*The National - Rome
Tras un par de álbumes discretos publicados en 2023 -First two pages of Frankenstein y Laugh track-, suscritos a una dinámica de economía, repetición y escaso desarrollo melódico, este disco en vivo del quinteto de Brooklyn se agita incendiario, intenso y prendido de comienzo a fin en 21 canciones, cinco menos que el show completo (sólo disponible en vinilo). En medio de una temporada de abundantes lanzamientos en directo, el registro en el Auditorio parque de la música Ennio Morricone en la capital italiana, captado el pasado 3 de junio, es uno de los mejores de la categoría en el año.
La mezcla de Peter Katis (Interpol, Kurt Vile, Mercury Rev), a cargo de la misma tarea en ocho álbumes de la banda, se resuelve triunfal frente a los eternos dilemas y desafíos de la casilla; entre varios, cómo se plasma la sala con su acústica, la reacción del público y la reverberación de los instrumentos. Las guitarras de los gemelos Aaron y Bryce Dessner -responsables de la música- se levantan monumentales, verdaderas catedrales sónicas repartidas por canales a la antigua, mientras la sólida e inquieta base rítmica de los hermanos Bryan y Scott Devendorf, se apodera del fondo. La voz crepuscular de Matt Berninger con destellos emotivos, ocupa un espacio intermedio y definido para versiones sobrecogedoras de Fake empire, I need my girl y Don ‘t swallow the cap, entre varias.
*SZA - Lana
Cada letra costaba 10 dólares y Solána Imani Rowe (35) solo tenía 40 para tatuar su nombre. Con 13 años grabó Lana en la piel, a su vez el título de este tercer álbum de una de las artistas más prometedoras del R&B, el pop y fusiones varias, con un gran debut en la última edición de Lollapalooza Chile, entre los cabezas de cartel. Promovido como un relanzamiento porque la edición de lujo contiene a SOS (2022), el título que la catapultó mediante el excelente single Kill Bill, en rigor Lana es un nuevo trabajo de estudio de SZA junto a Carter Lang (Post Malone, Doja Cat), el principal productor de su discografía. Con 15 cortes inspirados en un estado anímico más templado que en los trabajos previos, el álbum funciona como segunda parte de SOS, a pesar de que sus sesiones son posteriores. La rúbrica melancólica y singular de su voz -es una virtuosa sin aspavientos- se mantiene impecable en el material con toques de jazz, blues y bossa nova atemporal -No more hiding, Crybaby-, mientras los descuelgues hacia el pop de ligero aire vintage sin llegar al tributo, brillan en BMF y Scorsese baby daddy.
El último tercio de Lana se abre a otras variedades como la sazón samba de Get behind me (interlude), el soul sideral de Another life, y el dream pop caleidoscópico de Saturn. Originalidad y encanto en una nueva dosis de SZA.
*Godflesh - A world lit only by dub
Birmingham es la usina de las más emblemáticas bandas de heavy metal de todos los tiempos como los padres fundadores Black Sabbath, los arquitectos del sonido acerado Judas Priest y, por cierto, Godflesh, los más siniestros, inquietantes e impredecibles. El dúo de Justin Broadrick (voz, guitarra, programación) y B.C. Green (bajo, programación) no solo implica una alineación atípica sin batería tradicional, sino un enfoque al género que rechaza elementos otrora constitutivos como el machismo. Con fans ilustres del metal alternativo -Helmet y Faith No More, entre varios-, Godflesh antepone la experimentación y la desconfiguración, los motores tras este lanzamiento.
A world lit only by dub es la relectura de A world lit only by fire, publicado hace una década, el primer álbum tras un extenso periodo de separación. Seleccionan cinco cortes con algunos cambios en los nombres originales y notorias mutaciones. Towers, por ejemplo, recurre a la repetición de capas de sonido -un simple riff de contornos cósmicos- hasta encauzar un mantra. Life given life taken es la antítesis, construida bajo cierta urgencia desoladora. Dead ending y Our fathers in heaven podrían ser parte de la banda sonora del fin del mundo, la antesala del desquiciamiento. Una vez más Godflesh convierte en música el horror y la desolación. El infierno no necesita llamas, sino canciones como estas.