Pedro Ruminot se ríe de todos y consagra el mejor show de humor de Viña 2025
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En su tercera aventura por la Quinta Vergara, el comediante nacional firmó una rutina sólida, que arrancó risas desde el principio. Se rio desde la política, la vida diaria, al Presidente Boric, a Jorge Zabaleta y a George Harris. Fue hilarante, rápido y con remates. Obtuvo merecidas dos Gaviotas de plata y oro.
Iba a ser el encargado del humor en la fallida tercera noche de Viña 2025, pero terminó siendo el de la última. A las 23.35 Pedro Ruminot pisó el escenario de la Quinta Vergara en su tercera vez en el Festival de Viña (antes estuvo en 2016 y 2020, donde salió airoso). Es que la factoría del recordado El Club de la Comedia fue tan fructífera que prácticamente todos los años en Viña hay alguien que haya tenido un nexo con el programa. Algo así como las divisiones inferiores de la Generación Dorada del Humor.
Pero volvamos a Ruminot. Entró al escenario de la mano del In Bloom de Nirvana, con bronces (muy buen arreglo del maestro Roberto López), un poco diferenciándose de la cercanía que han mostrado algunos comediantes con el trap. Ruminot es rockero, tal como su humor. Rápido, crudo, directo, al callo. Melódico. Como las composiciones de Cobain.
Y de inmediato, se lanzó a contar chistes del apagón y porque “siempre pasa algo”. “La producción del Festival, como las hueas”, desatando risas en el respetable y se puso a molestar a la dupla Merino-Norambuena, los mandamases del certamen a quienes -algo sorprendidos en primera fila- no les quedó otra que tomárselo con Andina. Y Ruminot siguió con sus “palos”, muy en su estilo sarcástico, al fiasco del Festival -George Harris- y la accidentada performance de Paola Volpato.
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Y siguió molestando a Harris poniendo sus frases en el operario encargado de la luz. Más risas. Luego pasó a hacer chistes con sus compañeros de Socios en la parrilla, Jorge Zabaleta y Pancho Saavedra. “He recorrido el país con mis amigos y he llegado a la conclusión de que los chilenos somos hueones, de que empujamos cuando dice ‘tire’”. Más risas. El Monstruo reía de buena gana, timbrando desde el inicio una rutina sólida, rápida, y con remates.
Se puso a molestar a los guardias de farmacia y a los guardias municipales “que se creen la raja” (no sabemos cuánta gracia le habrá hecho el chiste a la alcaldesa Ripamonti, con cintillo de Morat) y de su precaridad. “Pero el guardia de farmacia se cree la raja, tanto hueveo para cuidar un aceite emulsionado”. Seguían las risas. Menos de 10 minutos y Ruminot ya tenía al Monstruo en el bolsillo.
También se rio de las “viejas” que se ponen a contar su historial médico al dependiente de la farmacia (”la señora cree que porque tiene delantal blanco el vendedor es doctor”). “Somos hueones en Chile, le depositamos plata a Naya Fácil”; agregó. Y comenzó sus dardos a la leyes “que nadie pidió”: la de bolsas plásticas y la de etiquetado, y mencionó algo tan chileno como “la bolsa para guardar las bolsas”. Más risas, porque todos tienen una bolsa de las bolsas. También de los stickers que los guardias de supermercados ponen en las bolsas “para evitar robos” y de que le piden el carnet para comprar una caja de vino. “Mira mi cara, vieja cu...”.
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Y se puso algo tribunero diciendo “me encanta Chile”; y que no viviría en un país desarrollado. “¿Qué hago sin portonazos?, ¿qué haría el Sepu sin portonazos?”. Y que somos peladores, chaqueteros. Ah, y dijo “no somos xenófobos”, ante una Quinta que se vino abajo y agregó remate: “George Harris, puta que erís pesado conch...”, actualizando su famosa mandada a la punta del cerro a Adam Levine. MUCHAS RISAS. El Monstruo se puso a pedir Gaviota a los 17 minutos.
