No hay más Elena Blanco. Se acabó. Esa es la decisión en firme que tomaron los tres guionistas y escritores españoles que forman el colectivo Carmen Mola: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero. Bajo ese seudónimo, han firmado una exitosa carrera literaria que incluye la obtención del Premio Planeta 2021. Sus novelas se han centrado sobre todo en el thriller y la novela negra. En esa línea, desarrollaron una saga de novelas policiales con una mujer de protagonista: la detective Elena Blanco.
Pero ya habrá más. Los hispanos acaban de publicar El Clan (Planeta), la quinta novela y final de la saga de Elena Blanco. En esta oportunidad, la detective -jefa de la Brigada de Análisis de Casos (BAC)- se enfrenta a un enemigo poderoso, ya que es un enemigo un rostro y colectivo: El Clan, una organización que agrupa a políticos, empresarios y gente poderosa que tiene sus garras extendidas incluso en la policía, lo que resulta en que Elena termine siendo acusada de un delito, alejada de la BAC y enviada a la cárcel. En paralelo, un hombre misterioso, El Sipeeni, quien parece ser la cabeza de El Clan lidera un contrabando de armas a países Africanos y el tráfico ilegal de órganos de jóvenes migrantes. Y parece que nadie lo detendrá.
Los Carmen Mola se toman tan en serio lo de ser un seudónimo colectivo, que responden a Culto de manera colectiva, a coro vía correo electrónico: “La semilla de El Clan se encuentra en la novela anterior de Elena Blanco, Las madres. Al final de esta historia desaparece un personaje clave y parece haber caído en las garras de una organización sobre la que aún sabemos muy poco y que se hace llamar El Clan. Cuando escribimos ese final de Las madres todavía no teníamos todos los elementos de esta última historia, pero sí estábamos seguros de algunos mimbres que han acabado siendo fundamentales en El Clan”.
¿Por qué decidieron cerrar la saga de Elena Blanco con esta novela?
La verdad es que la decisión fue unánime y fueron dos las razones clave. La primera era que no queríamos que la saga de Elena Blanco fuera eterna, que se alargara hasta diez o doce libros como sucede con algunos personajes de novela negra. No queríamos aburrir al lector y, sobre todo, no aburrirnos a nosotros mismos hasta el punto de llegar a escribir una novela de Elena Blanco sin la emoción con la que hemos encarado cada una de las historias de esta saga. Preferíamos terminar cuando, tanto lectores como autores, todavía teníamos ganas de más. La otra razón es de índole dramático: por un lado, Elena Blanco es un personaje que ha tenido una vida de cinco novelas, pero en las que le han pasado muchas cosas, nos daba la sensación de que llegábamos al final de todo lo que se podía contar de ella. Más aún si tenemos en cuenta que el enemigo al que se enfrenta en esta ocasión, el Clan, es el más poderoso al que jamás se ha enfrentado.
Elena Blanco ha evolucionado a lo largo de la saga. ¿Cómo ven a este personaje al final de su historia? ¿Qué ha aprendido?
Elena Blanco dibujo a nivel dramático un curioso círculo a lo largo de estas cinco novelas. La conocemos en un momento muy oscuro de su vida en la primera entrega, La novia gitana: es una mujer destrozada por la pérdida de su hijo, de la que se siente responsable y es esa culpa la que le impide darse una oportunidad para volver a ser feliz. El viaje de Elena por las siguientes novelas no es precisamente fácil; tiene que enfrentarse a lo peor de nuestra sociedad. Es una mujer, en cierto modo, rodeada de tinieblas. Pero, poco a poco, ha ido dándose cuenta de que el único refugio que existe frente a ese horror que la rodea es el amor. El de sus compañeros de la BAC, que son como su familia, y el de Zárate. En El Clan lucha por recuperar ese amor de Zárate, pero puede que ya sea demasiado tarde y acabe tal y como la conocimos al principio. Sola y derrotada.
El Clan es una organización poderosa y corrupta. Un enemigo formidable, pero plural. ¿Cómo fue que construyeron a este antagonista?
Fue complicado porque, efectivamente, el Clan es un ente informe que extiende sus tentáculos por todos los estamentos de la sociedad, desde la policía a la política, pasando por la judicatura o la prensa. Además, no parece tener una cabeza definida y, lo que es peor, da la sensación de que, aunque logren dar con esa cabeza y cortarla, posiblemente nazca otra. Como escritores nos enfrentábamos al dilema de construir un enemigo demasiado abstracto: por eso ponemos los pies en la tierra y centramos todos los males en un personaje concreto, “El Sipeeni” (que quiere decir “el español” en idioma yoruba). Un hombre que, aunque a veces parece un fantasma, parece estar al mando de todo.
¿Dirían que El Sipeeni es uno de los mayores antagonistas que han creado? Porque parece no tener empatía por la humanidad.
El Sipeeni representa al Clan y éste, a su vez, es para nosotros un trasunto del sistema. Efectivamente nos parece el peor antagonista al que ha tenido que plantar cara Elena Blanco, porque, en su indiferencia, es la representación más extrema del psicópata. Un psicópata que, además de no sentir ninguna empatía por los más débiles, les saca rendimiento económico. Se hace rico con su sufrimiento, tanto en las guerras como en la necesidad de los migrantes.
El Clan tiene que ver con el tráfico ilegal de órganos de jóvenes migrantes, tráfico de armas para guerras africanas, ¿cómo llegaron a esa línea argumental?
