Sala de prensa del Palacio de Festivales y Congresos de Cannes. Desde un celular enarbolado por la mano del director de fotografía suizo Fabrice Aragno se escucha la voz cavernosa de un hombre que parece recién levantado de la cama. Es Jean-Luc Godard, que una vez más no ha asistido a presentar su película en el Festival de Cannes, pero que se digna a bajar de su nube y habla cara a cara, o cara a celular, con los reporteros y admiradores.

La experiencia fue una de las más singulares en el último festival, donde el director de 87 años presentó su nuevo filme, Le livre d'image (2017). Un año antes, en la versión 2017 del encuentro, hubo otra cita con el reverenciado sobreviviente de la Nueva Ola, aunque en forma indirecta. Se trató de la exhibición de la película Godard, mon amour (2017), que con ánimo irónico y una estética pop buscó desmitificarlo

La mejor manera tal vez de bajar del pedestal al autor de Sin aliento (1960) es buscarle el lado risible a su vida de artista militante a fines de los años 60. Es decir, cuando era el cineasta que se tomaba más en serio en su generación. Su compatriota Michel Hazanavicius (1967) escudriña al personaje de esa manera en Godard, mon amour, que se estrena este jueves en las salas capitalinas.

Formado en la publicidad e influido por el cine de Hollywood, Hazanavicius está en las antípodas de lo que representa Godard, cuyas películas nunca fueron masivas, pero están hoy más cerca del videoarte que del cine narrativo. Director de la ganadora de cinco Oscar El artista (2011), Hazanavicius logró de cierta manera en Godard, mon amour recuperar el favor de la crítica, que trató bastante mal su cinta La búsqueda (2014), drama ambientado en la guerra chechena de 1999.

En su nueva película, Hazanavicius prueba que maneja mejor en la carretera del humor que en la del drama y transforma a veces a Godard en un intelectual de modales payasescos. Basada en el libro autobiográfico Un año ajetreado de la actriz Anne Wiazemsky (1947-2017), Godard mon amour recrea un año en la vida del realizador y de su pareja, interpretados por Louis Garrel y Stacy Martin, respectivamente.

Es el período en que Godard realiza La chinoise (1967), su cinta más política y suerte de profecía de los movimientos de Mayo del 68. La tragicomedia se produce desde el momento en que Godard parece avanzar lejos en sus metas intelectuales y ni un sólo milímetro en la relación con su pareja. Anne Wiazemsky, que murió el año pasado a los 70 años y era 17 años menor que Godard, rechazó varias veces la oferta de llevar su libro al cine. Finalmente aceptó la propuesta de Hazanavicius motivada por algo que nadie le había insinuado: transformar la narración en una comedia.