*Los Bunkers - MTV Unplugged

La banda de Concepción persiste tenaz y triunfante en trazar una línea monumental entre un regreso para pasar el sombrero -una práctica común en nombre de la nostalgia aquí y donde sea-, y una clase magistral sobre cómo volver a circulación no solo para recordar los viejos éxitos con el dulce tintineo de una caja registradora, sino para entregar novedades incluyendo un álbum de canciones originales y envoltorios con la mejor calidad. Los Bunkers reflotan el venerable formato desenchufado de MTV, mediante un concierto inmejorable en términos técnicos. Con sonido a cargo del ganador del Grammy latino Gonzalo “Chalo” González, este unplugged es una delicia para disfrutar cada instrumento resuelto de la mejor manera posible, realzando los arreglos. El nivel de perfección es tal que semeja un trabajo de estudio de largos meses. Sin embargo cuela el espacio, el aire, la sala en la mezcla, colaborando a la grandiosidad del sonido y su textura natural, a pesar del detallismo.

A los clásicos como Llueve sobre la ciudad y Miño, se suman versiones de Let ‘em in de Paul McCartney y Quiero dormir cansado de Emmanuel, con ornamentos andinos. El Necio, original de Silvio Rodríguez y versionada originalmente en Música libre (2010), es paradigmática de la artesanía y filosofía de Los Bunkers, de mejorar y dignificar todo lo posible a quienes los han inspirado.

*Green Day - American idiot (20th anniversary deluxe edition)

Promocionado hace 20 años como una obra en contra de la administración de George W. Bush y el clima imperante en EEUU tras los atentados al World Trade Center -en rigor, sólo un par de temas tenían consonancias políticas-, American idiot es un disco conceptual que replica la cartografía de The Who en el monumental Tommy (1969), donde cada canción funciona por separado, formando a la vez una trama musicalmente propulsada por power chords.

En este caso, se trata de dos jóvenes disfuncionales que de alguna manera reflejan las fricciones de la banda en la previa del proyecto, incluyendo un disco inédito -Cigarettes and Valentines- cuyo master fue robado, para decantar en este título más colaborativo entre Billie Joe Amstrong, Mike Dernt y Tré Cool. Después de dos décadas, American idiot mantiene su fuerza en implacables singles como el corte homónimo, Jesus of suburbia, Boulevard of broken dreams, Wake me up when december ends y Holiday, mientras el resto del material implica un perfil más complementario. Hasta ahora, sigue siendo el último gran álbum del trío. Esta edición aniversario suma demos que demuestran el temprano foco de las canciones, lados b, y material en vivo contando un show en Nueva York en 2004 y otro en Tokyo en 2005, cuando Green Day dejaba atrás el formato power trio con músicos adicionales.

*The Cure - Songs Of A Lost World + Songs of a Live World: Troxy London MMXXIV

La banda británica liderada por Robert Smith (65) registra una tradición de media docena de lanzamientos en vivo desde Concert: The Cure live (1984), hasta Curaetion-25: from there to here / from here to there (live) (2019). En cada uno de esos discos y lo mismo en show filmados para DVD como The Cure: Trilogy con la rendición íntegra de Pornography (1982), Disintegration (1989) y Bloodflowers (2000), la institución dark más grande del planeta se esmera por el mejor sonido y una reproducción fidedigna del trabajo en estudio, caracterizado por numerosas capas. En vivo rozan la perfección.

Este registro del pasado 1 de noviembre en el Troxy, una afamada sala londinense a la que concurrieron 3000 personas en un evento transmitido por Youtube, encarna la presentación oficial de Songs of a lost world, su alabado primer trabajo en 16 años, el enésimo disco que Smith augura como el punto final de The Cure. A pesar de la costumbre por la réplica exacta, las versiones son más mullidas que en el original desde la perspectiva del sonido de la batería, mucho más procesado en la consola. La diferencia es notoria, por ejemplo, en Drone:Nodrone y Endsong, donde la resonancia se percibe más orgánica. La voz de Robert Smith, esa garganta que asegura haber preservado por dejar el cigarrillo, resulta más cálida para cantar tristezas.