Crítica de discos de Marcelo Contreras: Kylie Minogue despierta, Rüfüs Du Sol da sueño
Las novedades discográficas de la semana ofrecen los contrastes de la música para la pista de baile. La estrella australiana estira su calidad en los géneros pop, mientras que los cabezas de cartel del próximo Lollapalooza Chile apenas se muestran como un aporte en la electrónica global. En tanto, Suede nunca muere.
*Kylie Minogue - Tension II
Que segundas partes nunca son buenas queda en entredicho con esta secuela de Tension, el consistente álbum publicado por Kylie Minogue (56) en septiembre del año pasado. En aquel primer capítulo la súper estrella pop australiana con reinado desde los 80, que acaba de confirmar show en el Movistar Arena para el 12 de agosto de 2025, reiteró que a pesar del paso del tiempo, mantiene vigencia como experta en material bailable de toque glamoroso, a la vez pendiente de generaciones musicales más jóvenes, con Dua Lipa y Grimes en la mira.
El reparo de Tension radica en el tratamiento de la voz -demasiada cirugía en la consola-, al punto de desdibujar las características de su registro. Ese detalle ha sido afortunadamente corregido en esta secuela, con intervenciones que decantan en un tono mucho más natural y reconocible, la sustancia orgánica necesaria en música eminentemente electrónica. Con la pista de baile como escenario inequívoco, Minogue y sus productores se esmeran por buscar distintas entradas, contando el electrofunk de Someone for me y Good as gone, y el cachondeo en clave sideral de Kiss bang bang. Cuando desciende en frecuencias más ralentizadas también se luce, como ocurre en Shoulda left ya. Ambas partes de Tension reiteran que para Kylie Minogue la alta factura no se transa.
*Rüfüs Du Sol - Inhale / Exhale
El quinto álbum de uno de los cabezas de cartel de la próxima edición de Lollapalooza, el trío australiano de electrónica Rüfus Du Sol, encarna las necesidades de un público que demanda el género como banda sonora mientras se hace otra cosa; el mismo tipo de audiencia que asiste a conciertos y festivales motivado para reportar fotos, videos y hashtags en redes sociales, antes que genuino gusto por la música; una opción válida por cierto -cada cual disfruta como quiere si paga una entrada-, pero que redunda en baja energía y feedback. Lo de Rüfüs Du Sol convoca una propuesta grata, mullida, a la vez neutra, con gusto a agua purificada sin gas.
Inhale / Exhale reúne material perfectamente cromado, moderno, de terminaciones precisas para un evento sunset sin mayores oscilaciones, como si el norte compositivo fuera la velocidad crucero. Las canciones van acordonadas con letras ligeras, sentencias de contornos publicitarios como “me das todo lo que necesito” (In the moment), “cuando te ves tan bien, te ves tan bien” (Levitating), o “la música es mejor cuando estamos juntos” (Music is better), todo vocalizado correctamente, consonante con las pulsaciones medias enmarcadas en escenarios sintetizados. Las 15 canciones se deslizan como bola de billar rumbo a la buchaca, con la certeza de que si esta banda no existiera, el panorama de la electrónica mundial no sufriría alteración alguna.
*Suede - Dog man star (30th anniversary edition)
El velo que cubría la imagen original de la portada ha desaparecido en la carátula de esta edición aniversario del segundo álbum de Suede, sugiriendo que todo queda revelado en torno a la obra más ambiciosa de los ingleses, el título que casi los aniquila. Con 28 temas y casi dos horas y media de música, encapsula un periodo de vertiginosa creatividad subordinada a los conflictos entre un dictatorial Bernard Butler, muy confiado en sus capacidades como as de la guitarra, orquestador y productor, y los restantes miembros en facción con el productor Ed Buller. Las dos versiones de Stay together por ejemplo, un single que no pertenece al álbum y causa de problemas entre ambas partes, reflejan las visiones de Suede en ese momento: si seguía sujeto al formato radial o soltaba amarras, el giro deseado por Butler para el cual demandaba liderazgo sin derecho a réplica.
Hay una versión al piano de la conmovedora The Living dead, los monumentales arreglos orquestales de Still life -una verdadera catedral sinfónica-, una versión más extensa de The Wild ones y otra sin editar de The Asphalt world que se explaya por sobre los 11 minutos, con una mezcla mucho más dura. A 30 años estas canciones perpetúan su carácter atemporal y la condición de clásicos del britpop, la instantánea de un momento creativo que empujó a Suede hacia los límites.
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