Tal como el pasado fin de semana en el REC, Joe Vasconcellos concentró su show en Lollapalooza 2025 en torno al festejo de los 30 años de Toque, su fundamental álbum de 1995 que lo consagró en la escena nacional gracias a su sabrosa mezcla de ritmos tropicales, rock y actitud fiestera que despeinó al Chile de la democracia de los acuerdos. Con ese disco -producido por Guido Nisenson- Vasconcellos pasó de ser un correcto cantante, con paso por Congreso, a una estrella de la música chilena.

En su regreso al Lollapalooza después de 6 años, Vasconcellos apareció a las 17.16 sobre el Cenco Malls Stage vestido de blanco, como un predicador del Evangelio del sabor, mientras de fondo sonaba una interesante obertura instrumental en clave soul de la cual se desprendió Mágico, el mismo track que abre Toque, ante un fervoroso público que agradeció el refrescante sonido cuando los 30 grados se sentían en Cerrillos.

Foto: Pedro Rodríguez / La Tercera

Fue una multitud transversal la que llegó a ver a Joe Vasconcellos: de los adultos de 40 a 50 años que escucharon las canciones de Toque en la radio y se las grababan en compilados en cassette, a los veinteañeros de hoy que se han topado con esos temas merced del algoritmo de Spotify. “Mágico, mágico ideal”, cantó la multitud. La tarde comenzaba a encenderse.

Tras Mágico, vino otro combo al mentón: la cumbia Las seis, la eterna canción de final de fiesta, cuando ya se acabaron el hielo y la promo de piscola y no quedan picoteos. Una movida cumbia que tiene un gancho melódico recordable -eso es la mitad de su éxito- y que generó el mismo entusiasmo de su debut hace 30 años. Arriba y a moverse. Pese al calor, la gente bailó de buena gana -pasos cortos en el mismo sitio- y la cantó en modo karaoke. Ya agarraba fuerza el show. Las seis fue uno de los momentos estelares de la primera jornada de Lollapalooza 2025, donde en honor a la verdad, escasearon.

El comienzo fue contundente, pues luego se sumaron Sed de gol, que sonó potente, arrasadora, magnética y la muy blusera Solo por esta noche, todas de Toque, aquellas que le dieron un nombre a Vasconcellos. Pero también hubo tiempo para otros tracks menos reconocibles del álbum como Trastoque. “Una canción que no toco hace mucho tiempo y que me gusta mucho”, comentó Joe, además de la muy sensual Blusa transparente, que tiene un aire a lo Marvin Gaye jugando a ser latino. En esa misma cuerda sonaron Hay que gritar y Conciencia, seguidas con atención por el respetable.

Foto: Pedro Rodríguez / La Tercera

Hay que decir que en todo momento Vasconcellos cantó sin ripios. Es decir, sin desafinar, ni salirse del tiempo ni tampoco evidenciar el natural desgaste de la voz de cualquier cantante. Es una demostración de cómo se hacen las cosas. Por su lado, la banda con batería, bajo, guitarra, teclados, percusiones, bronces (trompeta, trombón y saxo) sonó como se hace: jugando con los matices y privilegiando las pronunciaciones (lo que hace que se escuche todo más fuerte sin tener que subir el volumen).

Pero no todo fue Toque, Joe echó mano a otras de sus canciones como Preemergencia, La funa (que en un 2025 de redes sociales y tarjetas de crédito a granel parece muy actual) y El regalito, todas de Transformación (1997), su otro gran álbum.

¿El cierre? La siempre muy emotiva Huellas que fue cantada por el público que, apenas la reconoció, levantó sus celulares para registrar esos primeros minutos, los de “Mujer ingrata tu traición / dejó huellas en mi corazón”, seguro bastará una vuelta por Instagram para ver ese instante convertido en un Reel. Algo que fue posible sin que -a diferencia de otros artistas como Tool- sea necesario colocar una veda sobre los dispositivos para disfrutar el show. La última canción de la tarde fue la fundamental Hijo del sol luminoso, el tema que Vasconcellos compuso y cantó en su paso por Congreso, en un ya lejano 1981.

Este show en Lollapalooza adquirió un sabor especial debido al aniversario de Toque, es que es mucha la importancia de esa placa en la música chilena: obtuvo Disco de Oro y Platino (por más de 25 mil copias) y ha seguido vendiendo a través de distintas reediciones en CD y vinilo. Además, en Spotify su canción más reproducida es Mágico con más de 45 millones de escuchas y Las seis destaca en el Top 20 de las canciones nacionales más tocadas en radios. Nada mal para un disco publicado hace 30 años, y con el actual reinado de la música urbana que amenaza con no flaquear.

Foto: Pedro Rodríguez / La Tercera

Consultado por Culto a inicios de este año, Vasconcellos hizo la valoración de lo que significa Toque para su carrera. “Pudimos trabajar, experimentar, fue un trabajo muy bonito y fue muy marcante para todo lo que vino después. El 95, fue un año muy importante, y el disco Toque, tiene todas las canciones que estoy obligado a tocar siempre en mis recitales”.

Así como Corazones influyó de manera decisiva en el pop chileno del 2000, Toque hizo lo propio con la llamada Nueva cumbia chilena. Al menos es la tesis del musicólogo Juan Pablo González en su libro Música Popular Autoral de fines del siglo XX (2023): “En ese disco está la cumbia Las seis, una canción precursora de lo que más tarde se llamará la Nueva Cumbia Chilena, basada en una mezcla de la cumbia colombiana de exportación con otros género afrolatinos más el sonido del pop rock de la época”.

Tras 1 hora de presentación, Joe Vasconcellos firmó un show sólido que contribuyó a animar la tarde, justo en momentos en que el Lollapalooza atravesaba una meseta de abulia y poco entusiasmo. Se veía a la gente más preocupada de buscar los lugares con sombras, recargar los vasos con agua, comer alguna hamburguesa, antes de seguir los shows. La gran mayoría esperaba a los headliners, y el show de Vasconcellos fue un necesario sacudón.