Hace cinco años, la violinista Alejandra Urrutia (1975) se hizo conocida como la flamante directora de la Orquesta Bicentenario de Curanilahue, sorprendente grupo juvenil que le dio lustre a una ciudad famosa por sus niveles de pobreza y por ser cuna del campeón chileno peso gallo Bernardo Chifeo Mendoza. En 2016, la intérprete penquista ya estaba firmemente inmersa en la conducción y le tocó reemplazar nada menos que al Premio Nacional de Música Juan Pablo Izquierdo tras su abrupta salida de la Orquesta de Cámara de Chile. Fue su titular por dos años, hasta enero pasado, cuando dejó la agrupación por razones que por ahora prefiere "no comentar".

El cambio, sin embargo, vino acompañado de su lanzamiento a otra órbita. En primer lugar , en Chile, aceptó la oferta del director del Teatro Municipal para hacerse cargo de la Orquesta de Cámara de dicho coliseo. Se trata de un hito en la historia del Municipal, que nunca había tenido a una mujer entre las titulares de orquestas: la Filarmónica y la de Cámara.

Al mismo tiempo se gestaba el inicio de lo que puede ser una promisoria carrera internacional: en noviembre de 2017 llegó a Alemania para trabajar junto al director húngaro Iván Fischer (1951) en la Orquesta del Konzerthaus de Berlín, una de las tres grandes de la capital de ese país junto a la Filarmónica y la Staastkapellle de Berlín.

Cinco meses después, en abril de este año, se reunió otra vez con el prestigioso director y este le pidió que fuera su asistente no sólo en Alemania, sino que también en Hungría, concretamente en la Orquesta Festival de Budapest. "De alguna manera me está abriendo sus puertas para trabajar con él", dice Alejandra Urrutia. Luego recalca: "La Orquesta Festival de Budapest está considerada una de las 10 mejores del mundo". Efectivamente, en la famosa encuesta que realizó la revista Gramophone hace 10 años, la agrupación creada por Iván Fischer en 1983 es una de las top ten, incluso sobre la Sinfónica de Boston y la Filarmónica de Nueva York.

Se podría decir fácilmente que la carrera de esta hija de músicos va en ascenso internacional, pero ella prefiere poner los pies en la tierra y charlar tanto de sus expectativas europeas como de sus planes en Chile, con la Orquesta de Cámara del Teatro Municipal. Creada hace 23 años y dirigida desde entonces por el violinista Sergio Prieto, la agrupación de cuerdas tiene un promedio de edad que no pasa de los 25 años. Eso le agrada a Urrutia, que se entiende bien con las nuevas generaciones.

"Como orquesta son una joyita. Justamente ayer (el lunes) tuve mi primer ensayo con ellos y me sorprendió su entusiasmo y su energía. Son dos cosas esenciales para hacerse cargo de una orquesta", explica la directora.

Pero Urrutia también repara en otras cosas: "La nueva generación de músicos en Chile tiene muchos más recursos técnicos que antes. También hay más estímulos que cuando yo empecé. Desde cuestiones generales como la presencia de Internet o Youtube hasta la llegada de grandes músicos a Chile como el mismo Gustavo Dudamel esta semana. ¡Qué mejor aliciente para dedicarse a la música!".

Pero, ¿cuáles son los planes de la conductora con los instrumentistas? ¿Nuevo repertorio, más giras? Ella lo resume en términos simples: "De alguna manera la Orquesta de Cámara del Teatro Municipal es un 'diamante en bruto'. Técnicamente lo tienen todo y mi labor va a ser refinar aquellas virtudes".

Desde su primer ensayo está acostumbrando a la orquesta a empezar con los Corales de Bach, de los que dice "son ideales para trabajar afinación, sonido, fraseo, ensamble, ademas de ser una excelente manera para crear sintonía entre todos los músicos". Para su primer concierto, aún por definir, ya eligió al menos la Little suite de Carl Nielsen y la Sinfonía N°10 para cuerdas de Felix Mendelssohn.

Cuando se le pregunta por qué otro repertorio abordarán, Urrutia prefiere atacar otra área: la calidad. "Para lo que estoy acá es para que los músicos logren un nivel de excelencia. Una vez en ese lugar, ellos pueden tocar lo que quieran. Lo primero es aprender a escucharse entre sí, a relacionarse, a no tocar en piloto automático", dice.

La experiencia europea

Luego de su primer concierto con la Orquesta de Cámara de Teatro Municipal en agosto próximo, la directora se trasladará a Europa para trabajar codo a codo con Iván Fischer, al que califica a estas alturas de "mentor". Ya lo conoce y recuerda una anécdota: "Cuando estuve con él en noviembre pasado me tocó asistirlo en el Réquiem y en la Sinfonía N°39 de Mozart. Me preguntó si yo había dirigido aquellas obras y le dije que sí. Y lo que pasó fue extraordinario: después de dirigir él la primera parte de las obras, se fue a sentar atrás y me dejó conducir a mí. Estuve cerca de dos horas dirigiendo a la Orquesta del Konzerthaus de Berlín en cada ensayo. Después me enteré que ese es su estilo: le gusta tomar el lugar del público y ver cómo está sonando la orquesta".

Ganador de varios premios Gramophone y Diapason D'Or , Fischer ha logrado prestigio sobre todo con sus grabaciones de Mahler y Dvořák junto a la Orquesta Festival de Budapest. Alejandra Urrutia fue a uno de aquellos ensayos y así lo recuerda: "Es una orquesta que te inspira y cuyos músicos tocan demasiado bien, se saben todo al pie de la letra. Un día, en Budapest, Iván Fischer ensayaba la Segunda sinfonía de Mahler con su orquesta y sin previo aviso les dijo 'ahora hagamos dos movimientos de la Cuarta sinfonía de Mahler'. El ni siquiera tenía la partitura. Y la tocaron como si fuera una grabación de disco, a ese nivel. Parecía que las notas se podían tocar con las manos".