Crítica de discos: Squid y FKA twigs brillan; Inhaler es intrascendente
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Las novedades discográficas de los últimos días tienen a la banda de post punk y a la cantante inglesa como coordenadas ineludibles, mientras que la agrupación del hijo de Bono de U2 despacha un álbum sin peso artístico.
*Cowards - Squid
Como los grandes grupos de post punk, los inicios artísticos de Squid tenían una influencia directa de la distopía narrativa de J. G. Ballard. Ahora, con un tercer disco que dispara en distintas direcciones -krautrock, jazz, post rock, etc.-, el quinteto no se olvida de sus raíces. Su primer single, Crispy Skin, es ciencia ficción siniestra, sobre una sociedad que legaliza la carne humana como alimento, en medio de melodías que exploran contrastes electrónicos, adquieren sentido pop y están preñadas de detalles minúsculos en constante cambio.
En Cowards, la experimentación está impregnada en todo el álbum, pero asimismo es su trabajo más accesible. Suena más denso y compacto y su baterista y líder, Ollie Judge, canta con matices. Si antes parecía destemplado, ahora ajusta su frenesí y recita o susurra. Hay, también, más voces -femeninas- que se suman, sonidos de cuerdas cortesía de Ruisi Quartet, colaboradores habituales de Jonny Greenwood, el guitarrista de Radiohead, y un esfuerzo permanente por buscar nuevas vías de expresión musical, que sean alérgicas a la repetición.
Fieldworks I posee una calma expansiva que recuerda a la primera época de los subvalorados These New Puritans y Fieldworks II es pura melancolía británica con las cuerdas en primer plano. Squid da un salto de calidad, estampa un mundo deshumanizado y exhibe seguridad en sí mismo. Está no es una banda común y corriente.
*Eusexua - FKA twigs
Desde su álbum debut, LP1 (2014), FKA twigs ha direccionado su música en un camino específico: hacer canciones para la pista de baile, pero sin transar en sonidos conceptuales. Asociada en un principio a Tricky, la mutación artística de la inglesa la ha ido linkeando a otros personajes. En Eusexua, por ejemplo, a los primeros discos de Bjork y, en menor medida, a Madonna de finales del siglo pasado.
En sus entrevistas promocionales, FKA twigs asegura que el impulso a hacer nueva música se debió a unas raves que presenció en Praga, donde el motor de la fiesta era el tecno de Europa del Este, más rudo, tenso y menos melódico que el de su país. El título del álbum es una palabra inexistente que remite a euforia y sexo, justamente en el momento previo a la liberación del placer. Es una música que rinde tributo a los sonidos noventeros -una década a la que los artistas contemporáneos le vienen poniendo cada vez más atención-, que se inspira en los clubes, de apariencia minimalista como en Keep It, Hold It, y, en otras, de maximalismo deconstruido y cien por ciento bailable como en Drums of Death.
Eusexua sorprende por una colaboración. North West, hija de Kanye West y Kim Kardashian, de 12 años, canta en Childlike Things, un homenaje al pop coreano, en un tema de tono adolescente e inofensivo. FKA Twigs logra un pop certero, extremadamente digital y con capacidad para sumar mayores audiencias.
*Open Wide - Inhaler
En cualquier actividad, ser hijo de una celebridad es una doble tarea para, primero, llamar la atención masiva y, posteriormente, para generar credibilidad. Aunque también cuenta con un aspecto positivo. Se abren las puertas más fácilmente. En su tercer disco, esas disyuntivas deben ser menos espesas para Elijah Hewson, hijo de Bono, el líder de U2, y voz de Inhaler. En sus dos primeros trabajos, el grupo -que estará presente en el próximo Lollapalooza- pulsa la tecla de un rock garagero y directo. Ahora, bajo la producción de Kid Harpoon -quien trabajó con Harry Styles y Miley Cyrus, entre otros- apuntan sus dardos a un rock ochentero, aunque inocuo, extremadamente mercantil y que tiene la misma espontaneidad de los actuales Coldplay.
Los problemas arrancan con el fraseo y el estilo de Hewson, que interpreta como si hubiese estado horas frente al espejo imitando a su padre. No hay una búsqueda de personalidad propia. Más bien, todo lo contrario. Si esa molesta comparación se extiende a la música de la banda de Bono, Inhaler queda totalmente desprotegido. Sus melodías pop están hechas para escucharlas en el dentista porque se olvidan rápidamente. De las trece canciones, la única que posee un sello propio es Still Young, con una batería protagónica y una guitarra secundaria que muestran cierta distinción. Lo demás, inevitablemente, lleva a la comparación con los primeros trabajos de U2. Discos que son verdaderos monumentos ante estas canciones advenedizas y totalmente intrascendentes.
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