Black Sabbath es el grupo que popularizó toda una cultura y un universo vigente hasta hoy: el heavy metal. Con sus canciones impulsaron ese sonido pesado y estruendoso que caracteriza al género.

Cuando estaban en pleno estrellato, en 1975, se cruzarían con Kiss, quienes ofrecían un espectáculo explosivo que combinaba la teatralidad con un rock atronador. Las bandas que los seguían en el escenario a menudo se sentían inseguras después de ver el espectáculo y la respuesta del público a las performances que Kiss desplegaba bajo los focos.

Como teloneros, Kiss no eran muy respetados por los grupos más veteranos. El personal de gira de los otros grupos a menudo intentaban obstaculizarlos, imponiéndoles restricciones en términos de escenario: no les permitían usar su sistema de sonido completo, no dejaban que Gene Simmons escupiera fuego, no permitían confeti, no querían darles mucho espacio en el escenario para montar el equipo, no querían darles luces ni sonido completos, básicamente ni siquiera querían darles espacio para que se lucieran.

El espectáculo de Kiss era avanzado para su época. Las otras bandas se sentían intimidados por la magnitud de lo que hacían. A pesar de ser teloneros, ofrecían espectáculos increíbles.

Esto les causó muchos problemas, ya que su show era mucho mejor y más impactante que el de los grupos principales. En lugares como Detroit y Cleveland, donde ya eran considerados grandes del rock, literalmente destrozaban el escenario y se llevaban todas las miradas, dejando en segundo plano el concierto principal.

En aquella época Black Sabbath presentó su disco Sabotage, su sexto álbum. Para su gira de promoción el encargado de abrir algunas fechas fue Kiss, pero estos les estaban quitando público y se convirtieron en un problema.

En Providence, Rhode Island, el 8 de agosto de 1975, Kiss tuvo un enfrentamiento con Black Sabbath. Al montar su escenario, Black Sabbath no dejó suficiente espacio para la plataforma elevadora de la batería de Peter Criss ni para que la banda estuviera de pie delante. A pesar de tener espacio para mover su equipo hacia atrás, los liderados por Tony Iommi se negaron a hacerlo, con la intención de perjudicarlos.

El manager de la banda, Bill Aucoin, al darse cuenta de la situación, ordenó a su equipo que desmontaran el equipo y lo subieran al camión; sin embargo, al estar a punto de cerrar el vehículo, Aucoin tuvo un cambio de opinión. Bajó y, en un acto inesperado, entregó un billete de 50 dólares a cada miembro del equipo técnico de Black Sabbath. Esta acción tuvo un efecto inmediato, ya que en cuestión de minutos el problema se resolvió y Kiss pudo realizar su presentación.

“Kiss no tenía ningún problema con Black Sabbath, ellos tenían un problema con Kiss. Cada noche solo tenían cuatro metros de espacio de escenario y media docena de luces. Hacían todo lo que podían para disminuir su ambiente”, comentó el road manager y presentador de la banda, J.R Smalling en Nada que perder: la creación de KISS (1972-1975).

Los ingleses sintieron que perdían su momento de brillar, “fue duro seguirles”, confesó Geezer Butler. “Seguimos como una banda normal y corriente, sin efectos ni nada, y todos los demás seguían con la boca abierta por haber visto a Kiss. Estábamos en plan: ‘¿Qué demonios acaba de pasar?’”.

“Era imposible seguirle el ritmo a Kiss en lo que se refería a la producción”, continuó el bajista. “Cuando les veía tocar, ni siquiera escuchaba la música. Solo me asombraba la producción escénica”.

Según Butler, Kiss provocó que los conciertos tomaran “una dirección completamente nueva”, ya que “la gente tuvo que empezar a pensar en la producción escénica”. Él y Black Sabbath también aprendieron una valiosa lección: “Nos aseguramos de no volver a tener a Kiss de teloneros”.

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