"Francamente no lo esperaba", dice al teléfono, y cuenta que ya tiene reuniones agendadas y próximas a concretarse. En pleno fin de semana largo, el domingo pasado, la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés, lo nombró nuevo presidente del directorio del GAM: "Sin duda su experiencia va a contribuir a potenciar el carácter ciudadano y transversal del GAM, que se caracteriza por acoger la más amplia diversidad de expresiones artísticas", señaló la secretaria de Estado. Desde entonces, Andrés Rodríguez (64) ha tomado contacto con los otros 9 miembros; con su predecesor, el arquitecto Ramón López -que deja el cargo ad honorem luego de tres años-, y también con el director ejecutivo del centro inaugurado en 2010, Felipe Mella, quien ayer sostuvo una serie de reuniones en el edificio de calle Alameda.
"Con todos ellos debo reunirme muy pronto, pero quiero informarme bien antes de opinar", señala hoy el abogado y ex titular del Municipal de Santiago, donde ejerció como director general entre 1986 y 2015 y del que salió con una indemnización de $ 400 millones. A su larga lista de pendientes se suma además un encuentro con la Dirección de Arquitectura del MOP: Rodríguez sabe que una de sus principales misiones a la cabeza del directorio será retomar las obras de la Segunda etapa del GAM, que albergará la Gran sala con capacidad para más de 1.800 personas, y que tras el término de contrato con la constructora española Ecisa -hoy declarada en quiebra-, se encuentra aún a la espera de que los trabajos vuelvan a licitarse para fines de este año.
El nuevo edificio, que hará crecer al centro cultural en 15 mil metros cuadrados por el ala oriente de la ex UNCTAD III, entre las calles Namur, Villavicencio y Alameda, podría ser inaugurado en 2020, aunque aún no hay fecha definitiva. "Mi objetivo será retomar, supervisar e impulsar el término de ese gran proyecto, que es la Gran sala, y que los plazos se cumplan", advierte Rodríguez, quien asumirá formalmente el próximo viernes 26 ante el resto del directorio. Previo a su aterrizaje, sin embargo, su designación provocó críticas en las redes sociales.
"Horror... Ministra de Cultura nombra a Andrés Rodríguez presidente del directorio del GAM", publicó en su Facebook el director del Teatro Nacional Chileno, Ramón Griffero, quien en 2014 ya había liderado la campaña "Liberen al Municipal", que pretendía removerlo de la principal sala de ópera del país. En el mismo mensaje, que hoy supera los 150 comentarios y 500 reproducciones, el autor de Cinema Utoppia se refirió al gestor cultural y fundador de Opera Latinoamérica (OLA) como el "delfín cultural de la dictadura".
Conocido por sus vínculos con el mundo empresarial y la derecha (aunque se declara "independiente"), Andrés Rodríguez recibió críticas también de parte de otros nombres de la escena local. "Qué mal signo después de los recortes culturales. Todo esto huele a vendetta post salida de (Mauricio) Rojas", escribió la dramaturga Nona Fernández. Aline Kuppenheim, en tanto, acusó a las autoridades de "desatadas". El ex director de la Fundación Cultural de Providencia, Eugenio Llona, se sumó también a los descargos: "La ministra cree que el Sr. Rodríguez es lo mas parecido que tenemos a Gabriela Mistral para presidir un centro que lleva su nombre. Ofensa y falta de criterio", lanzó.
No se trata de "lo que pueda o no pueda hacer Andrés Rodríguez en el directorio", comenta Griffero, sino de "lo que representa el personaje en cuestión: el presidente del GAM no puede ser el ícono cultural de la dictadura. Jugó un rol de censor, de elogio y rostro del régimen, y en su gestión estuvo totalmente ausente la crítica y el arte en su espacio de libertad".
Con mayor tranquilidad lo ve quien deja el cargo, Ramón López: se enteró hace dos semanas de la decisión de Consuelo Valdés de removerlo, y ahora cuenta que entonces supo que Andrés Rodríguez podría sucederlo. "Su capacidad como gestor es innegable, pero se le viene un gran desafío por delante, ¿no? Creo que no hay que alarmarse antes de tiempo y ver qué hará Andrés, de quien soy cercano, por cierto. Pero sería raro que la programación del GAM se circunscribiera o restringiera en alguna de sus áreas por el gusto que él tiene por la ópera y el ballet. El GAM es un ágora donde convergen distintas disciplinas, ese ha sido su sello y el que debiera seguir", concluye.