La denuncia del Festival Internacional de Cine de Valdivia contra el genocidio en Palestina
A diferencia del Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam, que condenó una manifestación propalestina, y del Festival Internacional de Cine de Berlín, que llamó a reconocer “el sufrimiento de todos”, la 31° edición del FICValdivia visibilizó las consecuencias de la guerra en Gaza y la lucha por la liberación de Palestina.
Este mes se cumplió un año desde la reactivación de la guerra entre Israel y Palestina en Gaza. Según Naciones Unidas, el conflicto ha provocado la muerte de más de 43 mil palestinos (hombres, mujeres y niños), el desplazamiento de 1 millón de personas y, de parte de Israel, ataques deliberados contra el personal e instalaciones médicas en la Franja, cometiendo crímenes de guerra y el crimen de lesa humanidad de exterminio. Si bien el organismo ha hecho un llamado de un alto el fuego, la ofensiva israelí, que se ha extendido a otros países de Oriente Próximo, parece no tener fin.
En ese contexto, a diferencia del Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam, que condenó una manifestación propalestina, y del Festival Internacional de Cine de Berlín, cuyos directores Mariette Rissenbeek y Carlo Chatrian llamaron a reconocer “el sufrimiento de todos”, la 31° edición del Festival Internacional de Cine de Valdivia (FICValdivia) visibilizó las consecuencias de la guerra en Gaza y la lucha por la liberación de Palestina.
En la inauguración del certamen, realizado entre el 14 y el 20 de octubre, su director Raúl Camargo acusó “la cobardía de festivales internacionales que han sido incapaces de levantar la voz en situaciones que son de genocidio” pues “no puede ser que se avale un asesinato en masa”. Igualmente, el gobernador protocolar de Los Ríos, Matías Fernández, inició su discurso con la frase “Palestina libre y sin genocidio”. Mientras la persona más aplaudida del evento fue -por lejos- la embajadora del Estado de Palestina en Chile, Vera Baboun.
Al final de la ceremonia fue exhibido el cortometraje Largadistancia, de Claudia Aravena Abughosh, cineasta de madre palestina que valoró la postura adoptada por el Festival, la que “se condice con la protección a lo que llamamos la vida. La situación en Palestina superó cualquier nivel de aceptación, se deshumaniza a todo un pueblo, se racializó un conflicto político, y no creo que los agentes culturales deban abstenerse de mostrar una posición al respecto”.
El director de origen palestino Nilles Attalah, que presentó Animalia Paradoxa en el FICValdivia, comentó que “es muy alentador y muy bueno saber que hay un festival que está efectivamente apoyando a la causa palestina”, ya que “ha habido varios festivales que han censurado o que simplemente permanecen en una posición ambivalente, ambigua, distante, indiferente. Cuando hay un genocidio sucediendo eso claramente es un problema. Es ser cómplice en lo que está sucediendo”.
El programa
La protesta también fue programática. Fernando Lateste, secretario ejecutivo del Centro Cultural de Promoción Cinematográfica de Valdivia, que desarrolla el evento, afirmó que “los festivales hablan a través de sus películas” y que el mensaje que se buscó transmitir este año “tiene que ver con la protesta en contra del genocidio”.
Así, la 31° edición del FICValdivia dedicó parte de su programación al cine palestino: en la Selección Oficial compitió el largometraje A Stone’s Throw, de Razan AlSalah; la película Central fue A Fidai Film, de Kamal Aljafari; y en la sección Homenajes se exhibieron cinco cortometrajes del colectivo Palestine Film Unit (formado en 1968), los cuales fueron comentados por la embajadora Baboun, quien agradeció al Festival por “reflejar nuestra narrativa palestina. La narrativa de las personas sin voces”.
En detalle, A Stone’s Throw “propone una manera contemporánea y poética de abordar el pasado, y si bien dialoga con el cine experimental y el documental creativo, la película es efectiva en instalar la urgencia de mirar hacia esos territorios”, destaca el realizador Fernando Vergara Riquelme. A Fidai Film, por su parte, reflexiona sobre la pérdida del archivo de cine palestino, bombardeado por Israel en el Beirut (Líbano) de los ‘80.
“Hay una decisión programática del Festival de visibilizar la historia del cine palestino”, subraya Camargo.
“No es un tema de abanderizarse, pero sí nos parecía totalmente importante que pasando esta situación se dejara claro que, a nivel cinematográfico, esto no es de un ahora. Y que existió una unidad de cine (Palestine Film Unit) que comenzó a registrarlo en la resistencia. La gran pregunta es por qué si esto pasaba en los ‘60, ahora sigue este nivel de aniquilamiento. Eso es lo que a uno lo deja con el corazón en la mano”.
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