialistas debaten si es o no una obra feminista. “En cada entrevista que le hacen, le preguntan si es feminista y ella dice que no. Su obra vive hablando de la situación de la mujer, de la crueldad hacia la mujer; pero ella se define como no feminista”, dice Braessas.
Su compatriota, Miguel Balaguer, agrega: “Podría decir que La vegetariana es tremendamente feminista, pero en realidad, es un libro sobre una mujer, no tiene la voluntad de ser político en ese punto. Es político, porque es íntimo”.
Han Kang, autora de hitos
Más allá de la discusión en torno a si posee tintes feministas, Han Kang ha logrado importantes hitos para la escritura hecha por mujeres.
Los japoneses Yasunari Kawabata (1968), Kenzaburō Ōe (1994), Kazuo Ishiguro (2017) y el escritor chino Mo Yan (2012) son aquellos que representaban a Asia en el Nobel de Literatura. Sin embargo, en Corea de Sur había una sombra que hasta el jueves no se removió cuando Han Kang fue anunciada como ganadora: la primera mujer asiática y la primera surcoreana.
A esos logros se suma el ser una de las escritoras más jóvenes en recibir el Nobel. “Ya está un poco estandarizado que año por medio se le otorgue a una mujer, pero siempre no deja de ser un tremendo orgullo y felicidad que se sume una nueva ‘miembra’ a este premio, así que ahora tenemos 18 autoras ganadoras de Premio Nobel de Literatura. Su perfil representa como esta cultura se está introduciendo de forma muy potente y necesaria”, concluye Taira Sedini, de Autoras Librería.