Luego preguntó quiénes eran extranjeros, y ante una mujer que levantó la mano, le pasaron el micrófono. Argentina. Mitad pifias mitad aplausos. Tal como en el formato stand-up de los bares, Ruminot hizo una dinámica en que habló con la gente. Primero la argentina, luego un estadounidense llamado Bennett a quien rebautizó “Pennett”. Talla 100% chilena. Peor aún para él, era de Detroit. Más risas. El chiste se cuenta solo.
Después se rio de Harris y su gracia de llenar el Movistar. “El Edo llenó cinco, muy merecidos...yo, ni uno”. Risas. Y la Quinta se vino abajo, y hasta pidiendo gaviota a los 26 minutos. Hasta “negoció” en vivo con Merino-Norambuena con alargar su rutina. “Puta que está cagado Bacilos”, les dijo rápido, porque la dupla de jefes se sentó en los puestos que ocupaban los músicos.
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Y obvio, salió una venezolana en la dinámica de hablar con extranjeros. Llevaba cinco años. “Entonces no te ha tocado ningún terremoto, te vai a cagar”. Y se lanzó a contar la historia del Zafrada, el recordado viral del 2010 post terremoto. Además de la señora que dijo “vístima”. Y luego el momento hater, molestó al abúlico Adam Levine (hasta mandándole mensajes en directo por Instagram). El enemigo número uno de Chile. El mañoso. Lo subió al columpio y la Quinta rio en una especie de revancha muy merecida.
Y obvio, mencionó a Alison Mandel, enfocada diligentemente por Álex Hernández, además del alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic (quien también estuvo ayer viernes en la Quinta). El edil fue aplaudido a rabiar por la gente. Y sí, molestó al Presidente Gabriel Boric también imaginando un “romance” entre él y la chica reality Daniela Aránguiz.
Otro momento fue cuando pidió un aplauso para “el mejor animador de la historia de Chile: Felipe Camiroaga”. De quien salieron unas fotos en las pantallas Led ante el aplauso del Monstruo. Gran instante y recordó al clásico Buenos días a todos (”el matinal de Chile”). Y logró un beso entre Pancho Saavedra y Jorge Zabaleta. “Con lengua, con lengua”, pedía el Monstruo. No lo obtuvieron.
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Con 1 hora y 30 minutos, Ruminot firmó una rutina sólida, ágil, muy chistosa, divertida. La más larga del Festival. Y la mejor. Mostró su rapidez e ingenio. Contó chistes con remate, como corresponde y usó de punching ball al -a estas alturas- odioso George Harris, el -segundo- enemigo número 1 de Chile. El Monstruo premió su actuación con las Gaviotas de Plata y Oro.
Incluso, hasta Gaviota de Platino pidió el Monstruo, “me falta trayectoria, no va a pasar”, dijo algo incómodo Ruminot, pero salió jugando cual Elías Figueroa del área chica: “Manso hueveo que hay que hacer firmando decretos”. La Quinta insistía y Ruminot molestaba a Daniel Merino. “Da la cara, cobarde”, ante la negativa del director ejecutivo del Festival, este solucionó con humor el impasse entregándole una trompeta de la orquesta.
“La corneta de oro a Pedro Ruminot”, en alusión a unos chistes que contó al inicio. Hasta tuvo que hacerla “sonar”, y en realidad, le salió un sonido como trutruca. “Sonó como que vamos a recuperar la Araucanía”. En su defensa: a los instrumentos de bronce cuesta mucho sacarles sonido. En su tercer paso por Viña, Ruminot hizo su mejor presentación en la Quinta. Un gran cierre del humor en Viña 2025.
Si hiciéramos el ejercicio de hacer un ranking, la mejor rutina de humor en Viña 2025 fue por mucho la de Ruminot sin puntos bajos, sólida. Luego, solo un peldaño más abajo vendría Edo Caroe, aunque empatado en el segundo puesto con Chiqui Aguayo. Luego, Juan Pablo López, después Pam Pam, y al final, el venezolano.
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