Cuando el comediante Hermann Heim le preguntó al candidato Mario Desbordes si traería de vuelta el Lollapalooza a Santiago, su respuesta fue rápida y precisa. “Sí”, dijo el hoy alcalde electo por la comuna. Y agregó: “He conversado con los vecinos del entorno del parque, de Rondizzoni, Beaucheff, Club Hípico, y la mayoría estaba de acuerdo”.
Esas declaraciones datan de septiembre de este año y formaron parte del webshow de YouTube CACOnociendonos, conducido por el humorista. Tras su triunfo en los comicios del pasado fin de semana, los dichos del abogado han hecho eco en diversos medios de comunicación, que recogieron las palabras de Desbordes como casi una promesa de campaña.
Consultado por el tema, Desbordes ahora dice a Culto: “Sí, me interesa conversar con la gente del Lollapalooza, ojalá contar con que el año subsiguiente vuelvan al Parque O’Higgins. Este festival está pensado para hacerse en la capital, en el corazón de la ciudad donde va. Por supuesto que con los resguardos que corresponde, creo que es un aporte, buena parte de los recursos que paga el Lollapalooza al municipio también se invierten en el entorno del Parque O’Higgins y los vecinos me han planteado abiertamente que es importante recuperar esos recursos, lo mismo que la Fórmula E”.
Luego profundiza: “Ahora, todo en el contexto de que vamos a tener que revisar bien lo que pasa en el Parque O’Higgins, porque también se ha quejado mucha gente en contra del Movistar Arena, porque el colapso que les produce con cada recital, que no es suficiente el elipsis, que hay una serie de problemas que hay que revisar en el entorno a ese lugar, así que vamos a tener que trabajar con ellos para que resuelva estos problemas. Ojalá mantener también Fantasilandia, ojalá no se nos vaya, y ojalá traer efectivamente Lollapalooza y Fórmula E de vuelta a la comuna. Hay compromisos contractuales con Cerrillos y por supuesto la alcaldesa de Cerrillos va a hacer lo posible para que no le quitemos Lollapalooza y yo la entiendo, pero ya cuando termine este contrato con Cerrillos espero que Lollapalooza vuelva a la capital”.
En primer lugar, ¿por qué Lollapalooza dejó Santiago? Hay que retroceder a 2021, cuando Lotus, la productora a cargo, notificó que el festival no se realizaría más en el Parque O’Higgins, luego de dos años de pausa por la pandemia; debido al “alto grado de incertidumbre” que suponía emplazarlo en la comuna y el rechazo a las “reiteradas acusaciones de incumplimientos y conductas negligentes por parte de diferentes autoridades del Municipio”.
Así lo expresó Lotus en un comunicado público, donde también declaró: “Las condiciones actuales que la autoridad comunal ha determinado para la realización del evento, y posibles nuevas condiciones que afecten el correcto desarrollo del festival en los próximos meses, implican un alto grado de incertidumbre para un evento que, luego de ser postergado a tan solo dos semanas de su realización, requiere la mayor cantidad de certezas y apoyo de las autoridades para desarrollar un evento de esta envergadura y con el sello que nos ha caracterizado. Es por esto que tomamos la difícil decisión de no realizar Lollapalooza Chile 2022 en el Parque O´Higgins”.
Estos roces trasladaron el festival al Parque Bicentenario Cerillos en 2022 y se proyecta en ese espacio hasta la próxima edición confirmada, para el 2025. Sin embargo, el panorama podría eventualmente cambiar en 2026.
Según pudo saber Culto, el contrato de la productora a cargo con la municipalidad de Cerrillos es anual y se va renovando en cada edición de la cita. Por tanto, podría existir la chance de mudarse de espacio a partir de 2026.
El aporte a la comunidad
Desde el mundo de la música, Javiera Parra, quien ha participado en ediciones del Lollapalooza tanto en Cerrillos como en Santiago, considera que la decisión y la organización del festival debe ir alineada a los vecinos del sector, más allá de la discusión política y de lo que prefieran los artistas.
“Como concepto (que retorne al Parque O’Higgins) estoy de acuerdo, es un recinto amable, pero no pasando a llevar las decisiones de los vecinos. Por motivos simples y prácticos técnicos, el Parque O’Higgins tiene dentro el Movistar Arena y la Cúpula, por lo tanto, ya tiene construido dos teatros cerrados, que no existen en el otro recinto, pero además, tiene un montón de áreas verdes, que lo hace mucho más amable para familias con niños, que es un público importante en Lollapalooza. Ahora bien, quiero decir que ha sido muy beneficioso para la comuna de Cerrillos el recibir una vez al año a un montón de gente de otras comunas y de fuera de Santiago, de provincias, porque esta es una ciudad donde la segmentación es gigante”, explica a Culto.
“Si Lollapalooza vuelve, ojalá que el barrio del Parque O’Higgins se vea beneficiado en términos urbanos, que haya repuntes y aportes. Eso es súper importante, ya sea en Cerrillos o Santiago. Esa es la nueva manera de hacer un festival. Cualquier instancia donde la gente se reúna en torno a la música, la defiendo”, agrega.
En esa línea, Bárbara Alcántara, periodista especializada en música, cree que sería un acierto regresar el festival a Santiago, aunque tiene sus reparos. “Echar pie atrás toda la logística que han armado en Cerrillos y lo que un evento como Lollapalooza ha aportado a la mencionada comuna, no creo que sea algo tan simple de hacer, dado el impacto positivo que tiene el festival”, dice a Culto.
