El clásico sonido de las campanas abre Cónclave (2024). Es la muerte del Papa—cuyo nombre se desconoce—el suceso que da inicio a la ficción y que abre la puerta a un ritual enigmático y desconocido: la elección del nuevo sumo pontífice.
La película es dirigida por Edward Berger, mismo realizador que ganó el Oscar a Mejor película internacional con la bélica Sin novedad en el frente (2022). En esta oportunidad, Berger se encargó de adaptar el thriller papal escrito por el británico Robert Harris y publicado en 2016, que describe el proceso en que los cardenales se reúnen para elegir quién ocupará el trono del Vaticano.
La cinta ha sido aplaudida por la crítica, lo que se evidencia en el recientemente ganado Globo de Oro (por Mejor guion) y las ocho nominaciones a los Oscar 2025, entre ellas Mejor Película, Mejor Guion Adaptado y Mejor Banda Sonora.
“Una de esas excepcionales películas que respetan la atención del público (…) La inesperada forma en que se desarrollan las cosas parece casi perfecta, como una plegaria atendida”, escribe Variety.
Tal como sucede en la vida real, los cardenales son encerrados en la Capilla Sixtina para tomar la decisión, en un proceso que puede extenderse días. Durante esas jornadas, los sacerdotes están desconectados del exterior, sin Internet o conversar con otras personas. En pocas escenas de la película se vislumbra lo que ocurre en la Ciudad del Vaticano: los feligreses son secundarios en el cónclave. No obstante, en plena globalización, resabios del exterior se colarán en la tensa reunión.
Así, la película se erige como un verdadero juego de ajedrez. Las diversas fuerzas conspiran, planifican e investigan en medio de los pasillos del edificio. El final, a su vez, coquetea con una idea transgresora que abre más preguntas en torno a las estructuras de la Iglesia Católica.
La trastienda del esperado humo blanco no solo muestra la humanidad de los sacerdotes—quienes fuman y usan sus teléfonos como cualquier otro mortal—, sino que plantea interrogantes en torno al género, la homosexualidad, la raza, los escándalos sexuales en el clero y los juegos de poder entre un grupo de hombres.
Los detalles técnicos hacen que la cinta brille. En cuanto a la escenografía, tanto la capilla como partes del Vaticano fueron reconstruidas en los Estudios Cinecitta, y fueron traídas a la vida por el director de fotografía Stephane Fontaine y la diseñadora de producción Suzie Davies.
La música estuvo a cargo del pianista y compositor alemán Volker Bertelmann, quien ya trabajó con Berger en Sin novedad en el frente. Su labor le valió el premio BAFTA y el Oscar a la mejor banda sonora original.
Un destacado reparto
Los halagos al filme escrito por Peter Straughan van en varias direcciones. En primer lugar, es el actor protagónico quien concentra las ovaciones y quien compite por un Oscar. Ralph Fiennes (La lista de Schindler, Voldemort en la saga de Harry Potter) interpreta al cardenal decano Thomas Lawrence, quien en medio de una crisis de fe debe liderar el proceso lleno de intrigas y traiciones. “Ralph Fiennes realiza la mejor interpretación de su carrera en este absorbente drama vaticano”, escribe The Hollywood Reporter.
“Ralph Fiennes y un reparto estelar incendian la pantalla en un soberbio thriller papal que es uno de los mejores del año”, agrega, por su parte, Deadline.
Ahora bien, Cónclave (2024) no se sostiene sin la presencia de los otros cardenales. Importantes son los roles que interpretan Stanley Tucci, John Lithgow, Lucian Msamati, Sergio Castelitto y Carlos Diehz, cuyos personajes encarnan consignas y estereotipos decisivos que podrían cambiar el curso de la Iglesia Católica.
Tucci, por una parte, da vida a un cardenal liberal que, al ser el más cercano al difunto Papa, se postula como uno de los favoritos para sucederlo. Le siguen los conservadores: el indescifrable cardenal Tremblay, interpretado por Lighgow, y el italiano Goffredo (Catelitto), quien quiere traer de regreso el ‘esplendor de la religión’ con misas en latín e ideales castigadores.
Msamati hace del cardenal Adeyemi, personaje que se postula para ser el primer Papa africano; y por último está el misterioso cardenal Benítez, interpretado por el mexicano Carlos Diehz, cuya aparición remecerá el inicio del cónclave.
Quien tiene un papel crucial en el filme es la italiana Isabella Rossellini, quien fue nominada al Oscar como Mejor Actriz de Reparto por su interpretación. La actriz destaca al ser la única mujer con voz en la cinta —que no supera el test de Bechtel por sus características—y porque representa el rol de las mujeres en la Iglesia.
Su personaje resulta clave en determinados momentos de la cinta. “A pesar de que se nos pide estar en silencio, Dios nos dio ojos y oídos para escuchar”, dice la hermana Agnes, en una frase que resume el tono de su papel. Así, abre un cuestionamiento latente en la película: la poca participación de las mujeres en la iglesia.
“Rossellini es el arma secreta de Cónclave, desde sus reacciones de arrogancia mientras observa en silencio, hasta la forma en que domina una sala entera con poco más que una reverencia”, escribe Empire.
Cónclave (2024) se estrena en cines chilenos el próximo jueves 6 de febrero.