Måneskin, ABBA, Olivia Newton-John y Céline Dion son algunas de las estrellas que nacieron en Eurovisión, festival de música europeo que data de 1956 y que premia a una canción ganadora. Este es organizado por la Unión Europea de Radiodifusión (UER), compuesta por diversos países que no necesariamente pertenecen al continente.

Pese a ello, es uno de los eventos más populares y legendarios de Europa, que cada año se vive como un auténtico campeonato de fútbol por las naciones competidoras.

En 2022, la UER anunció sus planes de expandir la marca del Festival de la Canción de Eurovisión a otras partes del mundo, entre ellas, Latinoamérica. La misión estaría en manos de la UER junto a la productora Voxovation. “Representamos la expansión de la franquicia del Festival de la Canción de Eurovisión a mercados sin explotar mediante la identificación de nuevos socios de producción y transmisión, así como la exploración de nuevas fuentes de ingresos, incluidas las plataformas digitales”, dice el sitio web de la productora.

De acuerdo a la página, pretenden expandir el evento a Asia, Latinoamérica, India, Estados Unidos y Canadá. En este último país, los esfuerzos fallaron el año pasado y hasta ahora no hay novedades de nuevas fechas.

Ahora bien, las intenciones para traer el festival a América Latina, y en específico a Chile, parecen tomar curso. El medio Eurovoix World anunció que se sostuvo una reunión entre la productora Voxovation y la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo durante octubre. Específicamente, y de acuerdo a la Ley de Lobby, la reunión se sostuvo el 17 de octubre de este año, a través de una videoconferencia.

En ella participaron Hayder Espinoza Soto, en representación de Greg Lipstone, y Omar Retamal, quien solicitó la reunión en representación de Voxovation. Las materias tratadas fueron las siguientes: 1. “Discutir la posibilidad de que Chile sea el próximo anfitrión de este prestigioso festival, lo cual requerirá colaboración y apoyo del Ministerio de Cultura y Artes”; 2. “analizar cómo el festival puede promover la cultura chilena en un escenario internacional, destacando los talentos locales y fortaleciendo la identidad cultural de Chile; y 3) “explorar las oportunidades económicas y de desarrollo que el festival traerá a Chile, incluyendo el impulso al turismo, la creación de empleos y el incremento de la visibilidad internacional de Chile”.

Sin embargo, según pudo saber Culto, previamente ya se concretaron otras dos reuniones entre funcionarios públicos y la productora Voxovation. La primera fue el 9 de octubre de este año, entre Omar Retamal y Álvaro Ipinza, administrador del Parque Estadio Nacional.

En esta se discutió la viabilidad de “utilizar el Estadio Nacional Julio Martínez Pradános como uno de los recintos principales para el Festival de la Canción de Eurovisión Latinoamérica 2025″.

De acuerdo al registro, la productora busca un espacio con la capacidad de 5.000 asientos, que pueda ser techado y que cuente con “espacios de trabajo durante tres semanas para el equipo de Eurovisión, cubriendo la etapa de producción, ensayos y la realización del evento en vivo”.

En esta cita, la productora Voxovation presentó el proyecto y consultó por la posibilidad de alinear las necesidades de infraestructura, seguridad, transporte y servicios idóneos para garantizar el éxito del evento. La idea establecida es que el certamen se haga en octubre de 2025.

La segunda reunión se llevó a cabo el 16 de octubre, entre Omar Retamal y Robinson Valdebenito, en representación de la Subsecretaría De Obras Públicas de la región Metropolitana. En esta se abordó la búsqueda de Voxovation de un espacio que pueda albergar mínimo 5.000 personas y máximo 11.000 o 12.000 asistentes.

De esta forma, las proyecciones de Voxovation serían traer el festival a Latinoamérica el próximo año.

La idea sigue lo iniciado con el American Song Contest, versión de Eurovision realizada en Estados Unidos y que buscaba una canción ganadora entre los 50 estados de EE. UU., 5 territorios y Washington D.C. Este fue transmitido por la NBC y fue el inicio de la exportación de Eurovision.

ABBA en Eurovision.

Las probabilidades de Chile como sede

¿Es posible traer un evento de esa envergadura a nuestro continente? “Latinoamérica tiene una categoría mundial en términos de música en vivo de eventos de esta categoría. Sin ir más lejos, el propio Festival de Viña es un ejemplo de que existen certámenes que tienen una tradición de décadas y que están asentados, no solamente en el país y la ciudad que lo hace, sino que tiene una trascendencia internacional”, explica Marcelo Contreras, crítico de música de Culto.

