No importa que existan hace casi dos décadas en el circuito artístico, cada vez que el colectivo Hoffmann's House presenta una exposición, las mismas preguntas en alguna u otra medida vuelven a aparecer: "¿Se llaman así por los cuentos fantásticos de Hoffmann? ¿Por Albert Hofmann, el químico suizo que descubrió el LSD? ¿O por Lord Hoffmann, uno de los jueces claves en la detención de Pinochet en Londres?". La respuesta, cuentan, siempre es la misma: "A todo decimos que sí".
Pero el origen de su nombre es mucho más simple. La historia se remonta a 1999, cuando Rodrigo Vergara y José Pablo Díaz egresaban de la carrera de arte. Dudosos sobre su futuro, en lugar de esperar la invitación para realizar su propia muestra o ser representados por una galería, decidieron crear su espacio expositivo particular. Uno económico, fácil de construir y transportable, que pronto cobró forma en la figura de una mediagua.
"Fuimos a comprarla al Hogar de Cristo en El Bosque", recuerda Vergara, hoy académico de la Universidad Diego Portales. "Venía con una hoja bien simple con los planos de la casa y las especificaciones técnicas. En una esquina traía escrito Hoffmann's House. La señora que nos vendió la casa dijo que el arquitecto que había diseñado la primera mediagua tenía ese apellido, pero tiempo después nos dijo que en realidad era el nombre de la revista de arquitectura que había publicado los planos", agrega. "Al final nos confesó que no tenía idea por qué estaba escrito eso ahí".
Ese nombre de procedencia incierta les pareció perfecto. "Hacía referencia a la poca claridad sobre el sistema del arte en Chile y también citaba críticamente a toda esa cuestión aspiracional: un nombre en inglés con dos 'f', dos 'n' y un apóstrofe hace que te hagas expectativas, pero eso se traiciona cuando te encuentras con una mediagua", explica Vergara, quien junto a su socio Díaz instaló por primera vez la vivienda -una galería de arte a partir de ese momento- en la Plaza del Hoyo de Vitacura.
No planeaban aún que el ejercicio se repetiría varias veces en distintos lugares de Santiago -el Parque Almagro, la acera frente al Instituto Nacional o la galería Metropolitana en Pedro Aguirre Cerda-, y se convertiría en un espacio reconocible por difundir el trabajo de jóvenes artistas de la época, que solían moverse al margen de los circuitos tradicionales de museos y galerías en Chile.
Fueron muchos los que pasaron por ahí: Camilo Yáñez, Magdalena Atria, Mario Navarro, Francisca Sánchez y Cristián Silva, entre otros. Ahora, esos mismos artistas -más de 50 en total-, volverán a reunirse en el Centro Cultural Matucana 100 desde el 27 de marzo para presentar Hoffmann´s House: Los nuevos sensibles, una exposición que revisa las casi dos décadas de funcionamiento del colectivo: desde las muestras en la mediagua -habrá dos en el recinto- hasta las presentaciones de videoarte e instalaciones realizadas por los artistas en Berlín, Barcelona y Nueva York.
La muestra, explican, busca examinar las interrogantes que aparecieron el año que formaron el colectivo, muchas de las cuales se mantienen hasta hoy. "Creo que el sistema del arte local ha tenido cambios, pero las precariedades subyacentes siguen tal como antes", acota Vergara. "Por ejemplo, los museos siguen igualmente frágiles, con muy poco financiamiento, el discurso artístico se perdió en gran parte con el fracaso de la Trienal (2009), y hoy lo que vemos básicamente es la hegemonía del mercado", añade.
Del videoarte a la música
Después de varios años trasladando la mediagua a distintas zonas de Santiago, el colectivo decidió probar con otras iniciativas. "Esa acción había sido un hit. Nos dimos cuenta que lo que hacíamos en realidad era una escultura social y quisimos hacer otras propuestas que fueran en una línea crítica similar", comenta Vergara.
Es el caso de Si lo puedo hacer aquí, lo haré en cualquier parte, nombre de la obra que en 2007 presentaron en la galería Roebling Hall de Nueva York, y que ahora será parte de la muestra en M100. Consistente en 144 dibujos realizados por 72 artistas - Juan Pablo Langlois Vicuña, Cristóbal Leyht y Mario Soro, entre otros- sobre un formulario autocopiativo para solicitar una cuenta en el Banco de Chile, la obra aludía a la responsabilidad de dicha casa comercial en el traspaso de dineros ilegales realizado por Pinochet al Banco Riggs de Estados Unidos.
The Bolivarian Dream es otra de las obras que integra la exposición. Se trata de una curaduría de videoarte de 27 realizadores internacionales, que se hizo por primera vez el año 2006 en la Cineteca Nacional, y que ahora replicarán con una nueva selección de 18 creadores que hacen alusión al territorio latinoamericano y sus aspectos sociales y políticos. Entre los artistas figuran Pablo Helguera, Manuela Viera-Gallo, Rodrigo Salinas e Iván Navarro.
Este último ha estado especialmente ligado al colectivo con su sello discográfico Hueso Records, a través del cual en 2008 lanzaron Todos viven lejos, un compilado en el que participaron músicos como Carlos Cabezas, Nutria y Purdy Rocks. El disco formó parte de la instalación Las uvas y el viento realizada ese año en Barcelona, y ahora será presentada en el centro cultural, esta vez con Todos viven lejos II, una nueva producción con músicos como Dante Jodorowsky (nieto de Alejandro, el cineasta), Montaña Extendida y The Knocks Knocks.
No será la única instalación de la muestra: también se exhibirá Músicas colgantes, escultura realizada en 2009 para la Bienal del Mercosur, musicalizada con un disco de bandas brasileñas producido por Carlos Cabezas.