Carlos Peters desplaza los límites. Como artista visual tomó el camino de la producción experimental; en la escritura, eligió un lenguaje anacrónico de temas que parecen inasibles y atemporales. Ambas expresiones, la visual y la narrativa, tienen un punto en común: recuerdos plagados de imágenes simbólicas.

“A pesar de las dudas que me asaltan permanentemente sobre todas las cosas y, más que pensar, confío en el juicio de la intuición salvadora”, escribe el autor en un preámbulo en el que advierte que el lector se internará en sus observaciones, sueños e imaginación.

Es difícil catalogar la escritura de Peters quizás porque no es crónica, ni ensayo y está cargada de imágenes poéticas. En las páginas de El lóbulo izquierdo del cerebro, pareciera que todo es etéreo y a la vez definitivo.

La curadora Paula Honorato y el filósofo y profesor de la Universidad de Chile, Sergio Rojas serán los encargados de presentar el libro el sábado 23 de noviembre a las 12:00 hrs en el Museo Nacional de Bellas Artes. Lo harán en el contexto de Formas políticas, exposición reciente del museo, donde se exhibió una obra de Carlos Peters por considerarla precursora de la escena experimental chilena de comienzos de los años setenta.

El libro, de casi 300 páginas, de Ediciones Los Diez, aúna apuntes y notas que Peters escribió entre 1983 y el 2000. Comenzó a recopilarlos en 2019 y a editarlos el 2020 al perder su trabajo por el enclaustramiento causado por la pandemia. Es una escritura fragmentada de momentos, donde traduce con palabras el registro nebuloso que las emociones transforman en imágenes.

“Intento traducir el mundo informe del sentimiento, todas esas sensaciones y mundos que uno percibe como cuando los niños ven y comprenden sin pasar por la razón”, explica el escritor.

Acompañan al libro un capítulo de imágenes que son obras de arte del autor realizadas en segundos en sus ratos libres como empleado, algunas realizadas en la maquina de escribir de la secretaria, otras con lápiz bic. No importaba el material ni la técnica, pero canalizaba la angustia y la depresión. También hay recuerdos, recortes, retratos que conversan con el relato íntimo del texto que a la vez es un guiño a la identidad chilena. Son imágenes para descifrar relatos que incluyen procesos creativos.

En palabras del  escritor y profesor de la universidad de Cambrige, Carlos Fonseca, “Peters ha construido este bello libro como una cámara de ecos y recuerdos. Potente y lírico, este es un libro escrito con la vista puesta en la memoria del futuro”.