Zadie Smith (48) decidió salir de su zona de confort y entró a convivir con otra historia, lejos de su tiempo pero no de su interés. La oriunda de Londres escribió una novela histórica, ambientada en la Inglaterra Victoriana, donde toca los temas que han cruzado su narrativa, como el racismo, la multiculturalidad y la referencia a la Jamaica de sus orígenes. Se llama La impostura y acaba de llegar a Chile publicada por la casa española Salamandra, especializada en autores de diferentes lugares del mundo.
“Quise pensar en la época victoriana y en el ahora. Me llamaba la atención que había mucho sufrimiento y mucha injusticia, pero también mucho cambio político. Los cimientos de mi libertad se pusieron entonces: la idea del sufragio universal y de lo público. Fue entonces cuando se produjo la batalla por la tierra y por la educación pública, por ese espacio público que compartimos”, explicó al matutino El País. “Fue un momento radical también porque ese enorme sistema de capitalismo racial, la esclavitud, acaba y yo me preguntaba: ¿cómo terminas algo así? ¿Cómo se pone fina una injusticia de esa escala?”, agregó la autora de Dientes blancos y Con total libertad.
Es que la esclavitud tiene algo que decir en esta novela. La impostura se trata de la historia de Eliza Touchet, una ama de llaves que se obsesiona con un juicio -ocurrido en la vida real- en que Roger Tichborne, heredero de un enorme imperio que había desaparecido en el mar y declarado muerto en 1854, ha reaparecido de repente y reclama lo que le corresponde. A la mujer le llama la atención el testigo clave en el juicio, Andrew Bogle, que es un antiguo esclavo jamaicano, el único que puede confirmar lo que reclama el hombre.
“Hubiese sido más fácil escribir o bien sobre los horrores del siglo XIX o bien sobre la cháchara de los salones y las bobadas de aquel momento, pero lo que me llamó la atención es que estos dos mundos siempre transcurren de forma simultánea”, señaló Smith a El País. “Mira, yo hoy vengo de un desfile y hay una guerra horrible. Estos dos planos son inseparables, porque siempre se producen atrocidades y siempre hay gente que sigue con su vida. Es fácil decir que uno no entiende cómo en el XIX la gente no estaba en las barricadas protestando contra la esclavitud. La respuesta es simplemente porque la gente normalmente no hace eso. Algunas personas heroicas sí”.
Para Smith, un punto importante es entender la relación histórica entre Jamaica e Inglaterra. “No se puede entender un país sin haber entendido antes su historia”, aseguró en una charla que dio en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), instancia donde también dijo que le “avergüenza” que la mayor parte de los ingleses no sea consciente de la relación que hubo durante 400 años entre ambos países y, por supuesto, del sufrimiento de los jamaicanos.
Además, Smith ha dicho cómo quiso hablar del tema de la esclavitud a partir del personaje de Bogle mirado desde una perspectiva no tan absoluta. “En muchas de las ficciones que se escriben sobre la esclavitud hay una conciencia absoluta sobre la naturaleza de la opresión, pero mi experiencia, leyendo los pocos documentos históricos que hay de los esclavos del Caribe, es que lo peor que le puede pasar a una persona les ha pasado a ellos, pero al mismo tiempo esa es su vida, y no lo expresan como lo expresaríamos nosotros”, reflexionó con El País. “Fue una barbarie, también un negocio, una fuente colosal de ingresos, un lugar donde la gente trató de sobrevivir como fuera, no todo el mundo en una plantación es una víctima o un ángel. Los esclavos construyeron pequeñas vidas en ese sistema del mal y la opresión”.
Como escritora, Smith se ha mostrado crítica y lejana de las redes sociales, lejos de los comentarios de la gente que comenta que sus novelas son algo complejas. “Escribo para las personas, no para robots. Todo el mundo tiene la capacidad de leer y apreciar una historia”, dijo en la charla del CCCB. Y en El País agregó al respecto: “Los escritores han trabajado durante miles de años sin saber en medio segundo lo que medio millón de personas piensan. No es normal, es una relación tecnológica algorítmica que no es natural y por eso no voy a participar en ello, no es sano”, y asegura que no quiere “entrar en el circo”.