Más de 30 familiares y amigos de Erik y Lyle Menendez se reunieron la tarde de este miércoles 16 de octubre frente a un tribunal en Los Angeles, California, para pedir la liberación de los hermanos, luego de que hace tan solo uno días la fiscalía anunciara la posibilidad de reabrir el caso.
“Lyle y Erik merecen una oportunidad de sanar”, expresó Anamaría Baralt, prima de los hermanos. “Nuestra familia merece la oportunidad de sanar con ellos”.
Los hermanos Erik y Lyle Menéndez fueron condenados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, en 1989 tras un mediático juicio. Este año, el caso fue retratado por el director de cine Ryan Murphy en la popular serie Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez y posteriormente por el documental Los hermanos Menendez, algo que hizo resurgir el interés por los hermanos.
Sin embargo, durante los últimos días el caso ha estado más presente que nunca luego de que saliera a la luz nueva evidencia, involucrando una carta que Erik habría enviado a su primo Andy Cano en 1988, donde menciona los abusos y su temor ante su padre: “He estado tratando de evitar a papá. Todavía me pasa, Andy, pero ahora es peor para mí. Todas las noches me quedo despierto pensando que podría venir. Tengo miedo. Está loco. Me ha advertido cientos de veces que no se lo cuente a nadie”, lee la carta.
Las declaraciones de la familia
Ante las noticias, la Fiscalía del Distrito de Los Ángeles se encuentra investigando la evidencia con la posibilidad de reabrir el caso. Esto fue lo que llevó a la familia de los hermanos Menendez a reunirse a las afueras del juzgado la tarde de este miércoles con el objetivo de emitir presión al juez. Su argumento principal es que los hermanos sufrieron horribles abusos sexuales a manos de su padre y que no representan una amenaza para la sociedad.
Ana María, prima de los hermanos, aseguró que Erik y Lyle fueron víctimas de un sistema que no los escuchaba. “Se burlaban de ellos, los tildaban de asesinos a sangre fría. Si su caso fuera escuchado hoy, con lo que sabemos del abuso y el síndrome postraumático, no tengo duda que la sentencia hubiera sido diferente”.
A la vez, Brian A. Andersen Jr., sobrino de Kitty Menéndez, expresó que “trataron de protegerse de la única forma que sabían. (...) En lugar de ser vistos como víctimas, fueron vilipendiados”.
Por su parte, Joan VanderMolen, hermana de Kitty Menéndez, también emitió un emotivo discurso: “Sus acciones, si bien trágicas, fueron una respuesta desesperada de dos muchachos tratando de sobrevivir a la crueldad inimaginable de su padre”, argumentó; “ellos eran niños que debieron ser protegidos. Fueron defraudados por la gente que tenía que protegerlos: sus padres, el sistema”.
Finalmente, concluyó: “Ya han pagado un precio muy alto, por un sistema que no los reconoció. Ellos han crecido, ellos han cambiado. Son mejores personas, a pesar de todo lo que han pasado”.