Cuando empezamos a pensar en El Clan, en qué era esa organización y cómo operaba, a los tres nos vino a la memoria una serie de fotografías de la guerra civil de Liberia que aparecieron publicadas hace años. En esas fotografías se veía a unos preadolescentes vestidos como si fuera carnaval, uno llevaba una peluca rosa, otro llevaba maquillaje de purpurina o un vestido de novia. Esos niños de 13 o 14 años venían de arrasar un poblado, lo que significa en aquella guerra matar a todos sus habitantes, violar a las mujeres e incluso cometer actos de canibalismo. En las manos, llevaban las armas con las que habían cometido esos asesinatos. Las fotografías eran una mezcla perversa de fiesta y horror y nos lanzaban una pregunta que nos parece el corazón de esta novela: ¿quién ha puesto en las manos de estos niños esas armas? ¿a quién le interesa convertirlo en monstruos? La respuesta a esas preguntas es El Clan.
El Clan tiene mucho de la corrupción que se ve a diario. ¿Dirían que esta es su novela más realista?
Muchos lectores nos han dicho que ésta es nuestra novela más dura, y es posible que sea así. No porque haya escenas de una violencia extrema, que alguna hay también, sino porque todo lo que contamos es real. Es una violencia que tenemos al lado. A la hora de construir este argumento, apenas hemos fantaseado: mucho, si no todo, está sacado de recortes de prensa, de documentales. Más que ficcionar, en esta novela hemos descrito una realidad.
Esta novela aborda temas muy actuales como la corrupción, la violencia de género y la desigualdad social. ¿Creen que la literatura tiene un papel importante a la hora de visibilizar estos problemas?
Para nosotros, nuestras novelas tienen un primer objetivo que es entretener, llevar al lector por un viaje de emociones que lo tenga pegado a las páginas. Esa es la primera capa de nuestras historias, pero hay más: conforme hemos ido escribiendo, nos hemos ido volviendo más sociales en cuanto a la temática de manera casi inevitable. La novela negra es un vehículo perfecto para exponer los problemas de nuestra sociedad y, en nuestro caso, que nos hemos centrado en mostrar la existencia de determinadas violencias contra los más débiles, ha hecho que nos acerquemos a ese tipo de temáticas: la violencia de género, la violencia que envuelve a los menores o la que se descarga contra los más desfavorecidos, en este último caso los migrantes. No hacemos una literatura panfletaria, simplemente exponemos determinados dilemas que existen para que el lector saque sus propias conclusiones.
¿Qué opinan sobre el género negro en la literatura española actual? ¿Cómo ven la evolución de este género?
Creo que el género negro vive un momento dulce en España. Primero, porque es un género que ha establecido una buena conexión con el lector. Es un tipo de historias que hace muy partícipe al lector, que encuentra en estas historias un entretenimiento que engancha. Que crea afición lectora. Que hace que de un autor se pase a otro. Eso ha hecho que algunos autores que no escribían en este género, hayan escrito novelas negras. Por otro lado, también creo que hay una estupenda generación de escritores: Mikel Santiago, Susana Martín Gijón, Santiago Díaz, Víctor del Árbol, Dolores Redondo… Lo único que espero es que el género no muera de éxito y que encuentre nuevos caminos para no caer en la repetición, algo que ya no es nada fácil.
¿Qué proyectos vienen para Carmen Mola?
Nuestra idea es, tan pronto acabemos con la promoción de El Clan y podamos parar un poco en casa, sentarnos para pensar en cuál será nuestro próximo paso. Es algo que todavía no hemos pensado. Terminar con Elena Blanco ha sido un poco como saltar al vacío, pero es un reto que también resulta estimulante. Ya veremos qué escribimos, aunque supongo que estará dentro del territorio del thriller, porque es un género que nos gusta y en el que nos sentimos cómodos en este proyecto de creación colectiva. Ya veremos con qué tipo de thriller nos lanzamos. Mientras tanto, lo que el lector se va a encontrar el año que viene en las librerías, es con una novela individual de cada uno de nosotros. Teníamos aparcadas nuestras carreras personales y también nos apetecía volver a ellas para retomarlas donde las dejamos. Así que, en el 2025, habrá una novela de Jorge Díaz, otra de Antonio Mercero y otra de Agustín Martínez. Cada una muy distinta entre sí y también diferente a Carmen Mola que, si todo va bien, regresará en 2026.
Hagamos un ejercicio de ficción. Si alguna vez Elena Blanco se hiciera en Hollywood, ¿quién les gustaría que dirigiera y qué actriz les gustaría que hiciera de Elena Blanco?
Puestos a fantasear, creo que el director ideal para las novelas de Elena Blanco sería David Fincher y estoy seguro de que Naomi Watts o Amy Adams harían una Elena estupenda.
En otro ámbito, y visto el interés que tienen por la historia -que han manifestado en algunas de sus novelas-,quisiera preguntarles por lo siguiente. Hace pocos días la presidenta de México pidió que España pidiera perdón a los pueblos originarios de América por los abusos cometidos durante la conquista. ¿Qué piensan ustedes de eso?
Es un conflicto diplomático entre gobiernos en el que creo que nosotros tenemos muy poco que aportar. Desde el punto de vista del ciudadano, creo que nadie negaría en España que se cometieron abusos durante la conquista, es un hecho histórico más que contrastado. ¿Sirve de algo pedir perdón? No lo sé. Pero también creo que no cuesta nada reconocer a nivel institucional que aquellos abusos fueron una realidad.