Siempre ha evitado utilizar la palabra mapuche. "Son en realidad araucanos mestizos con fuerte carga blanca", ha dicho el Premio Nacional de Historia de 1992 y académico de la Universidad San Sebastián, Sergio Villalobos (89). El autor de la Breve Historia de Chile (1987), quien prefiere resaltar cuestionados términos como "pacificación" y "consenso", y cuyos comentarios sobre los pueblos originarios suelen sacar ronchas y desatar polémicas, publicó el martes una carta en el diario El Mercurio, titulada Mapudungun. Sus palabras volvieron a avivar el fuego.

"Se está proponiendo la enseñanza del idioma autóctono, sin comprender que se trata de una lengua moribunda que poquísimos hablan", escribió. "Se puede recorrer La Araucanía por todos los rincones y es difícil encontrar a alguien que entienda unas cuantas palabras. Se nota el propósito de no parecer indígenas y ser tenidos por chilenos comunes y corrientes. La verdad es que desde el siglo XVIII son mestizos bastante asimilados al ser chileno", agregó.

Para Villalobos, la deducción es contundente: "La incorporación (del pueblo mapuche) a la civilización es casi completa. Es el resultado de siglos de contacto y de una actitud favorable de los dominadores". Hacia el final del mismo texto, que ayer fue duramente criticado en redes sociales, se lee: "Es curioso comprobar que no existe casi ningún estudio del mapudungun realizado por araucanos y han sido solo chilenos y extranjeros los que han elaborado tratados sobre la materia. (…) No se entiende por qué se desea perder el tiempo y el esfuerzo y derrochar los fondos del Estado. Más urgente es intensificar el conocimiento del castellano y también el chino. El mundo no retrocede".

Disminuida, pero no muerta

Según la encuesta Casen del año 2015, más del 75% de quienes se reconocen como pertenecientes a pueblos originarios no hablan el idioma de sus abuelos. Tal podría ser también el caso del mapudungun, pero el periodista y autor de Historia secreta mapuche, Pedro Cayuqueo (43), tiene sus reparos: "Es una lengua de amplio y cotidiano uso social en diversos territorios en la zona mapuche, existiendo bolsones lingüísticos bastante reconocibles como la periferia rural de Temuco, la zona pehuenche de Alto Biobío, Lonquimay e Icalma; y las zonas costeras de Huapi y LleuLleu, entre otras" dice a La Tercera.

"En todos esos territorios -asegura Cayuqueo- existen diversos lof y comunidades donde la lengua no se restringe a lo ritual o ceremonial; es de uso social cotidiano. El profesor Villalobos solo demuestra con su comentario un profundo desconocimiento de la geografía social y lingüística del pueblo mapuche en la actualidad".

Para el poeta de origen mapuche, Elicura Chihuailaf (Sueño azul, 1952), "no es aceptable que un Premio Nacional de Historia hable de esa manera".

"El señor Villalobos no ha madurado y a su edad ya tendría que haberlo hecho", dice Chihuailaf. "Quizás lo mejor sería que se retire. Ni siquiera vale la pena responderle, porque ya tiene esa costumbre. Es un verdadero delirio el suyo, pero insisto, es lamentable que un Premio Nacional de Historia le esté mostrando a los jóvenes lo peor de ese Chile superficial y enajenado. Desde mi punto de vista, como historiador tendría que saber que de lo que él habla es producto de la violencia que han ejercido unos pocos a través de un sistema educacional excluyente. Su visión de la historia y multiculturalidad de Chile es etnocéntrica y sesgada, pues el mapudungun ha sido y sigue siendo excluido de las universidades y la academia. Eso es producto de la violencia", opina.

Cayuqueo agrega: "Villalobos intenta hacer pasar por tesis académica una posición que es claramente ideológica respecto del pueblo mapuche y su presente. El es defensor y promotor de la uniformidad cultural y racial que caracteriza la idea decimonónica del Estado-nación, de allí su insistencia en señalar que los mapuche ya no existimos al mimetizarnos con la sociedad y cultura chilena. Aquella es claramente una posición ideológica, heredera de aquella mirada 'civilización versus barbarie' propia de las elites del siglo XIX".

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El autor de Historia secreta mapuche, Pedro Cayuqueo.[/caption]

Al tanto de la publicación de la carta, el también poeta y músico mapuche Leonel Lienlaf (Palabras soñadas, 1969) prefirió no referirse a los dichos de Villalobos: "Me he enterado de la polémica, pero creo que no merece mayores comentarios. Villalobos es ya un señor de edad y hace rato que perdió el sentido común".

En 2017, en otra de sus columnas publicadas en El Mercurio (La Araucanía y sus falsedades), Villalobos escribió: "El cristianismo introdujo la creencia en un solo dios, justiciero y misericordioso, que imponía la bondad y el buen trato, organizaba la familia, amparaba la justicia y el respeto al Estado. (…) Se desplazaron mitos y creencias, la hechicería, venganzas y sacrificios humanos, la acción maligna de las machis y muestras de canibalismo".

El también historiador y académico de la Universidad de Chile, Alfredo Jocelyn-Holt (64), cree que es tiempo de restarle tribuna a sus palabras. Sabe a quién tiene en frente, dice: "Villalobos ha dicho estas cosas 30 o 40 veces. ¿30 o 40 veces habrá que comentarlas? Me resisto a eso", dice a La Tercera. "Ha dicho que los mapuche son borrachos y flojos, y que su demanda no es legítima, entonces qué más se podría esperar de él. La clave en esto es que él es de Angol, y cuando naces en Angol tienes ciertas obsesiones. Villalobos es un personaje que en esta materia es tan repetitivo que no merece ni un solo segundo de análisis", agrega.

Quien pone paños fríos en esta discusión es su colega y también Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar (83). "Don Sergio Villalobos, como persona y como historiador, me merece el mayor respeto", dice a La Tercera. Sin embargo, se suma a lo que otros han dicho:

"Es una verdad histórica irrefutable que el pueblo mapuche ha sido, por siglos, atacado e ignorado, lo que ha disminuido su presencia histórica en el día de hoy. Pero no ha muerto. Sigue luchando por una causa cuya validez nadie en su sano juicio puede desconocer. (…) Es verdad que el idioma mapuche no se habla cotidianamente en las calles y pueblos del país. Pero sí en las reducciones y grupos naturales. Además, es una lengua histórica atávica de este país. Tiene más legitimidad que el 'castellano'", opina.

"Ninguna lengua, por muerta que esté, puede ser ignorada por un historiador como medio para estudiar, comprender y solidarizar con los pueblos antiguos. (…) No quiero creer que el historiador Villalobos opina del modo que opina porque se domicilió en el bando de los "dominadores", fuere el ejército que atacó en el siglo XIX a los mapuche con armas de repetición, fueren los consorcios madereros que agostan hoy lo que queda de su territorio, sistemáticamente. Quiero creer, más bien, que su opinión surge de hipótesis insuficientemente fundadas aún. De ser esto último, insto al profesor a continuar el trabajo de investigación e interpretación", concluye.