La conectividad
Una de las primeras quejas que salió a relucir cuando se anunció que el festival se mudaba a Cerrillos fue la distancia respecto al centro de la capital. “Cuando se anunció el traslado del festival hacia Cerrillos admito que lo consideré una pésima decisión. ¿Un parque desconocido, muy lejos del centro? ¿Para qué si lo teníamos todo en O’Higgins?”, recuerda Raimundo Jury, asiduo asistente de Lollapalooza y periodista de Solo Artistas Chilenos.
“La primera versión dejó bastante que desear, pues como todo era nuevo ahí, la distribución de escenarios, las grandes caminatas sobre cemento, los espacios de comida, la inexistencia de árboles -y por consecuencia, la implementación de insuficientes sombras artificiales- hizo que la experiencia fuera deficiente, pensando en lo mucho que se esperó tras el golpe de la pandemia en el escenario cultural. ¿Para qué hablar de la entrada y el retiro de pulseras el primer día, la movilización y la salida las tres noches: un caos total”, relata sobre 2022.
Sin embargo, como usuario notó el vuelco que dio la logística del evento. “Al llegar el 2023, ya el evento era otra cosa. Más organización, artistas de renombre y un parque ordenado. La seguridad mejoró un montón, se notó que el nuevo hogar de Lotus se quedaría allá. Con las calles y la Línea 6 decoradas, todo gritaba que el megafestival estaba en buenas manos. Por supuesto, siempre se va a extrañar la comodidad de viajar pocas estaciones para llegar al punto de encuentro, al igual que caminar poco entre escenarios, pero definitivamente, retornar a Santiago Centro sería una pésima decisión. El festival se agrandó demasiado y el Parque O’Higgins no tiene el terreno que se necesita para albergar a tantos fanáticos”, profundiza.
Precisamente, es el tiempo de traslado y la centralidad del Parque O’Higgins lo que la mayoría de las voces esgrimen como un gran punto a favor de este recinto. Así lo ve, por ejemplo, Sergio Fortuño, director de Radio Rock & Pop: “Salir del Parque O’Higgins, cuando terminaba cada jornada, me parece más fácil que salir del Parque Cerrillos, a esas horas de la noche. Con una mezcla de un horario del metro bien extendido, como ha venido siendo, más la ubicación más central del Parque O’Higgins, hacen que la experiencia de entrar, pero sobre todo salir de Lollapalooza, sea mejor”.
Para su homólogo de Radio Futuro, Rainiero Guerrero, Lollapalooza claramente puede volver a Santiago. “Eso dependerá de las autoridades edilicias. Sería una buena noticia, pese a que Cerrillos nos demostró que es una alternativa buena. A mi me parece que por temas de desplazamiento, el Parque O’Higgins le da cierta centralidad al evento, está inmerso en la ciudad, eso es muy bueno”.
Sonido y escenarios
La última vez que Lollapalooza se hizo en el Parque O’Higgins fue en 2019, antes de la pandemia. En esa oportunidad, se ocuparon cerca de 38,5 hectáreas del espacio y se desplegaron ocho escenarios. En tanto, en 2022, Cerrillos utilizó 50,4 hectáreas y también ofreció ocho escenarios.
“En Cerrillos van mejorando año a año; pero el Parque O’Higgins tiene mucha mejor conectividad, muchas más áreas verdes y eso se traduce en más sombra. Y se trata de un recinto más pequeño, por lo tanto la experiencia es más amigable y menos agotadora”, puntualiza Bárbara Alcántara.
“Si hablamos de preferencias, el Parque O’Higgins está mucho más central para muchas personas, entonces en términos de cercanía, es un lugar súper cómodo. Para mi gusto, es un lugar muy agradable, porque tiene muchos árboles, mucha sombra. Sin embargo, el Parque Bicentenario Lotus lo ha podido adaptar muy bien: han puesto más sombra, han mejorado los estacionamientos y hay puntos de hidratación”, reflexiona Francisca Jorquera, conductora en Radio Concierto y Rock & Pop.
Sergio Fortuño considera que ambos espacios son bastante ‘caminables’, a diferencia de lo que pasa en mega festivales de otros países. “De la experiencia dentro del recinto no encuentro que haya tanta diferencia. Lollapalooza es un festival grande, pero no tanto como las versiones estadounidenses u otros festivales, donde las distancias entre un escenario y otro son muy grandes. Eso no pasa en Chile, ni en Cerrillos ni en el Parque O’Higgins. En eso, los dos recintos son similares. Quizás el Parque O’Higgins es más generoso con la sombra, para poder estar entremedio de shows”.
¿Y qué pasa con el sonido? “A mi siempre me gustó más el sonido en el Parque O’Higgins, es todo más compacto y también hay que considerar que el Movistar Arena ayuda a subir la calidad técnica del lugar en general. Con respecto a Cerrillos, el viento a veces juega una mala pasada al considerar el sonido”, opina Alcántara.
Para los directores de Radio Futuro y Rock & Pop, las diferencias técnicas no son considerables entre ambos lugares. “Creo que los dos sonaban bien, y tampoco hay diferencias en la logística interna”, precisa Guerrero.
No obstante, para cerrar la comparativa, Rainiero Guerrero agrega un punto importante a considerar en el debate. “En Chile no tenemos espacios apropiados para hacer grandes eventos, de magnitudes de sobre 40 o 50 mil personas. Siempre improvisamos. Pero ese es otro tema”.