“Las posibilidades de que los distintos eventos se muevan y salgan de su cuna lo hemos visto comprobado en experiencias como Lollapalooza, por ejemplo. De hecho, Chile también fue el primer país donde se hizo Lollapalooza fuera de la tradición estadounidense”, agrega Contreras. Para el crítico, nuestro país es un buen escenario, ya que representa estabilidad dentro de la región.

Álex Hernández, histórico y actual director del Festival de Viña del Mar, ve con resguardo el tema económico en caso de que el evento se emplace en Chile. “El Festival de Eurovisión es un clásico que cada año es un gran hit en Europa y es absorbido económicamente por entes estatales y el país sede. Para ellos es como para nosotros tener los Juegos Panamericanos”, profundiza en Culto.

Eurovision 2022. REUTERS/Yara Nardi

En parte, lo que apunta Hernández coincide con las formas de financiamiento de Eurovision en su versión tradicional. Según Marketing Directo, el festival se financia a través de contribuciones de los organismos de radiodifusión participantes (agrupados en la UER), los aportes del organismo de radiodifusión anfitrión, los aportes de la ciudad anfitriona y los ingresos comerciales de los patrocinadores, entrenadas y merchandising.

Los costos dependen de varios factores, habría un estímulo de parte de los empresarios para apostar en un festival bien estructurado que fuera un poco competitivo de Viña del Mar. Todo es factible, depende las voluntades”, evalúa Leo García, productor musical y televisivo.

Eurovisión se caracteriza por ser un festival televisivo, cuyo formato de votación actual es a través de aplicaciones de celular o SMS. De hacerse en Chile, se requerirá una plataforma de transmisión y entidades organizadoras. La fórmula del Festival de Viña —canal de TV más productora de eventos—es conocida y podría replicarse.

Todas las combinaciones son posibles hoy en día, viviendo una instancia multiplataforma. Además, uno puede imaginar diversidad de productoras o entidades que se pueden hacer cargo de esto, no me cierro a la posibilidad, solamente, por ejemplo, a un canal de televisión tradicional”, reflexiona Marcelo Contreras.

Estadio Nacional

La televisión no tiene la importancia que tenía antes. Habría que ver por cuál de las plataformas nos iríamos”, señala García. En tanto, Hernández agrega que “si bien en Chile hay una alta gama a nivel técnico y equipamiento a nivel mundial, ellos (Eurovisión) mueven toda la estructura de un país a otro: toda su tecnología y personal especializado”.

De acuerdo a las reuniones, el primer espacio en mente para hacer Eurovision Latinoamérica es el Estadio Nacional. Sin embargo, no hay nada decidido.

Santiago sigue representando la mejor opción, porque está toda la infraestructura. Siempre se dice por qué no se lleva esto a provincias, pero tienes que ver los costos, todos estos son negocios y debe ser rentable”, puntualiza Marcelo Contreras.

Leo García apuesta por el norte. “Iquique sería una buena plaza. Tiene playa y bonito clima. Está la posibilidad de gente de Perú, Bolivia y Argentina pueda venir al festival”.

Moverle el piso a Viña

Para el productor Leo García, quien fue parte de la organización del Festival de Viña, con los años se ha perdido el real sentido del certamen. Se transformó, según él, en un “show de figuras” y dejó de ser un “festival de la canción”. Con nostalgia recuerda cómo el público vibraba con las canciones de la competencia folclórica e internacional, que ahora pasan desapercibidas.

Festival de Viña Foto: Dedvi Missene/La Tercera

De esa forma, el productor celebra el eventual arribo de un festival como Eurovisión, con la finalidad de buscar nuevos talentos musicales.

Marcelo Contreras cree que sería positiva la competencia para el Festival de Viña del Mar, ya que siente que “se está arrellanando un poquito”. “Hay una ligera pérdida de valor dentro de los nombres, respecto de los últimos anuncios que hemos tenido. Un poquito de competencia nunca viene mal”.

“Ya el mismo Festival se ha visto sometido a interrogantes, respecto a, por ejemplo, qué significa Lollapalooza para el Festival de Viña. Por eso los últimos años cambió su frase por ‘festival de festivales’. Me parece bien esto que se muevan un poquito las aguas, para no sentirse tan cómodos y seguros en una zona de confort”, agrega Contreras para concluir.

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