Crítica de discos: la fragilidad de Arjona, la declaración de Frank Black y la banda sonora de Charlie Brown

DISCOS CONTRERAS

Esta semana las novedades discográficas llevan el regreso del trovador guatemalteco, que ha sufrido años complejos y regresa con sus obsesiones habituales, además del ignorado segundo disco de Frank Black y la entrañable música de Vince Guaraldi para Charlie Brown.


Ricardo Arjona - Seco

Los últimos álbumes de Ricardo Arjona han sido más bien sombríos, delineados por la soledad, el calendario, el hastío ante la realidad cincelada en redes, y reparos a la dinámica del empoderamiento femenino. Esos motivos persisten en este regreso tras un periodo de salud frágil con dos cirugías a la espalda, compuesto cuando estaba “jodido como nunca”, según declaró en una curiosa entrevista generada por IA. Repasa la órbita influencer -”compraste likes con un hacker, ya vas llegando al millón”- mediante rock clásico de guitarras bien enhebradas y bajo pastoso en Gritas. Motel Revolución es un nuevo pasaje de uno de los elementos clásicos en su imaginario -la mujer experimentada-, descrita en líneas como “se conocía el motel de pies a rabo, puso porno en la televisión”. Exige la garganta en el single Mujer, para cerrar en Todo termina con un consejo: “tendrás que recordar que hay que morir, y que desperdiciar pasa factura”. Hay pasajes innecesarios -el reggae de Despacio que hay prisa y el pop rock chicloso de Luna-, más la vieja costumbre de guiñar a Silvio Rodríguez en 70%, calcando una melodía de Óleo de mujer con sombrero. Los medios tiempos de rock timbrado en Nashville, los arreglos más funcionales que virtuosos -un proceso largo para el guatemalteco-, confluyen en un álbum que confirmará el romance eterno con una amplia audiencia.

Frank Black - Teenager of the year (30th anniversary edition)

En 1994 Frank Black era un príncipe que había renunciado a la corona de la nación alternativa al disolver a Pixies el año anterior, la banda a la que Nirvana había robado trucos como alternar economía de acordes y estallidos de distorsión. Teenager of the year, su segundo álbum solista publicado en mayo de ese año, podía ser motivo de un cetro definitivo, pero el músico de reconocido talento y carácter se encargó de cerrar la puerta. Mientras el rock en rotación de MTV persistía oscuro y pesimista -una oscilación seductora de rango limitado y escaso humor, entre otras carencias-, los 22 cortes en 62 minutos de este disco tienen espíritu swinger. Se mezclan y revuelven estilos constantemente sin perder coherencia, con la guitarra protagónica en creatividad, ejecución y sonido. El arranque es dinamita con Whatever happened to Pong? y su enunciado grandilocuente encarrilado en un súbito cambio de temperamento, velocidad y locura. Le sigue la excelente Thalassocracy como Roxy Music en speed de la farmacéutica Ramones. Sir Rockabilly evoca la era Eisenhower, un eco recurrente en la obra de Black. Freedom rock refleja su título como una mini epopeya con The Who en el remitente. Two reelers, marcada por la tensión y el remanso nostálgico, resulta brillante. En su momento, la crítica no se entusiasmó particularmente con Teenager of the year. Otra injusticia del rubro.

Vince Guaraldi - Be my Valentine, Charlie Brown (50th anniversary extended edition)

Tal vez Charlie Browne era un poco loser pero no perdía la fe, tal como ocurre en el especial de San Valentín emitido originalmente en EEUU el 28 de enero de 1975, habitual en la programación infantil ochentera en Chile, junto a otros capítulos del entrañable personaje y sus amigos. La banda sonora del episodio, tradición desde el imprescindible A Charlie Brown Christmas (1965), fue compuesta por el músico de jazz Vince Guaraldi. La grabación, como ocurría en los especiales desde 1966, contó con la dirección y arreglos de John Scott Trotter, colaborador habitual de Bing Crosby. Las piezas instrumentales, siempre breves con aires de interludio, tienen un carácter lúdico e iluminado, una mezcla de elegante jazz dosificado mediante easy listening, que a ratos experimenta con sonatas, bossa nova y toques de psicodelia, como sucede en Woodstock mambo, donde Guaraldi utiliza un flamante sintetizador ARP string ensemble, lo último de lo último en aquella época.

Esta generosa edición de 30 cortes incluye numerosas versiones de Heartburn waltz, la canción central de esta aventura de Charlie Brown que reflexiona en torno al amor, apta para niños y encantadora para adultos, una de las cualidades de la creación de Charles M. Schulz para convertirse en clásico. Registrado durante cinco días de diciembre de 1974, fue uno de los últimos trabajos de Vince Guaraldi y John Scott Trotter, fallecidos en los siguientes dos años.

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