Marcelo tiene 16 y siempre estuvo convencido de ser gay. Nunca se ha sentido cómodo con la brusquedad del fútbol ni las peleas. Prefiere bailar música disco y escuchar a Donna Summer. En su colegio también es visto como gay, aunque nunca ha dicho algo al respecto. A pesar de lo que todos dicen y piensan, él está confundido por su radiante vecina y compañera de curso Sabé, quien a su vez, experimenta dudas similares.
"Yo era un niño especial. Eso decía mi mamá y mi papá se enojaba cuando la escuchaba", escribe Marcelo en las primeras páginas de lo que podría ser un diario de vida. En esas anotaciones, recuerda el día que su hermano menor le dijo que pateaba como niña mientras jugaban a la pelota. "No sabía si reírme, sentirme ofendido... Finalmente reí, pero esa tarde me quedé pensando en todo este cuento de mi ambigüedad sexual", apunta.
Los pensamientos de Marcelo son parte del relato principal en Algo malo dentro de mí, la más reciente novela de Roberto Fuentes (1973). "Siempre me ha interesado el mundo frágil de los jóvenes", dice el autor, que en el 2015 decidió dar un giro hacia la literatura infantil y juvenil, y publicó Estrella. El título será editado en Italia e Israel y con él se transformó en el primer escritor nacional en ser publicado por Nube de Tinta, el mismo sello que trae los libros de John Green (Bajo la misma estrella).
Sin embargo, el autor de Está mala la cosa afuera, volumen de cuentos con el que debutó en 2002, asegura nunca haber estado lejos del género, ya que en sus cuentos y novelas el denominador común que más brilla es la aparición de protagonistas jóvenes y adolescentes.
"En todos aparecen personajes de ese tipo. Me gustan porque están siempre metamorfoseándose, son receptivos, vulnerables y fuertes, se atreven a experimentar... los adultos nos volvemos más rígidos", explica Fuentes, quien además es constructor civil y docente en Duoc.
¿Por qué se interesó en el género juvenil?
Me interesaba porque todo lo que se escribía en Chile era muy conservador. La gente cree que a los niños no se les puede hablar de ciertas cosas, menos a los jóvenes. El arte debe ser un reflejo de la realidad... yo quiero eso, que el lector se refleje y que, por lo menos, los haga cuestionarse.
Otro de los sellos característicos en su literatura es la autobiografía. "En la novela anterior, Betto era mi alter ego", apunta, pero para Algo malo dentro de mí decidió alejarse del ejercicio introspectivo y partir desde cero. "Fue más difícil porque hay que salir de uno mismo... Ahora todos los personajes son bien distintos entre ellos y tienen voces características", agrega.
Sabé es energética y atrevida, Natalia cínica y realista, mientras que Diego, tranquilo y sociable, lidia con la historia de su familia. Las voces de cada uno de ellos se intercalan con la historia central de Marcelo. Así, en un capítulo conocemos la visión de Natalia, para luego ser enfrentada con la de Diego o Sabé, y dar cuenta de cómo experimentan las adversidades que surgen.
"Primero nació Marcelo, pero aquí, más que una historia, hay una intención de tocar el tema de autoconocerse, y no sólo hablo de identidad sexual o género, sino una social. De cómo estoy parado frente a mis amigos y el resto", ahonda sobre el tema central de la novela el autor de Todos íbamos a ser putas, .
Ambientada a fines de 2016, la historia transcurre en San Miguel y sigue la amistad entre los cuatro jóvenes de la misma edad. "Quería contar como los chicos se enfrentan a esa búsqueda que puede ser solitaria. Ellos se acompañan", reflexiona.
Algo malo dentro de mi, que ya está en librerías, es una de las tres novelas que Fuentes espera publicar este año. Prepara un libro infantil para Santillana, y otra novela adulta ambientada en los 90. Además, tiene ganas de retomar en el género que lo vio nacer como escritor: "Siento la necesidad de escribir cuentos, pero creo esperaré hasta publicar la novela adulta y empezaré, derechamente, a escribir cuentos", sentencia.