Crítica de discos de Marcelo Contreras: St. Vincent palidece, Solar se transforma y George Harrison nunca se diluye

St. Vincent
Crítica de discos de Marcelo Contreras: St. Vincent palidece, Solar se transforma y George Harrison nunca se diluye

Las novedades discográficas de los últimos días son diversas e incluso juegan a la exploración: St. Vincent despacha un álbum en español pero no convence, mientras los chilenos retornan con nuevos aires. Una reedición del ex Beatle pone en justa dimensión su huella creativa.


*St. Vincent - Todos nacen gritando

La lista de artistas anglo cantando en español es tan generosa como suscrita a la extravagancia -y el chiste- por el acento cerrado. Casos emblemáticos, entre decenas, el crooner británico especialista en castellanizar Matt Monro con Todo pasará (“todo queidará”, entonaba), y la dura batalla de Bon Jovi con nuestro idioma en Cama de rosas (“porque un litro de vodka he bebido ayer, y una rubia en mi cama siempre me espera”). St. Vincent decidió versionar en español All born screaming, publicado en abril, el séptimo título de su discografía que alinea con algunos de sus mejores álbumes. Según contó a este diario, lo hizo como un acto de agradecimiento al público latino, del que guarda los mejores recuerdos por su intensidad; habló de un gesto embargado de “pureza de corazón”, descartando cualquier rasgo de “cinismo” en esta rendición.

Los resultados son confusos en la medida que el original es un regreso en forma, tras algunas entregas pretenciosas menos logradas. No se puede soslayar la pasión de St. Vincent para cantar en una lengua ajena, y el esfuerzo por dotar de acentos y matices interpretativos una obra emotiva y retorcida. Sin embargo, la pronunciación trabada interfiere en la musicalidad y fluidez de la que goza el material. Las motivaciones resultan nobles, pero es tan olvidable como un regalo mal elegido.

*Solar - Mirage

El regreso de Solar en 2017 para celebrar en vivo los 20 años de Play, el álbum debut del grupo liderado por el cantante y guitarrista Alejandro Gómez, comparado implacablemente con Soda Stereo, derivó en un reencuentro que arrojó un cuarto título de estudio -El Tiempo (2019)-. La banda que había declarado en los 90 con pólvora para titular el deseo de eludir letras “como las de Fito Páez”, componía una canción como Sinfonía digna del astro rosarino, junto con evadir la inmediatez eléctrica y melódica de discos como Sábado (2000) y Sentido común (2003), entre lo mejor del rock chileno en el nuevo siglo. Esa aproximación más oblicua al formato canción se acentúa en Mirage, trabajo registrado en distintos estudios entre 2021 y este año. En los créditos, figura el socio habitual de Solar, el británico Barry Sage en producción y masterización, más otros nombres reputados como Cristián Heyne.

Las piezas funcionan por capas en un ensamble más pausado, donde la columna se desprende de los estribillos -o al menos una fórmula más tradicional-, mientras se confía en la mecánica del ritmo y la economía de acordes. Las bases son férreas, hasta que las guitarras se desprenden en distintos movimientos como velos al viento, el efecto en Los bailes. Es una fase más sutil y menos predecible en Solar. Música más mortecina, un atractivo más difuso.

*George Harrison - Living in the material world

El guitarrista de The Beatles dejó pasar tres años entre la triple entrega de All things must pass (1970) y este, su cuarto álbum. En los 70, cuando los artistas publicaban al menos un disco anual -Paul McCartney sacó dos en 1971 y 1973, respectivamente-, una pausa así era una eternidad. Lo cierto es que George Harrison había estado atareado en la organización del concierto para Bangladesh en 1971, un evento benéfico pionero. Ese mismo año inició inconducentes sesiones con Phil Spector debido al comportamiento errático del productor (aunque más tarde fueron utilizadas), para finalmente concentrarse entre octubre de 1972 y marzo de 1973, en las sesiones de este álbum.

En Living in the material world Harrison está a cargo de todo por primera vez, incluyendo la composición, la producción y la totalidad de las guitarras. Una pléyade de viejos camaradas como Ringo Starr, Nicky Hopkins, Klaus Voorman y Leon Russell, entre otros, conforman una banda alineada a la perfección rumbo al soft rock. El lamento magnificente de Who can see it sobre su rol subordinado en los Beatles, más la grandiosidad de Try some buy some y The day the world gets ‘round, son algunos de los momentos cumbres de un álbum que además incluye uno de sus mayores éxitos, como Give me love (give me peace on earth). Esta edición aniversario exquisitamente remezclada, incluye un segundo disco con tomas alternativas.

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