Lenny Kravitz da uno de los mejores shows del año en Chile: el hechizo del tiempo

Lenny Kravitz
04 DICIEMBRE 2024 LENNY KRAVITZ EN MOVISTAR ARENA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

La noche del miércoles en la primera cita en el Movistar Arena -la segunda y final se concreta este jueves-, Lenny Kravitz ofreció uno de los mejores conciertos del año en Santiago. Con previa amenizada por canciones de los Stones y Cream, entre otros, apenas entró la banda capitaneada por la estrella, el sonido fue demoledor -old school-, con el volumen escalando por el pecho y retumbando en la caja craneal.


Si hace unos años especialistas chequearon cómo era posible que Steven Tyler de Aerosmith siguiera cantando los agudos de Dream on sin acusar el paso del tiempo, el caso de Lenny Kravitz da para un estudio completo. Se necesita un análisis de la ciencia que explique cómo es posible que este neoyorquino de 60 años haya podido detener el tiempo de manera tan rotunda y de forma aparentemente natural, sin rastros de quirófano.

No solo se trata de su imagen cero grasa torso cincelado, ajustados pantalones de cuero a la cadera, y el caminar de un profesional de la pasarela aparentando fácil dos décadas menos, sino que todo su desempeño en directo -en particular el aspecto vocal- no ofrece flancos donde apuntar; ningún resquicio que denote los 35 años en la élite de la música popular como uno de los pioneros del rock y del pop abiertamente vintage -retro rock antes del retro rock-, que va a las raíces y las influencias de manera ostensible, bordeando el cliché a ratos, pero siempre con clase.

La noche del miércoles en la primera cita en el Movistar Arena -la segunda y final se concreta este jueves-, Lenny Kravitz ofreció uno de los mejores conciertos del año en Santiago. Con previa amenizada por canciones de los Stones y Cream, entre otros, apenas entró la banda capitaneada por la estrella, el sonido fue demoledor -old school-, con el volumen escalando por el pecho y retumbando en la caja craneal.

A pesar de los decibeles, la resolución era espléndida, cada instrumento nítido. La batería de Jaz Kayser ametrallaba con redobles y tresillos, los sintes imponían un denso fondo y la guitarra atronaba en un solo, hasta la arremetida con Are you gonna go my way, uno de sus más grandes éxitos.

LENNY KRAVITZ
04 DICIEMBRE 2024 LENNY KRAVITZ EN MOVISTAR ARENA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

El sonido masivo y las pantallas múltiples proyectando la imagen de la banda enfundada en glamour rockero entre el swinging London asaltado por Jimi Hendrix, el glam y el spaghetti western, entre otras citas estéticas a los 60 y 70, provocaron el inmediato enganche del público, impresionado por la contundencia del espectáculo.

Cerrado el primer tema con un breve e intenso solo de batería con el resto de la banda plegando capas de más volumen, Lenny Kravitz arremetió con Minister of rock ‘n roll. Sin complicaciones, chilló igual que en el original. Siguió la zepeliana Bring it on y luego TK421 de Blue electric light, su último álbum publicado en mayo, tras una pausa de seis años. La canción se despliega como un indisimulado tributo a Prince y James Brown. Kravitz se quitó la chaqueta provocando el chillido general. Acto seguido se colgó un bajo, siguió cantando, y después tomó otro bajo para marcar el ritmo con insistencia.

A la altura de I’m a believer, un poco plana a pesar de las palmas sugiriendo un toque pop chicle, Lenny comenzó a posar levantando hacia lo alto una carreteada Gibson Les Paul. “Estoy muy feliz de estar acá con ustedes”, dijo en español. “Hoy es una celebración, otro día de vida -continuó- otro día para amar”, desatando más chillidos y suspiros. “Empecemos agradeciendo a Dios”, dijo, para arremeter con I belong to you, con sus aires de soul y trip hop sexy. Se hizo cargo del solo contoneándose, desatando más gritos, siempre con pasmosa similitud respecto del registro original.

LENNY KRAVITZ
04 DICIEMBRE 2024 LENNY KRAVITZ EN MOVISTAR ARENA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

Siguió el cachondeo y el karaoke con Stillness of heart, y las revoluciones bajaron un poco. De nuevo soleó impecable, alentó el alargue del tema empujando el coro del público y bajó hasta el nivel de la cancha, arremolinado gente en una de las esquinas.

Continuó otro hit -Believe- con su contornos beatle, para seguir con Paralyzed y su quiebre remitente a Whole lotta love de Led Zeppelin.

Tras Low, de envoltorio soul y funk formulado, el público entonó “olé olé olé Lenny, Lenny”, lo que llevó al músico a poner una rodilla en el piso y cruzar su mano derecha en el pecho, como señal de agradecimiento. De ahí al “mijito rico” al unísono pasaron pocos segundos, mientras se dio tiempo de firmar un afiche suyo extendido por una fanática pegada a la reja.

Continuó Always on the run para el lucimiento de los bronces, hasta empalmar con It ain’t over ‘til it ‘s over, una de sus canciones más reconocidas. Nuevamente resultó abismante la fidelidad con la versión del disco.

Again convirtió al Arena en un coro, para rematar con una seguidilla de singles memorables como American woman, original de los canadienses The Guess Who, Fly away, Human y Let love rule.

La generosa cartelera en vivo internacional que ofrece la capital mejoró su promedio con Lenny Kravitz repasando sus mejores canciones y también las novedades. Son muy pocos los que pueden exhibir la contundencia de la que es capaz su espectáculo de tiempo encapsulado, con la juventud eterna convertida en una realidad de imagen, sonido y calidad.

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