El tiempo que tenemos, la nueva joya de A24 protagonizada por Florence Pugh y Andrew Garfield, llegará a la gran pantalla para contar una historia que emociona hasta lo más profundo, una que explora el verdadero peso de los momentos compartidos cuando el tiempo se convierte en un bien escaso. Distribuida por BF Distribution, estará disponible en cines chilenos de todo el país desde el 28 de noviembre.

La trama sigue a Almut (Florence Pugh) y Tobías (Andrew Garfield), una pareja que vive el amor en su forma más sincera y apasionada. Su vida juntos atraviesa momentos de pura felicidad, construyendo un hogar y una familia, hasta que un inesperado diagnóstico médico desafía la relación. Este no es un relato de desamor, sino una exploración conmovedora de cómo enfrentar lo irremediable: ¿se centrarán en vivir cada instante al máximo, dejando el mundo a un lado, o en alargar el tiempo a través de tratamientos intensivos? La película invita a reflexionar sobre la calidad frente a la cantidad de vida, abordando una cuestión universal con sensibilidad y profundidad.

Dirigida por John Crowley (“Brooklyn”), la película juega con una estructura en espiral, fragmentando el tiempo y construyendo un ritmo que desarma el drama y, al mismo tiempo, lo amplifica. La narrativa alterna entre momentos de felicidad y dificultad, invitando al espectador a experimentar el viaje emocional de la pareja.

La autenticidad de Pugh y Garfield brilla y su química convierte a El tiempo que tenemos en una experiencia profundamente humana. Las escenas de intimidad, en las que ambos personajes se entregan con total vulnerabilidad, hablan de un amor real y tangible.

El carisma del elenco ha sido lo más elogiado por la crítica especializada, pero también el gran trabajo de John Crowley a la hora de ofrecer una historia entrañable.

La historia de El tiempo que tenemos surgió cuando Nick Payne, guionista británico nominado al Tony, comenzó a explorar cómo manejamos la fugacidad del tiempo en lo cotidiano. Él quería plasmar una historia sobre una pareja enfrentando la inminencia del fin. “En el cine puedes jugar con el tiempo de una manera que ofrece al público una experiencia emocionante”, observa.

A diferencia de la típica comedia romántica, Payne dotó a sus personajes de un humor que fluye de su personalidad y del lado divertido de la vida. “Quería que el humor en la película surgiera de forma natural”, explica. Almut y Tobías no solo lidian con sus retos, sino que encuentran alivio en sus momentos de risa compartida, lo que fortalece su relación.

Además de las fortalezas del guion, el elenco era fundamental para el proyecto. “Pensé: qué gran oportunidad para trabajar con temas e ideas tan profundos a través de una narración tan elegante, delicada y sutil”, recuerda Andrew Garfield. “Desde mi primera película he cambiado mucho como actor y John ha cambiado mucho como cineasta, pero siempre supimos que algún día encontraríamos un proyecto juntos que se sintiera tan significativo para nosotros. Le tengo gran aprecio y confianza a John: es uno de los cineastas más poderosamente emocionales que tenemos”.

Florence Pugh, por su parte, opina: “Veo a Almut como una mujer soltera realmente impulsada y normal, alguien en quien me puedo ver a mí misma y en quien creo que el público se verá reflejado. Fue absolutamente maravilloso interpretar a un personaje que pasa por tantas cosas por las que las personas de mi edad realmente pasan, y fue agradable actuar siguiendo el instinto. No fue difícil encontrar inspiración porque personalmente conozco a muchas mujeres maravillosas, trabajadoras y con opiniones firmes como Almut”.

Una vez que aceptó el papel, la actriz se sumergió en una especie de entrenamiento improvisado en un restaurante de alta gama de Londres. Allí, aprendió a manejar los utensilios y a preparar comidas de manera correcta bajo la atenta mirada del aclamado chef Ollie Dabbous, trabajando turnos típicos de 6:30 a.m. a 4 p.m. “Estar tan completamente inmersa en una cocina tan exitosa fue revelador”, dice Pugh. “Me encanta la comida y cocinar, pero no soy chef, así que quería asegurarme de que Almut realmente se moviera y se comportara como lo haría una chef de clase mundial. Algo que aprendí es que la clave de cualquier cocina verdaderamente excelente es el respeto mutuo entre todas las personas, y ese es el tono que Almut trata de establecer”.