Difundido como un testimonio, el hijo menor de Nicanor Parra, Juan de Dios, conocido como Barraco, habló con el poeta Pablo Mackenna para la revista SML. Sus palabras dan forma a un extenso relato donde se refiere a la vida con su padre hasta la última vez que estuvo con él, quien murió el pasado 23 de enero, a los 103 años.
"Mi papá no solo era poeta, era más viejo que todos los padres y más vivo también. Y ya se perfilaba como un rockstar", señala el músico, hoy de 45 años, quien vivía en México cuando falleció el autor de los Artefactos.
"Hay algo de la posta de la vida que se interrumpe con alguien como él que vive 103 años. Su vida me condenó a la inmadurez", dice. Luego se refiere a los conflictos: "Mi papá lo quería todo, el Nobel, los premios, las casas, las mujeres, sus ansias eran infinitas (...) Una vez tuve una polola que me confesó: le di un beso a tu papá. Ella no me preocupó, se tomaba y regalaba los besos a la ligera. Lo peor fue cuando mi papá me preguntaba: ¿Y cuando viene a vernos esa chiquilla tan encachada?".
Parra tuvo seis descendientes. Juan de Dios es hermano de Colombina, ambos hijos de Nury Tuca, la última mujer de Parra. Barraco recuerda buenos momentos cuando viajaban. "Nos íbamos de gira, él con sus poemas y yo lo acompañaba en las presentaciones con la guitarra. (...) Fuimos muy amigos. Hubo un tiempo en que yo era más que nadie su interlocutor".
La distancia, dice, comenzó hace una década. "Cuando tu padre vive convertido en una figura pop idolatrada es fácil que termine creyéndosela. Y todo se trataba de él. Eso se volvió agotador. Yo necesitaba un padre, no a Mick Jagger. Y aún así nunca corté del todo. Mi papá siempre me dijo, hasta la última vez que lo vi: tú siempre serás mi guagua", dice. Ello ocurrió en agosto de 2016.
Se enteró de su muerte en México, por una amiga: "Tanto tiempo intentando matar al padre, al de la cabeza, al del corazón. Y allí estaba. La muerte que a esas alturas debiese ser casi un dato, se presentaba con todos sus fantasmas. (...) Desbloqueé a mi hermana y hablamos. Duro, muy duro. Distante", recuerda sobre ese momento en que también sintió como si "Nicanor se llevara a su guagua, al que siempre sería su guagua, barraquito, al niño que fui".
Su nombre salió a la luz pública a fines de 2017 cuando Colombina y su hijo Cristóbal Ugarte denunciaron la pérdida de cuadernos de Parra, que él había vendido. Barraco llegó en febrero a Chile para ponerse "a disposición de la fiscalía". Ahora afirma: "La cagué vendiendo algunos cuadernos y papeles de mi padre, pero no me robé el Louvre. Sus cosas eran también mis cosas, y siempre lo tomé como un empeño. (...) Es paradojal, no quería seguir viviendo una vida que giraba en torno a él, y terminé viviendo de él".
Barraco señala a dos libreros a quienes les entregó material. "César Soto y Carlos Vera. Es una buena cantidad de cuadernos y papeles pero no llega a ser relevante frente a la cantidad de cajas y cajas de material que mantuve a resguardo", señala y remarca que "lo de Soto y Vera no está bien. Ellos sabían perfectamente lo que estaban comprando y el verdadero valor que tenía. Y sabían que no era mío".
Con respecto al testamento, dice que no duda de la buena fe de Colombina. Y añade: "Se ha hablado mucho de las peleas familiares. Somos 6 hermanos pero tenemos mucha diferencia de edad y de vida. Podemos tener el mismo padre pero seguramente no fue igual con cada uno".