Es directa y desprejuiciada. La periodista Alejandra Pérez, la nueva ministra de Cultura, no tiene pelos en la lengua para reconocer a su antecesor, Ernesto Ottone, por cumplir su meta de crear el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio justo a tiempo para dejar el cargo con la investidura de ministro. La "Ale", como le dicen a la ex presidenta del directorio de Canal 13 hasta noviembre de 2017, también elogia a sus dos novísimos subsecretarios: el arquitecto Emilio de la Cerda en Patrimonio Cultural, que reemplaza a la Dibam y el Consejo de Monumentos, y el abogado Juan Carlos Silva en la Subsecretaría de las Artes, que sucede al Consejo de la Cultura.
A la ministra le encanta la pluralidad de intereses de Silva, quien asesoró legalmente al grupo Los Jaivas. "Es tan moderno", dice. El jueves pasado, Silva reconoció en el Congreso al diputado comunista Amaro Labra. Como un fan, el subsecretario se acercó al músico de Sol y Lluvia vestido con su característica camisa azul floreada. "Ale.. Ale.. hay que escucharlos. Tenemos que escucharlos", le recomendaba a su jefa en Valparaíso.
¿Cómo evalúa la gestión del ex ministro Ottone?
La evalúo bien. Le puso pantalones largos a la cultura. Logró promulgar la ley que crea el Ministerio y nos entregó una institucionalidad. Es un problema que no se realizara el traspaso administrativo, financiero y presupuestario necesario, pero será nuestra responsabilidad implementarlo. Entregó mucha y buena infraestructura. Todas las localidades con más de 50 mil habitantes tienen un espacio cultural. Nuestra misión será dotarlos de contenido. Esta es una posta y la cultura es una política de Estado y no me van a sacar ni una crítica a la administración anterior. La cultura no tiene signo ideológico y no es propiedad de la izquierda ni es una bandera de la izquierda.
La Encuesta de Participación Cultural 2017 arrojó problemas: a excepción de los conciertos de música popular, la asistencia a exposiciones de arte, teatro, museos y bibliotecas va a la baja. ¿Cómo mejorar esas cifras?
Es grave el diagnóstico. Hay que focalizar las políticas culturales porque en el mundo el fenómeno es el contrario. La felicidad no está asociada sólo a la riqueza material, está ligada a la capacidad de gozar y disfrutar de experiencias que te hagan crecer, y la cultura ayuda a nutrir el alma de un país, su identidad. El acceso a la cultura permite tener un sentido crítico de la realidad.
Tal vez lo más estremecedor son las personas que no han ido nunca a una muestra de arte (53%), un concierto sinfónico (75%) y una ópera (85%) ¿Estas disciplinas son elitistas?
Hay mucho desconocimiento de la oferta cultural. Tenemos que dar un paso adelante y aprovechar la tecnología. Tenemos 15 millones de teléfonos y debemos dar facilidades en términos tecnológicos para acceder a la información. Así generamos demanda. Vengo de la televisión y quiero difundir y aumentar el acceso a la cultura con una cartelera ciudadana sobre arte, patrimonio y tesoros humanos vivos.
Uno de los peores índices está en la lectura. Las personas que afirman haber leído al menos un libro en el último año bajan del 47 % en 2012 al 39 % en 2017.
El momento para adquirir el gusto por la lectura está entre los 0 y 7 años. Espero potenciar el gusto por los libros en la etapa preescolar y escolar y que no sea una obligación. Hay países como Colombia donde los esfuerzos se hacen en la tercera edad, donde los abuelos leen con sus nietos conscientes de la falta de tiempo de los padres. La imaginación de los niños no sólo se alimenta con el click del computador.
Las administraciones anteriores han implementado planes nacionales de lectura ¿Habría que mejorarlos?
Hay responsabilidades compartidas. El promedio de libros que hay en las casas chilenas es muy bajo (un libro) y los padres no tienen tiempo para leer con sus hijos. En los países asiáticos, los libros están en un bolsa colgada en la puerta de la cocina, en un lugar cercano y cotidiano. Como quien saca un pan, saca un libro. Potenciar la lectura en las casas es muy importante.
