Para muchos era un viejo rumor de pasillo. Uno de los más reconocidos directores del teatro chileno de los 80 y 90, Raúl Osorio, el mismo que estuvo detrás de exitosos montajes como La muerte de un vendedor (2008) y El inspector (2010), y quien durante 15 años llevó las riendas del Teatro Nacional (2001-2016), volvió a la primera plana este martes luego de que la actriz Loreto Valenzuela (62) lo denunciara de acoso y abuso sexual reiterado en un reportaje publicado ayer por la revista Ya de El Mercurio.
Fue en 1979, y ella tenía 23 años. El director y expareja de la fallecida actriz Rebeca Ghigliotto ensayaba para el estreno de Tres Marías y una Rosa, la exitosa obra de David Benavente que fue protagonizada ese mismo año por Luz Jiménez, Myriam Palacios y Soledad Alonso, además de Valenzuela. Era de noche y salían de uno de los ensayos en el Campus Oriente de la UC, donde Osorio daba clases, y el director y ella compartieron un auto de regreso a casa.
"Y de repente en el taxi, un día, se me lanza encima y me empieza a besar. (...) ¡Si él era mi profesor y mi director!", narró Valenzuela. La actriz apuntó a que todo se trató de un abuso de poder por parte del director, y que además no ocurrió solo una vez sino "varias (...). Me daba besos, me besaba en la boca y me daba mucho asco (...)". Loreto Valenzuela describió con detalle la forma en que el director la acosaba físicamente "y me empezaba a toquetear".
El Sindicato de Actores respaldó ayer la denuncia de la actriz: "Conocidas las nuevas acusaciones de agresiones sexuales, esta vez contra el director teatral Raúl Osorio, Sidarte reitera su compromiso irrestricto con las víctimas y el necesario cambio de paradigma cultural y legal que se requiere en Chile para erradicar abusos amparados en relaciones de poder asimétricas en el ámbito profesional y escolar".
En redes sociales, en tanto, el dramaturgo Luis Barrales y la actriz Taira Court, entre otros, respaldaron a la actriz e hicieron eco a los antiguos rumores: "Todo mi respeto a Loreto Valenzuela por tener la valentía de denunciar el abuso sufrido", twitteó el autor de Niñas araña, mientras que la expareja de Alfredo Castro fue aún más allá: "Qué pena por su familia, pero al fin salió a colación este cerdo!", publicó en su cuenta de Facebook.
Tras egresar de la UC en los 60, Osorio se volvió un reconocido docente y director teatral. Por años dio clases en la UC (hasta 1986) y la U. de Chile (hasta 1992), desde donde negaron la existencia de denuncias formales en su contra. Pero también pasó por otras escuelas. "El entonces académico fue investigado por la institución tras recibir una denuncia por acoso sexual contra una alumna", señalaron desde la U. Finis Terrae, donde estuvo entre 2007 y 2014, año en que se abrió dicho sumario.
"Efectivamente me tocó despedirlo", dice Marco Antonio de la Parra, entonces director de dicha escuela. "Lo cité a una reunión en mi oficina cuando supe del caso de esta alumna que lo denunciaba, y lo eché. Raúl y yo éramos muy cercanos, pero me temía que esto podía ocurrir", agrega.
"Creo que no solo su carrera está muerta desde hace años, y mucho antes de salir del Teatro Nacional, sino que él fue dado por muerto socialmente dentro del mundo del teatro. Ya nadie quería trabajar con él", comentó la dramaturga Flavia Radrigán, quien trabajó junto a Osorio en la fallida Escuela de Teatro de la UDP, fundada por el mismo director en 2006 y que al año siguiente cerró sus puertas debido a "mala gestión".
Solo dos obras ha estrenado Osorio desde que dejó el Teatro Nacional: Puchimbol (2017) en el Mori Bellavista y, parajódicamente, La mujer rota, inspirada en los cuentos de Simone de Beauvoir que expusieron sus ideas sobre la condición femenina.
Desde la Estación Mapocho, donde fue estrenada, confirman a La Tercera que "no hay nada más de él programado". Y de la U. La República, en tanto, donde hasta este año dirigió el Diplomado en Montaje Escénico, dicen que "aún se está evaluando que el programa se imparta en 2019".
Raúl Osorio fue contactado ayer por este periódico, pero no quiso hacer declaraciones. "No me interesa y, si algo sucede, si algo pasa, bueno, las leyes del juego, de la justicia serán", dijo a la misma revista que sacó a la luz las acusaciones.