Fue con Normal People (Random House, 2018), su segunda novela, y que fue llevada a serie por Hulu y la BBC (en Chile se pudo ver por Apple TV, con Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones en los roles centrales) que el nombre de Sally Rooney (33) salió disparado a las grandes ligas. Es que la irlandesa se hizo conocida por su narrativa enfocadas en las chicas tristes y con la mirada joven del mundo. Siguió esa línea con Dónde estás, mundo bello (2021), pero con Intermezzo, su más reciente novela publicada por Random House, todo cambió.
En esta novela, este vez el foco son los hombres. Narra la historia de dos hermanos, Peter e Ivan Koubek, que salvo el hecho de ser hermanos y estar de duelo por la muerte de su padre, no tienen nada en común. Son el agua y el aceite. Peter es un carismático y elegante abogado de 32 años que se debate entre dos mujeres, su expareja Sylvia, ese primer amor que nunca termina de dejar de lado; o cultivar la aventura que mantiene con Naomi, una universitaria de 23 años que se toma la vida algo a la ligera.
En cambio, Ivan, de 22, es un reservado y rígido ajedercista, torpe socialmente. Llega a tanto su aislamiento que Peter cree que Ivan es un “bicho raro”, un “incel”, o incluso hasta algo fascista, pues el muchacho tiene la afición de ver vídeos de misóginos y visitar webs antifeministas, y que no cede su asiento a embarazadas en el autobus. Pero todo cambia cuando en un torneo de ajedrez conoce a Margaret, una divorciada 14 años mayor que él.
En esta novela, Rooney se sumerge en un mundo totalmente masculino. Son esos vínculos entre hermanos y sus parejas las que guían la novela. “En lo que respecta a la estructura dramática, creo que Intermezzo tiene mucho en común con mi última novela, Dónde estás, mundo bello -comentó su autora a la revista Lengua- Pero sólo en retrospectiva me di cuenta de que me estaba repitiendo un poco, lo que probablemente es bueno. Ambas novelas tienen un primer impulso motivado por las relaciones románticas, pero también una dinámica subyacente que se desarrolla más lentamente y que resulta ser el núcleo del libro. En la última novela, se trataba de una relación entre dos amigas, y en este libro es entre dos hermanos. Pero no tenía ninguna intención específica de explorar una relación entre hermanos cuando me senté a escribir el libro”.
“Al principio, ni siquiera pensaba que Ivan tuviera un hermano. Con el tiempo, Peter entró en mi mente, por así decirlo, y la idea dio un nuevo giro. Me gustaban mucho esos dos personajes y disfrutaba escribiendo sobre ellos y su relación. Pero no tenía la intención consciente de explorar una dinámica familiar o un vínculo entre hermanos; simplemente escribía sobre los personajes que se me presentaban”.
En la misma entrevista Rooney reconoce que en la novela -con la historia de Peter- hay una reflexión sobre los tipos de amores. O los que socialmente se establecen como tipos de amores. “Hay una tendencia en la vida social a someter las relaciones íntimas a una especie de sistema regulador que funciona en parte a través del vocabulario. Toda relación, siempre que no sea clandestina, tiene que clasificarse en un determinado ‘tipo’, y los tipos de relación disponibles no son muy numerosos. Las relaciones que se resisten a la categorización pueden ser difíciles o imposibles de integrar en nuestra vida social ordinaria. Peter se enfrenta a este problema y le resulta muy doloroso. De hecho, muchos de mis personajes se han enfrentado a variaciones de este mismo problema. Las relaciones clandestinas se repiten a menudo en mi obra. Y creo que es porque me interesa constantemente la dificultad de integrar las relaciones íntimas en la vida social”.
Una dimensión de la novela es la del ajedrez. En la citada entrevista Rooney comenta cómo fue sumergirse en un mundo tan particular, de hecho, el titulo de la novela es por una jugada del ajedrez. “Me divertí mucho con los aspectos ajedrecísticos de la novela. Como mucha gente, durante el confinamiento me interesé por el ajedrez. Y entonces, en 2021, tuve una idea para una historia sobre una partida de exhibición simultánea en un centro artístico de una pequeña ciudad. Hacía ya tiempo que me interesaba el ajedrez y había leído un poco por puro interés, así que al principio no necesité investigar mucho más”.
“Por supuesto, cuando la idea pasó de ser un relato a convertirse en una novela, entera, tuve que aprender más sobre el mundo del ajedrez de competición contemporáneo, porque quería que los detalles fueran correctos. El proceso de interesarme por algo y luego tener una idea para una historia me resulta familiar. Como nunca he podido utilizar los episodios de mi propia vida en mis obras de ficción, tengo que estar atenta al mundo y seguir alimentando nuevos intereses. De ahí surgen las ideas, de un modo un tanto misterioso o al menos oscuro”.
La parte de los críticos
En general, la novela ha tenido una recepción mixta. El señero The Guardian la alaba: “Intermezzo es perfecta, verdaderamente maravillosa, una tierna y divertida novela atrapante sobre los trastornos del duelo, y el tratamiento más rico hasta ahora de Rooney de los enredos románticos confusos. No se centra en una amistad de larga data, sino en dos hermanos rivales, lo que le da una historia compartida más contundente que puede utilizar para generar impacto emocional y hacer reír a carcajadas”.
El sitio especializado NPR, afirma: “Sally Rooney, que causó tanto revuelo con su primera novela, Conversaciones entre amigos, en 2017, ha dejado claro con cada libro sucesivo que no es una novela pasajera. Intermezzo , su cuarta novela, es la más desarrollada y conmovedora hasta el momento...Las conversaciones, siempre resonantes, a menudo sobre temas delicados, siguen siendo alternativamente sinceras y encubiertas, quejumbrosas y divagantes. Las escenas de sexo (expresiones físicas de las comuniones emocionales de sus personajes) son tan hermosas como siempre. Pero Intermezzo se centra menos en cuestiones de actualidad sobre cómo vivir en un mundo problemático y cada vez más inviable y más en las ramificaciones psicológicas del amor, la pérdida y el dolor”.
Por su lado, Babelia, el suplemento de Cultura de El País, es bastante menos halagador: “Una novela correcta que no justifica un fenómeno literario...Pienso en el abanico de registros sintácticos, con oraciones más o menos complejas, que la autora maneja en función del personaje al que siga; en el buen manejo técnico del montaje paralelo; o en el acierto con que presta atención al detalle. Sin embargo, hay otros tantos defectos que se percibe aquí y allá, todos menores, a veces incluso nimios, pero presentes. Y ahora estoy hablando de la sobrexplicación de los detalles escogidos para concretar los dilemas y las situaciones; la casi caricatura sociológica del personaje de Naomi...o la vaga sensación de que la ambición se toca demasiado con la pretensión. Por último, tal vez una poda le habría sentado bien a Intermezzo, solo que entonces, tal vez, me temo, los editores originales y la autora habrían sentido que rebajaban la importancia del libro”.
“Si me preguntan a mí, la relación entre Ivan y Margaret, con una diferencia de 14 años de edad a favor de la mujer, es el hilo que mejor funciona y más me cautiva en estas páginas. En cambio, la cuestión central, que es la del padre que une a ambos hermanos, se me deshilacha un poco. No, exagero: no se deshilacha, es solo que, repito, Rooney no dice nada tan importante… Y no hay tema más importante que la muerte del padre”.