La clásica historia de Cenicienta toma ahora un nuevo rumbo, mucho más local. Ambientada en el sur de Chile, construida a partir de dos composiciones chilenas y con libreto del actor y director Felipe Castro, Cenicienta, magia y leyenda presenta dos visiones de mundo enfrentadas en los relatos de una abuela mapuche y una niña. Un espectáculo de ópera y danza protagonizado por un elenco de 126 niños y jóvenes, que se presentará desde mañana hasta el domingo, en el Teatro Municipal de Las Condes.
El montaje se compone de dos partes, la primera es musicalizada con la pieza La Cenicienta, escrita en 1948 por el compositor chileno Pedro Humberto Allende. En tanto, la segunda parte fue compuesta especialmente para la obra, por René Silva . Esta última, titulada La Malen, está basada en el mito La niña de la calavera, que cuenta la historia de una pequeña cuya cabeza de convierte en calavera luego de ser embrujada por su madrastra.
A través de sus diferentes programas artísticos, la Corporación de Adelanto Amigos de Panguipulli, ubicada en la Región de los Ríos, cuenta con una orquesta sinfónica, coro y ballet, los que se unieron para dar vida a esta ópera. A ellos, se sumaron dos coros , el de la Red de Colegios SIP, y seis jóvenes del Colegio Leonardo Da Vinci de Las Condes. En conjunto realizaron tres campamentos donde prepararon el montaje.
El texto de Felipe Castro une ambas composiciones a través de un diálogo entre una Papai (abuela en mapudungun) y la niña. "En el fondo lo que buscamos demostrar es que entendernos es un encuentro de dos tiempos, lo que es la generación de los niños ahora y la generación mayor", explica Pamela Calsow, directora de la Corporación de Adelanto Amigos de Panguipulli.
La dirección musical está en manos de Rodolfo Fischer, director residente en Suiza para quien ha sido todo un desafío el montaje, ya que nunca había trabajado con niños. "Acá uno es el profesor de ellos. Si algo no sale, uno tiene que proponer soluciones, enseñarles a lograr algo que ellos no saben cómo", dice sobre la forma de trabajar que adoptó.
El espectáculo no sólo destaca por el trabajo que los directores han realizado con los niños, sino también porque en los preparativos ha trabajado toda una comunidad. Según Calsow, "ha sido intenso, pero súper gratificante. Además, el vestuario que se presenta en la obra fue hecho por las mamás y los papás. Hicimos un taller donde se les enseñó a realizar estos vestuarios, y creo que eso produjo en la comuna una unión impresionante, más de 400 personas ayudaron para poder desarrollar este espectáculo", comenta.