El Gran Dictador: el primer largometraje sonoro de Charles Chaplin que se atrevió a burlarse de Hitler
Catalogada como la película de mayor éxito comercial de Chaplin, esta cinta permanece como una de las sátiras más icónicas y revolucionarias de la época. Fue estrenada hace 84 años.
Era el año 1938 y mientras en Europa se firmaba el Acuerdo de Munich y Hitler comenzaba a ganar popularidad, el destacado actor y director británico Charles Chaplin terminaba de escribir el guión para su próxima película.
Los rumores que corrían en ese entonces decían que Chaplin estaba buscando hacer su primera película sonora, una propuesta arriesgada considerando que el cine mudo era parte de su sello. Pero no se equivocaban.
Después de un largo periodo de filmación y revisión, Charles Chaplin presentó El gran dictador en el Capitol Theatre de Nueva York el 15 de octubre de 1940, exactamente 84 años atrás. El ambiente político en ese entonces se encontraba en su momento más crítico. Tan solo unas semanas atrás, el 3 de septiembre de 1940, Inglaterra le había declarado la guerra a Alemana, y si bien Chaplin se había mudado a Estados Unidos en 1913, las noticias de la guerra llegaron igual de fuerte.
La película -que fue vetada tanto en Alemania como en los lugares ocupados por el país- cuenta la historia de un humilde barbero judío -interpretado por Chaplin- que vuelve a su casa años después del final de la Primera Guerra Mundial sin recordar nada de su vida pasada debido a un accidente aéreo. Al volver, el barbero se encuentra con una compleja situación política en su país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista -también interpretado por Chaplin- ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío.
El gran dictador de Chaplin hace una cómica, pero certera interpretación de las maneras de Hitler, a la vez que emite una dura crítica al nacionalismo. El cineasta no solo se burla de Hitler, sino que incluye otros famosos personajes de la época como Garbitsch, Herring y Benzino Napolini que en realidad representan al ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels, la mano derecha de Hitler, Hermann Göring y Benito Mussolini.
La película se convirtió rápidamente en un manifiesto en contra de la Alemania nazi, por lo que fue una obra sumamente controvertida, especialmente teniendo en cuenta que Chaplin era considerado una de las más grandes estrellas del cine estadounidense.
Aun así, en su primera semana de proyección, El gran dictador recaudó 106.000 dólares, solo en el mítico Capitol Theatre.
Un discurso que pasó a la historia
Quizás uno de los aspectos más recordados de la película de Chaplin fue el apasionado discurso en primer plano que da el barbero judío haciéndose pasar por Adenoid Hynkel, donde aboga por la humanidad y la igualdad.
“Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura”, expresa. “Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, a millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oírme, les digo: no desesperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano”.
Tras su estreno y los sucesos sociopolíticos que le siguieron, la película de Chaplin fue acusada en múltiples ocasiones de trivializar las atrocidades nazis. Tiempo después, el propio Chaplin dijo en su autobiografía que “si hubiera conocido los horrores reales de los campos de concentración alemanes, no podría haber hecho El gran dictador; no podría haberme burlado de la locura homicida de los nazis”.
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