“Chile está en la mira de la industria global”, declaró entusiasmado FloyyMenor en su triunfal regreso al país desde EE.UU., luego de ganar un Latin Billboard por su hit Gata only junto a Cris MJ, como la canción latina del año con cifras cósmicas para el mercado local -más de 1200 millones de reproducciones en Spotify y 443 millones en YouTube-, dejando en el camino a competidores de la élite del pop latino como Bad Bunny, Karol G y Peso Pluma, entre otros.

Con 19 años Alan Galleguillos, su verdadero nombre, dijo también que este logro “reafirma que hay mucho talento en Chile”. Nacido en Vicuña, la trayectoria de FloyyMenor es breve con una discografía circunscrita al EP El Comienzo, publicado en agosto. Hasta hace un par de años subía videos a YouTube mientras se presentaba en clubes “antes de tener edad suficiente para beber”, como relata una nota del distribuidor musical estadounidense UnitedMasters, que edita al joven artista con miras a convertirlo en una estrella para el público latino de EE.UU.. La cualidad de FloyyMenor, asegura el mismo texto, radica en su fluidez entre inspiraciones callejeras, románticas y comerciales.

¡Histórico!: “Gata only” se transformó en la canción chilena más escuchada en Spotify.

En el éxito de Gata only, cuyo impacto se ha multiplicado gracias al remix con Ozuna y Anitta, tiene cuota Cris MJ (que también es de la región de Coquimbo como FloyyMenor), experimentado en saborear el triunfo internacional tras el hitazo Una noche en Medellín de 2022, convertido en viral mediante Tik Tok hasta escalar al top ten global de Spotify, una hazaña que responde más a su tesón que a un férreo entramado criollo como soporte. El original de Gata only, publicada en diciembre último, despertó su interés y fue la versión conjunta lanzada en febrero la del hit global.

Entre ambos se ha tejido un eslabón configurando una cadena de éxito, en un modelo de asociación -el featuring- clave en el urbano. Sin embargo, que esa clase de conquistas se conviertan en costumbre entre los artistas chilenos, requiere mucho más que el talento aludido por FloyyMenor. Un factor indiscutido, cierto, pero mientras no estén asentados otros engranajes, resulta difícil la permanencia.

En medio del éxito de Una noche en Medellín, se anunció una nueva versión con Karol G. La colaboración tuvo una partida en falso, cuando la estrella colombiana se bajó del proyecto al enterarse de la presencia de otro artista -De La Ghetto-, en una demostración de amateurismo por parte del equipo de Cris MJ. Un featuring no es una junta de amigos, sino acuerdos de implicancias legales y expectativas comerciales. También es cierto que el escollo fue superado y finalmente se publicó la colaboración en agosto de 2023.

Hasta ahora, los artistas urbanos nacionales -con la solitaria excepción de Young Cister este año-, no han tenido mayor relevancia en una cita cumbre local como el festival de Viña del Mar, y no porque el evento soslaye al género -al contrario-, sino por la escasez de figuras en condiciones de montar un show contundente en la Quinta Vergara, erigido en torno a numerosos éxitos. Paloma Mami tuvo su oportunidad en 2023 y la desperdició en un espectáculo deshilvanado y con problemas técnicos.

Con un mercado pequeño e insular como el nuestro, la proyección del talento urbano local demanda un ecosistema complejo que exige mejores profesionales en management, promoción que decante en medios masivos, y cobertura ad hoc libre de prejuicios. El debate en torno a su valor musical es válido, pero secundario en cuanto a la consolidación. Que las generaciones más veteranas descalifiquen su contenido responde a un comportamiento cíclico. Los abuelos de la Gen X no estaban precisamente contentos cuando desembarcó el rock & roll.