Reducir o eliminar las horas de filosofía en el colegio ¿colabora en este panorama?
Es perjudicial. Poco a poco vamos perdiendo la capacidad de imaginar y de conocernos a nosotros mismos. Es fundamental entender las ideas y propuestas de los pensadores y filósofos.
En los museos hay diferencias presupuestarias: $ 300 millones anuales para el MAC en contrapunto con $ 2.100 millones para el Centro La Moneda y $ 1.700 millones para el Museo de la Memoria.
Hay necesidad de atraer recursos públicos y privados a los museos y hacer alianzas. Estamos atrasados en el tema de los mecenazgos. En los países desarrollados está más avanzado el concepto de la filantropía, es una responsabilidad, una forma de hacer patria. No son donaciones, es inversión. El Museo de Bellas Artes en Buenos Aires tiene más presupuesto que todos los chilenos juntos. Los museos chilenos están en una situación precaria.
Le tocará inaugurar la gran sala del GAM. Es un hito, desde el Teatro Municipal en 1850 que el Estado no construía una sala de esa envergadura.
Ese proyecto está bastante atrasado. Tuvo problemas con las inundaciones del Mapocho y con huelgas de trabajadores. Ha tenido varios obstáculos por su tamaño, los requerimientos técnicos, la acústica. El Ministerio de Obras Públicas está a cargo. Nada me gustaría más que inaugurarlo, pero todavía no veo muchas luces de que esté listo. No hay fecha clara y quiero saber en qué topamos para terminarlo. Ahí hay un nudo que alguien tiene que soltar.
¿Se ha reunido con el director del GAM?
No todavía. La próxima semana nos vamos a reunir. Ya está programado.
¿Será el nuevo Teatro Municipal del Siglo XXI?
A estas alturas va a ser el teatro del siglo XXII (se ríe).
¿Qué va a pasar con los directores de los centros culturales?
Hay muchas instituciones que tienen vínculo con el Estado. Estamos haciendo un catastro de todas las organizaciones que reciben dineros públicos. Vamos a hacer una evaluación de cada uno de ellos. Hay excepciones, pero si analizamos las últimas encuestas de consumo cultural yo diría que ninguno lo está haciendo bien.
¿Conoce el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Cerrillos abierto por Ottone?
No he ido, pero conozco el proyecto.
¿Cómo lo evalúa?
Necesita una colección que le de sustento y atraiga público. No tiene buenos accesos y hay que caminar 10 minutos para entrar. Ese espacio magnífico tiene que tener mayor afluencia de público.
En su primer año, Cerrillos tuvo 19 mil visitas contra un millón de espectadores de La Moneda.
Es muy poco público, pero no vamos a cuestionar su existencia.
Para algunos artistas y gestores no se justificaba un nuevo centro de arte y lo mejor era fortalecer los que ya existían.
Es un centro de arte que aporta a la ciudad, pero que no ha cumplido el objetivo para el cual fue creado. Hay que potenciarlo y reconvertirlo.
La señal cultural de TVN fue aprobada por el Senado. ¿Qué futuro le ve?
Está en manos de la Secretaría General de Gobierno. Espero que sea útil, que el público la vea y cumpla su objetivo. Es importante que sea atractiva para las audiencias.
¿Modificará la Ley de Monumentos Nacionales?
La ley que se promulgó en 1970 no considera el patrimonio vivo, las fiestas, las tradiciones. El concepto de patrimonio se amplió y la ley quedó anticuada. El subsecretario Emilio de la Cerda estará a cargo, es un arquitecto destacado que ya estuvo en el Consejo de Monumentos.
¿Cómo se reformularán los fondos concursables?
Queremos simplificarlos y que exista una ficha por cada participante para saber quiénes han ganado y quiénes postulan pero no reciben fondos. Muchos creadores no postulan porque no saben llenar los formularios. Queremos hacer accesibles las postulaciones y saber el perfil de quien postula. No es necesario hacer todo el proceso de nuevo cada vez que postulas. Esto va a ser prioridad.