“Ahora saco en limpio que la idea de la muerte no me aterra”, dijo el autor chileno y Premio Nacional de Literatura Antonio Skármeta para La Tercera en 2017, “pues desde la finitud es que uno trata de encontrarle la grandeza a la insignificancia”.

En ese entonces, el autor había superado un cáncer de estómago que lo había hecho bajar 25 kilos. Rumores sobre su enfermedad circulaban por todos lados, e incluso se dijo en algunos medios que iba a partir a Europa para ser operado.

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Sin embargo, el Antonio Skármeta de esa lejana entrevista de 2017 se encontraba de vuelta en buena salud y al parecer, había hecho las pases con la muerte. Después de aquel susto que lo obligó a dejar la pluma por casi un año, volvió con el mismo entusiasmo por la literatura que siempre demostró, asegurando que estaba trabajando en un nuevo libro.

“Sentí el deseo de escribir algo que me parecía más urgente, más tangible y respiratorio para mí, y que me cantaba todos los días como un pájaro desde la ventana de mi pieza”, decía en 2017.

Así, en 2019 Skármeta publicó lo que sería su última obra: Los nombres de las cosas que allí había, una recopilación de trece cuentos que escribió cuando tenía 27 años.

“A los 27 años, a esa altura, tenía una posición frente a la vida y a la literatura, que yo hermanaba mucho: había que escribir lo vivido, y si no se vivía con bastante intensidad todo, no había que escribir. Ahí es donde viene la certeza, la sabiduría del joven: porque tiene la juventud, lo tiene todo; entonces no recibe ni recetas ni consejos”, recordaba en 2019.

Es innegable que Antonio Skármeta vivió su vida con intensidad, algo que se refleja constantemente en sus historias. En conversación con La Tercera hace unos años, reconoció haber pensado en plasmar sus memorias en una biografía. “He pensado muchas veces en escribir mis memorias, pero en la alternativa de hacer algo de creación, en el sentido, de creación ficticia. Cuando lo intento finalmente termino optando por contar una historia que concluye en un cuento o una novela”, expresó”.

“Al tratar de escribir una autobiografía, no sé cómo evitar la ficción, verme a mí mismo como un personaje de ficción. Creo que me estoy ahorrando esa mirada un tanto despiadada que requiere la autobiografía. A lo mejor me faltan algunos años más para incurrir en ese vicio mayor”, concluyó.

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