Las fórmulas matemáticas y partituras musicales siempre tuvieron más cruces que distancias para Cristián Navarrete (55). Y lo dice con conocimiento de causa. Entre 1981 y 1986, estudió Ingeniería Civil en la UC, se retiró y al poco tiempo ingresó a la Universidad de Chile para perfeccionarse en lo que realmente lo apasionaba: el canto. Solo cuando egresó de allí, ocho años después, las brechas comenzaron a aflorar.
"Lo más abismante no eran ambas disciplinas en sí mismas, sino el campo laboral de cada una. Los ingenieros pueden regodearse entre un trabajo y otro, mientras que para los cantantes el escenario es completamente distinto y menos auspicioso", opina el solista, quien fue parte del elenco de La Traviata que Miryam Singer dirigió en el Teatro Municipal de Las Condes.
Como dirigente sindical del Municipal (1998-2003), y luego como presidente de la Federación de Artistas del mismo teatro (2003-2008), le tocó conocer a varios colegas suyos que, sin chance de pisar los grandes escenarios del país, "se veían obligados a dividirse entre clases particulares, eventos y los coros universitarios, que solo se dan con boletas de honorarios y con pagos muy por debajo del mínimo. Muchos cantaban en las calles incluso", recuerda Navarrete.
Diez años después, el panorama parece no haber cambiado mucho: "Está a punto de aprobarse una Ley de Artes Escénicas que no consideró la ópera como un arte escénico, por tanto tampoco el de los cantantes líricos y los coros, y recién ahí nos percatamos de todo lo que estaba ocurriendo y de que no habíamos sido llamados a participar", afirma.
Desde los otros sectores dicen que fueron ustedes los que nunca se acercaron...
Es que así fue también. No estuvimos. Ni siquiera estábamos agrupados ni habíamos hecho un catastro de cuántos éramos. Pero también es cierto que se tiende a confundir, como en este caso, a la ópera con el Municipal, y eso no puede ser. En el teatro hay solo un grupo del gran universo de los cantantes líricos chilenos, una planta de al menos 60 personas con contrato y trabajo estable, pero en total somos más de 300.
El conteo partió meses atrás en un grupo de WhatsApp y acabó el 25 de julio pasado con la constitución de la Asociación de Cantantes Líricos, hoy presidida por Navarrete. "Agruparnos fue un trabajo arduo, y queremos mirar hacia lo que viene tomando como referente al Sidarte, que ha logrado exponer las demandas de su sector y desarrollar este proyecto de ley, que fue un gran logro suyo y por el que nos sacamos el sombrero. Nosotros ya hemos tenido algunas reuniones, primero con la exministra Pérez y luego con el alcalde Felipe Alessandri, para darnos a conocer y plantearles este problema que aún persiste por la contratación de cantantes extranjeros de mala calidad y en desmedro de los chilenos, como ocurrió con la última Tosca del Municipal".
Su primera intervención pública en representación de los cantantes líricos fue el pasado miércoles 22, ante la Comisión de Educación y Cultura del Senado. Durante la misma sesión, el director del Municipal, Frédéric Chambert, señaló que la carrera de la soprano chilena Cristina Gallardo-Domâs "había acabado" por descuidar su voz, y a los pocos días tuvo que disculparse.
"Sus dichos fueron muy desafortunados y no reflejan la gran trayectoria de Cristina. Al decir eso además, él se desprende del tema y subestima el nivel de formación que ofrecen las universidades y conservatorios en Chile. Y si él tiene esa visión, ¿qué podemos esperar? El debería desarrollar al cantante chileno y no relegarlo a roles comprimarios y secundarios. Además, si le cambió el nombre al Municipal por Opera Nacional, que lo cumpla.
Algunos están por incluir la ópera en la misma ley y otros por que se cree una específica. ¿De qué lado está Ud.?
Como asociación, pensamos que debería haber una ley especial para la ópera quizás, pero también debemos ver lo que ya existe y trabajar sobre lo que hay, y no en base a supuestos, porque imaginar una ley solo para la ópera sería pensar muy a futuro y depender nuevamente de los recursos y voluntades. Nosotros preferimos dialogar y ser incluidos en esta ley.